Una tabla de Lluis Borrassá en Segre

Lluis Borrassá y taller. Milagro de san Pedro Mártir y los náufragos, c. 1421-1425. Salida: 75.000 euros. Remate: 90.000 euros

Una tabla de Lluis Borrassá en Segre

Atractiva oferta navideña de la sala en su cita para el día 15, completada por Morales, Zóbel y Palazuelo, entre otros


(Si quiere ver los resultados de la subasta, pulse aquí)

 

Pocas veces salen a pujas en nuestro exiguo mercado nacional piezas especialmente señaladas de grandes maestros antiguos. Segre tiene una extraña capacidad para hacerlo como silenciosamente, sin darse demasiada importancia, por  lo bajinis, que decíamos cuando éramos pequeños. Por recordar sólo tres casos, recientes, me permito citar el gran cuadro del Ornato en la Puerta de Guadalajara, 1760, de Lorenzo de Quirós, que subió hasta los 180.000 euros la convocatoria pasada (ver), la venta al Museo Sorolla del Caballero con banda (O/L, 78,2 x 57,5 cm), pintado en diciembre de 1882 por un joven con menos de veinte años llamado Joaquín Sorolla (ver), o el bellísimo San Miguel venciendo al demonio, 1510, de Pedro Delgado, en octubre de 2019 (ver).

Esta vez la propuesta, como decía, es muy atractiva, también en los Old Masters. Sin duda, la pieza por antonomasia es una tabla de Lluis Borrassá (c. 1360-1425) y taller procedente del retablo de santa Marta, santo Domingo y san Pedro mártir de la capilla de santa Marta de la catedral de Barcelona. Titulada El milagro de san Pedro mártir y los náufragos, c. 1421/25 (temple/tabla, 97 x 63,8 cm; lote 60), fue dada a conocer por Post en 1950, y desde ese momento, ha aparecido en numerosos estudios nacionales e internacionales como obra de referencia del gótico internacional, un estilo un tanto singular que irrumpió en la corona de Aragón hacia 1400. Post la pudo ver porque se encontraba en la colección del barón y la baronesa Cassel van Doorn, en su residencia de Nueva Jersey; pero antes de su etapa americana, había estado en la colección de Josep Genescà y en la del médico Joan Ramon Campaner. Al morir el barón, toda su importante e imponente colección salió a la venta en varias subastas –para que nos hagamos una idea más exacta, hubo una en Bruselas, siete en París y una última en Nueva York-; en una de ellas, fue adquirida, para la peculiar colección de temática naval de Raúl Roviralta, marqués de Roviralta de santa Clotilde, y por descendencia a los actuales propietarios, que la presentan con un estudio de Albert Velasco.

El precio de salida, 75.000 euros, parece atractivo y no sería extraño pues, que dada la importancia de la tabla, el lugar de procedencia y la historia que sucintamente hemos bosquejado, subiera algunas pujas, aunque no es un tipo de pintura que esté especialmente demandado en estos momentos.

Una antigua referencia se retrasa a octubre de 2008, cuando una tabla con un Nacimiento de Cristo (O/T, 122 x 88 cm), que la sala atribuía a un discípulo de Lluis Borrassá, fue subastada en Palais Dorotheum, Viena, y vendida por 55.000 euros. En este sentido, conviene leer el artículo de Héctor San José publicado en junio en esta misma sección de Ars Magazine, “La Generalitat reactiva las compras públicas con otra tabla de Lluís Borrassá” (ver), donde repasaba las dos últimas compras de la Generalitat que, en febrero, pagó 75.000 euros en Sala de Ventas Barcelona por La profesión de san Pedro Mártir -que según los especialistas Albert velasco y Santiago Alcolea, pertenecería al mismo retablo que la actual, el de la capilla de santa Marta de la catedral de Barcelona-, y en junio, cuando Balclis ofreció El martirio de los sirvientes de san Hipólito, volvió a ejercer el derecho de tanteo y se lo adjudicó por 70.000 euros. Cita, asimismo, otras dos tablas más, menores, vendidas ya a particulares por 35.000 euros cada una. Se percibe el esfuerzo de la Generalitat por hacerse con obras importantes del pintor por lo que cabe esperar que intente ejercer de nuevo su derecho de tanteo el martes que viene, si no sube demasiado…

La otra gran pieza de pintura antigua es una delicada tabla del pacense Luis de Morales, El divino. Se trata de un ejemplar de Ecce Homo, c. 1565/70 (óleo sobre madera de pino, 38 x 30 cm; lote 65), que perteneció nada más y nada menos que al papa Pío IX, y que a juicio de la especialista Isabel Mateo debemos considerar como obra autógrafa, sin intervención de taller, de excelente calidad. El tamaño es reducido, como pide una obra de devoción privada, y la ejecución minuciosa; y la temática, a pesar de ser un Ecce Homo, no se goza en los aspectos sangrantes y dolientes, sino que muestra una mirada amable, aunque cansada y dolida. Curiosamente, guarda un enorme parecido con el ofrecido por 120.000 euros, y no vendido, en Fernando Durán en julio de 2017 (ver). Y así, los 35.000 euros pedidos, que deberían subir, confirman que es una obra especial, atractiva.

Para terminar este apartado, citaré las obras de Il Volterrano (73; 12.000 euros), Matías de Torres (77; 9.000 euros), Francisco Rizzi (79; 7.000 euros) y, sobre todo, la inédita de los hermanos mexicanos Nicolás y Juan Rodríguez Juárez (84; 8.500 euros).

Para las otras piezas importantes de la cita, debemos trasladarnos al siglo XX porque, de nuevo, brillará con luz propia un lienzo de Fernando Zóbel. Esta vez se trata de Alcázar de Sevilla. Diciembre, 1968 (O/L, 80 x 80 cm; 260), firmado el 18 de enero de 1968 que iniciará las pujas desde los 70.000 euros. Especialmente interesantes en esta obra me parecen el color rojizo invernal, poco habitual en su amplia producción de gama siempre muy reducida, y el juego de perspectiva que producen las marcadas líneas verticales en blanco. Vista la venta en enero pasado de su Transparente por la ventanilla, 1966 (O/L, 60 x 60 cm; ver), que subió de 36.000 a 75.000 euros, apenas una semana después de remate por 130.000 euros en Durán de La calle estrecha II, 1970 (O/L, 82 x 100 cm; ver), no debería extrañarnos si sube de nuevo algunas pujas, y más teniendo en cuentas las fiestas y los regalos de estas fechas.

En un escalón inferior, debemos citar dos obras más, interesantes. La primera, por lo poco habitual, un gouache sobre papel de Pablo Palazuelo, Artefacto variante II, 1989 (51 x 66 cm; 265), procedente de la galería Soledad Lorenzo, por el que se piden de inicio nada menos que 28.000 euros, intentando acercarse a las ventas que recordamos en octubre de 2007, en torno a la muerte del artista. Y de Rafael Canogar, un buen Los jugadores de cartas, 1966 (O/L, 96,5 x 129,5 cm; 278), procedente de Juana Mordó, y por el que se piden 24.000 euros (lejos de los 12.000 en que se ofreció en esta misma sala en septiembre de 2005, quince años ha).

Sin duda, me parece que será muy interesante ver y comparar los remates de estas piezas. La tabla de Borrassá con el lienzo de Zóbel, dos pintores que han traspasado las fronteras nacionales. Y, en menor medida, la tabla de Morales, pintor para papas y reyes, con el papel de Palazuelo.

Por lo demás, y a vuelapluma ya, no se pierdan las piezas de Elena Asins (264; 18.000 euros) y Miquel Barceló (293; 69.000 euros). Y en otro nivel, la pintura pintura de José Manuel Broto (297; 15.000 euros), la de Juan Navarro Baldeweg (314; 14.000 euros) y la fotografía de José Manuel Ballester (359; 11.000 euros), entre otras muchas. Oferta y calidad hay. Daniel Díaz @Invertirenarte

Lluis Borrassá y taller. Milagro de san Pedro Mártir y los náufragos, c. 1421-1425. Salida: 75.000 euros
Pablo Palazuelo. Artefacto variante II, 1989. Salida: 28.000 euros
Juan Navarro Baldeweg. Paisaje, 1993. Salida: 14.000 euros
Luis de Morales. Ecce Homo, c. 1565-70. Salida: 35.000 euros
Rafael Canogar. Los jugadores de cartas, 1966. Salida: 24.000 euros
José Manuel Ballester. Contenedores II, 2004. Salida: 11.000 euros
Fernando Zóbel. Alcázar de Sevilla. Diciembre, 1968. Salida: 70.000 euros
José Manuel Broto. Sin título, 1983. Salida: 15.000 euros