Segre, entre Juan Carreño de Miranda y Luis Gordillo
Junto al inédito Autorretrato del asturiano destaca en la licitación del martes 16 de febrero un pequeño grupo de óleos de maestros antiguos como Morales, Pantoja de la Cruz o Meléndez
Creo que la salida al mercado, en Segre, de un nuevo Autorretrato, c. 1680/4 (O/L, 62,5 x 46 cm; lote 153) de Juan Carreño de Miranda (1614-1685), puede ser calificada sin temor a la exageración de feliz hallazgo. Aunque para muchos coleccionistas pueda tener menos interés que una escena religiosa o un retrato de un personaje destacado de su época, como los que hizo de Carlos II o de la regente Mariana de Austria como Pintor del rey, para la historia sí tiene un interés especial. Primero por su calidad y buen estado de conservación, porque nos permite comprobar de nuevo su precisión y sutileza en el manejo de la pincelada y en el color, de verdadero maestro, con esa sabia mezcla veneciana y vandyckiana. Segundo, porque se trataría del segundo Autorretrato conocido, los dos primeros ahora en colecciones privadas españolas (diferente del que salió a pujas en Isbilya, como se preguntó en rrss, ver). Y además, porque al decir de Quesada, que realiza el estudio, podría tratarse del que perteneció a Meléndez, a Jovellanos, a Ceán Bermúdez y al Marqués de Salamanca, de quien se subastaron sus pertenencias en París, donde estuvo un tiempo antes de volver a ofrecerse, esta vez en Londres.
Obra de madurez, con el pintor superando ya los sesenta años, es un verdadero testamento de sabiduría, de concisión de medios al más puro estilo velazqueño, sin trampa ni cartón, sólo pintura. Y se ofrece por 22.000 euros, un precio más que atractivo, teniendo en cuenta además que el otro Autorretrato citado, se subastó en Isbilya hace unos años con una salida de 40.000 euros.
Recordemos además en este sentido la compra de un Carlos II, en Sotheby’s en diciembre de 2009 de uno de gran calidad (206 x 106 cm), por 73,250 GBP (80.978 euros; ver), que se vendió en julio de 2016 por 52,500 GBP (61.703 euros; ver). Un segundo en Morton Auctions, justo dos meses antes, en mayo de 2016, procedente de Colnaghi (207 x 123,5 cm), que alcanzó los 184.270 euros (por debajo de la estimación; ver), y un tercero presentado en Perrin-Royere-Lajeunesse (202 x 125 cm), en junio de 2014, de 202 x 125 cm, que fue vendido por 99.136 euros. Y el de Christie’s, sólo la efigie y el pecho (O/L, 54,6 x 41,9 cm), que alcanzó en enero de 2009 los 62,500 USD (ver)…
Pero hablábamos al inicio de un pequeño grupo de óleos de maestros antiguos, especialmente interesantes. De Miguel Jacinto Meléndez, otro inédito: Retrato de la reina María Luisa Gabriela de Saboya, c. 1702/14 (O/L, 64,8 x 52,3 cm; 163), ligeramente recortado, pero con todos los parabienes de Elena Santiago Páez, por 15.000 euros. De Luis de Morales y taller, una delicada aunque inacabada tabla, inédita también, con la Virgen enseñando a escribir al Niño (O/T, 58,5 x 41,5 cm; 158), que está en clara relación con el ejemplar del Museo de San Carlos de México (ver y ver), por 32.000 euros. Atribuido a Juan Pantoja de la Cruz, Retrato de caballero con golilla, c. 1603 (O/L, 96 x 72 cm; 148), con ciertas similitudes con el de Pedro de Franqueza y Esteve, conde de Villalonga (ver), por 8.400 euros. Una Sobrepuerta con tres amorcillos portando una guirnalda (O/L, 72,5 x 236,5 cm; 147), del Taller de Rubens, por 12.500 euros. Y finalmente, no se pierdan la Naturaleza muerta con pavo, panes y otros objetos (O/L, 38 x 60 cm; 145), atribuido a Francisco Barranco, por apenas 2.000 euros…
Avancemos al siglo XX. Una pieza sobresale, muy por encima del resto. Es el acrílico de Luis Gordillo, Grabando cantos de sapos, 2000 (A/L, 196 x 233 cm; 387), expuesto en la galería Marlborough de Madrid en 2002, por el que se piden 39.000 euros, por debajo de los 46.000 euros pedidos en esta misma sala en septiembre de 2019 (ver y ver). En general, el coleccionista medio prefiere las obras desde los sesentas a los ochentas, pero Alcalá vendió por 120.000 euros Blancanieves y el lobo feroz, 1996 (A/L, 166 x 250 cm; ver y ver), en octubre de 2017, y en marzo de 2019, Deshielo libidinal, 1985 (A/L, 100 x 365 cm; ver) por 30.000 euros. En ese sentido, cabe citar también su Trípticos globulitos, 1984 (A/L, 106,5 x 225 cm; ver), que alcanzó en Christie’s Madrid en octubre de 2006, los 42.000 euros…
Y luego viene un conjunto de papeles importantes, no obra menor, que merece la pena citar. Lo encabeza, en mi opinión, el de Alberto, Mujeres, 1958/60 (acuarela sobre papel, 80 x 55 cm; 299), más que por su calidad, que repite sus modelos en años ya tardíos, por lo poco habitual de su obra en el mercado; portada del catálogo y procedente de la colección del propio artista que falleció en Moscú, se piden 8.500 euros. Dos extranjeros le siguen: el de Sonia Delaunay, Flores. Diseño para una tela, 1952 (gouache/papel, 32 x 49 cm; 296), del que ya se han vendido varios similares aquí, por 7.500 euros; y Nativos, 1961 (acuarela y tinta sobre papel, 23,5 x 31 cm; 297), del cubano Cundo Bermúdez, por 4.900 euros. En el apartado español, debemos citar primero los más clásicos, del simbolista canario Néstor, Boceto que reinterpreta La bacanal de Rubens, 1615, 1921 (lápiz, 10,5 x 15 cm; 281) por 500 euros, y el de Carmen Laffón, Bodegón, c. 1990 (carboncillo sobre papel, 45 x 59 cm; 274), por 6.000 euros. Y después, otros más modernos, donde me quedaría con el gouache de ese interesantísimo experimento llamado Equipo 57, Sin título, 1961 (32 x 32 cm; 320), expuesto en la IV Bienal de San Marino, en 1963, por 3.500 euros, y la fresca mezcolanza de color, texturas y formas de Mixtura, 2003 (construcción en óleo sobre papel, 100 x 81 cm; 333), de Rafael Canogar, por 5.000 euros. Para todo tipo de coleccionistas. Daniel Díaz @Invertirenarte
