Comenzaba mi artículo de previos de Ansorena diciendo que “Si siempre es una alegría que salga al mercado una pintura del sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), todavía lo es más cuando se trata de este tipo de obras de calidad contrastada” (ver). Ahora hay que añadir un punto superior a esa alegría porque su santa coronada
En ARS Magazine respetamos tu privacidad. Utilizamos cookies estrictamente necesarias para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web. Asimismo, utilizamos cookies opcionales con fines estadísticos y analíticos para personalizar tu experiencia de navegación y presentarte información acorde a tus preferencias. Tienes la opción de aceptarlas todas, de ajustar su configuración según tus preferencias o de rechazarlas. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Leer más