TESSERA termina el año con 3 citas bien diferenciadas, una subasta de juguetes, que entronca con su interés por llevar al público de la capital la más interesante memorabilia, otra especializada en numismática, y su venta especial de Navidad, en la que podremos encontrarnos pintura antigua, escultura contemporánea, dibujo y artes decorativas.
La nueva cara en el mercado del arte de Madrid define su carácter de manera consistente desde que comenzase su andadura hace unos meses. La búsqueda de nuevos mercados y clientes se combina con la especialización de sus ventas. Si contábamos en nuestro anterior artículo que su primera venta dedicada a joyas y relojes había tenido un buen desenlace, no podemos pensar menos de su siguiente cita, una licitación que pone el foco en 114 piezas adornadas con diamantes.
Tessera arriesgó el pasado mes al organizar la primera subasta online de objetos relacionados con el mundo del cine en España, pero salió airosa de la cita. Su estrategia consistente en celebrar un mayor número de subastas, con menor cantidad de lotes, pero que sigan una temática común parece estar dando sus frutos.
La nueva casa de subastas madrileña coronó con buenos resultados su primera subasta online dedicada a joyería y relojes, y nos invita a pujar en sus próximas citas especializadas en cine y obra gráfica.
Ya estábamos echando de menos la presencia de Alcalá, y justo a tiempo nos presentan una venta con la variedad de piezas a la que nos tiene acostumbrados.
La arqueología está consiguiendo sólidos resultados en los últimos meses. Eso sí, siempre que hablemos de piezas más o menos arquetípicas. Hay ciertos mercados en los que los coleccionistas se obsesionan con un restringido número de tipologías, esto resulta en luchas encarnizadas para conseguir un objeto perteneciente a dichas categorías y en ventas problemáticas para todo aquello que se salga de la “norma”. En cuanto a las piezas verdaderamente excepcionales, únicas o con referencias en los grandes museos, el resultado puede ir en ambas direcciones, es evidente que la expectación será grande, pero si se acompaña de unas estimaciones demasiado optimistas puede conllevar el fracaso de la venta. El objetivo de casas de subastas y galerías debería ser “aleccionar” al público, para que desarrolle un gusto más rico y diverso en este área.
Coll & Cortés trae a Madrid a Paulette Tavormina, una fotógrafa neoyorkina que se mueve entre el siglo XVII y el XXI de manera excepcional. Sus obras, que toman inspiración en las naturalezas muertas del 1600 en adelante, combinan la pericia técnica con un ojo especialmente entrenado para discernir los pequeños detalles que crean una gran pieza.
Como todos los años, julio llega cargado de piezas importantes en el departamento de grandes maestros y, entre ellos, varios nombres españoles, como Murillo, Ribera o Nicolás Falcó. Esta vez, además, contamos con una selección de distintos objetos, y no solamente los acostumbrados lienzos. A pesar de esto, el protagonismo lo roba una vez más Rubens.
Hay pocos artistas que traten el tema del desnudo de una manera tan cruda, honesta y, al mismo tiempo, atractiva como lo hace Lucian Freud. El británico brilló la noche pasada con un imponente lienzo titulado Retrato sobre una colcha blanca, que se vendió por más de 22 millones de libras. La retratada, Sophie Lawrence, es uno de los pocos modelos de Freud que no fue una amante, familiar o celebridad. Este dato dota de cierto intimismo a la pieza, que por otra parte cuenta con todo el placer voyerista que acostumbra a rodear los desnudos femeninos. No en vano Lawrence se encuentra contorsionada para dejar ver al espectador lo máximo de su anatomía. La carnalidad de este retrato provocó una guerra de pujas en la sala y a los teléfonos y se convirtió en la obra más cara de la noche.
Pocas sorpresas nos depararon Christie’s y Sotheby’s en sus ventas especializadas en arte insular las pasadas semanas. No en vano los artistas incluidos cuentan con una carrera consolidada por la historiografía moderna y con valores afianzados, por lo tanto, los coleccionistas saben a qué atenerse.
