Escultura monumental en la Marlborough

Escultura monumental en la Marlborough

Escultura monumental en la Marlborough

La galería inaugura hoy la primera de dos exposiciones que integran un ambicioso proyecto en torno al trabajo realizado a gran escala de los artistas. Nombres españoles como Antonio López, Blanca Muñoz o Francisco Leiro conviven junto a autores extranjeros contemporáneos como la recientemente fallecida Beverly Pepper, George Rickey o Marina Abakanowicz. 


Beverly Pepper.

Diferentes lenguajes, múltiples materiales y diversos estilos. Pero un desafío común: el trabajo en gran formato. Esa es la premisa de la que han partido los organizadores de Escultura monumental I, una muestra que pretende ahondar en cómo siete artistas se enfrenta a las piezas que sobrepasan la escala humana.

Desde hoy y hasta el próximo 21 de marzo, la galería Marlborough reúne varias decenas de obras de Magdalena Abakanowicz, Beverly Peper, George Rickey, Tom Otterness, Antonio López, Francisco Leiro y Blanca Muñoz, en un singular montaje que juega con la idea de exterior/interior. Quizá porque muchas de las obras de gran formato descansan normalmente en jardines, parques y lugares al aire libre.

Para simular precisamente ese entorno natural, se han cubierto los diferentes rincones de la galería con un gran césped artificial. De este modo, invita al espectador a que contemple cada pieza con calma, en un contexto más acorde, e incluso permite que el visitante se tienda en el suelo para observarlas con mayor atención.

Beverly Pepper. "Wedge Tree" y "Ptolemy’s Wedge II". 2005 ambas. Acero corten.

El metal parece uno de los elementos preferidos para elaborar estas obras monumentales. Beverly Pepper, por ejemplo, fue una pionera en el uso del acero corten con fines artísticos. Fallecida hace apenas unos días durante la preparación de la muestra, esta autora americana afincada en Italia deja tras de sí siete décadas de trayectoria moldeando el hierro, el bronce y el acero. De ella se muestran varias piezas con formas geométricas y abstractas hechas con acero corten.

Por su parte, George Rickey comenzó a experimentar con las estructuras de metal durante su servicio en la Segunda Guerra Mundial. Obsesionado por el equilibrio y el movimiento, desarrolló un tipo de escultura cinética muy particular, como puede verse en la exposición. El minimalismo de sus piezas contrasta con las obras más voluminosas de Tom Otternes compuestas a partir de iconos, esferas y cilindros. Aquí exhibe algunas de esas emblemáticas figuras que le han convertido en uno de los autores más prolíficos de escultura pública en Estados Unidos.

En España, si hay una artista que conoce bien el metal, es Blanca Muñoz. Somete al acero como si de un material maleable se tratase; lo retuerce y lo curva a su antojo hasta conseguir sus estructuras orgánicas de acero, como pude comprobar la vez que visité su estudio (ver aquí). En esta ocasión, dispone de un lugar especial en la muestra, con cinco obras realizadas durante la última década, como deferencia a su reciente nombramiento como académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Un reconocimiento que, confiesa la propia escultora, «es un honor, al poder estar cerca de grandes intelectuales».

Blanca Muñoz. "Cueva de Montesinos II". 2006-2019. Acero inoxidable. 220 x 360 x 252 cm. Fotografía: SGM
Antonio López. "Carmen despierta (el día)". 2008. Bronce. 245 x 209 x 246 cm; "Carmen dormida (la noche)". 2008. Bronce. 3, 240 x 191 x 225 cm.

Antonio López es otro de los referentes indiscutibles de la escultura –además de pintura– nacional que ha recurrido al metal para llevar a cabo diversas obras de gran formato. En su caso, prefiere trabajar con el bronce. Carmen despierta (el día) y Carmen dormida (la noche), son los mejores ejemplos escultóricos del artista hiperrealista a escala monumental y los primeros encargos que realizó en solitario.

Francisco Leiro. "Escorrodoira". 2019. Hierro y granito. 220 x 185 x 110 cm.

Quien haya visto las enormes cabezas situadas en la estación de Atocha, encontrará familiar ese rostro aniñado con los ojos abiertos y cerrados, que representa a la nieta del autor cuando tenía apenas seis meses. Un ejemplo de escultura pública que ahora podemos ver también dentro de la galería.

Francisco Leiro es el tercer representante español de la muestra. Aunque habitualmente trabaja en madera, en este caso presenta una pieza hecha con hierro y granito. No renuncia, sin embargo, a su estilo expresionista, donde la escultura siempre figurativa simula la metáfora de la fragilidad humana. «En mis obras hechas en granito represento la figura de una forma esquemática, con la intención de respetar la fuerza intrínseca del material», explica.

De vuelta al ámbito internacional, falta mencionar a Magdalena Abakanowicz, última escultora de gran formato presente en esta exposición. Como Leiro, focaliza su trabajo en el ser humano, y sus obras poseen un marcado carácter social y político. A menudo recrea el ambiente de su Polonia natal asolado por la guerra en sus grupos escultóricos e instalaciones, como esas Standing Figures (2000) que vagan sin cabeza hacia ninguna parte.

Escultura monumental I es, como decíamos antes, la primera parte de un proyecto mayor que integra una segunda muestra sobre igual asunto centrada en otros tantos autores: Tony Matelli, Kenneth Snelson, Red Grooms, Martin Chirino, Juan Genovés, David Rodríguez Caballero y Josep Maria Riera i Aragó. Pero eso será a partir de marzo. Sol G. Moreno

Tom Otternes. "Kissing Spheres (Large)". 2016. Bronce. 190,5 x 132 x 89 cm. Fotografía: Pierre le Hor.
Imagen general de la sala, con obras de Antonio López. Al fondo, "Standing figures" de Marina Bakanowicz.
George Rickey. "Two Lines Up Excentric Gyratory II". 1998. Acero inoxidable. 320 x 254 x 254 cm.