Gregorio Martínez y la pintura antigua en Fernando Durán
En la oferta de los días 9 y 10 de octubre sobresalen además los lienzos de los antiguos Francisco Ribalta y Onofrio Palumbo
(Si quiere ver los resultados de la subasta, pulse aquí)
Ya en junio pasado, Fernando Durán ofreció dos muy buenas tablas del vallisoletano Gregorio Martínez (1547-1598). Se trataba de una Adoración de los pastores y de su correspondiente pareja de Adoración de los Reyes Magos (O/T, 89 x 64 cm), fechadas en 1596, poco antes de su fallecimiento, con sus típicos colores dulces pero fríos, su exquisito dibujo, y sus amplios pliegues en los ropajes, entre otras características (ver). Lo malo de las tablas no era ni su temática, ni su calidad ni su estado de conservación, sino sencillamente los excesivos 100.000 euros pedidos, que no encontraron coleccionista que quisiera pagarlos junto al 21% de la comisión, claro; 121.000 euros finales.
Esta vez, por ahí andarán los euros. Se trata de una muy atractiva tabla de La Virgen con el Niño, santo Domingo de Guzmán y santa Clara (O/T, 60 x 44 cm; lote 1021), con dimensiones propias de la devoción privada, firmada con un escueto MRNEZ, y expuesta allá por 1981 con los comisarios Jesús Urrea y Juan José Martín González (Pintores vallisoletanos siglos XVI al XVIII, nº 1). Esta vez la Virgen está en un bello y tardorenacentista trono, con el Niño que parece resbalarse, queriendo acercarse a santa Clara; dos querubes por arriba levantan el telón verdoso del fondo mientras santo Domingo contempla extasiado la escena (y un perro con la vela encendida a sus pies, similar al vendido esta pasada semana en Italia por 200.000 euros; ver). ¿Habrá coleccionista que quiera ofrecer los 60.000 euros pedidos por esta tabla? Esperemos que esta vez sí porque la obra respira calidad por los cuatro costados.
En una línea similar, pero con un precio mucho más atractivo, se sitúa la escena de La educación de la Virgen (O/L, 140,5 x 117 cm; lote 982), de Francisco Ribalta. Si algún coleccionista quiere comprar algo bueno y barato, que puje por esta pieza, que ofrece una escena íntima con calor de hogar, con unos blancos asombrosos aunque sean típicos del leridano afincado en Valencia, e incluso con un paisaje renacentista al fondo. Además, posiblemente esta obra es que la Orellana recuerda “en la iglesia valenciana de San Juan del Hospital, que tras la Desamortización pasó a manos privadas y fue fotografiada en el archivo Mas cuando estaba en la colección Coma Cros de Barcelona”. Aunque, claro, los 9.000 euros que se piden, subirán.
Ligeramente posterior, y muy cercano a José Ribera, es el buen San Juan Bautista (O/L, 95 x 126 cm; 1024) de Onofrio Palumbo, activo en Nápoles a mediados del siglo XVI tras formarse con Giovanni Battista Caracciolo y Artemisia Gentileschi. Con estudio de la doctora Viviana Farina y publicado por Nicola Spinosa en su amplio Pittura del Seicento a Napoli. Da Caravaggio a Massimo Stanzione (Nápoles, 2010) y en catálogo de la muestra Artemisia Gentileschi e il suo tempo (Milán, 2016, págs. 276-277), sorprenden la calidad del dibujo, la fuerte iluminación caravaggista y el empastado colorido. Su precio: 24.000 euros. Y en esta línea italiana, no desprecien por ser menor el San Jerónimo (O/L, 61 x 52,5 cm; 976) de Césare Fracanzano, por 8.000 euros.
Avancemos al siglo XIX, donde nos encontramos con lo español y lo filipino… Sale de nuevo a pujas un lienzo de Juan Luna, Retrato de joven con vestido rojo (O/L, 46 x 46 cm; 943); si en marzo pasado cometamos que los 150.000 euros pedidos me parecían “tal locura oportunista, por mucho coleccionista filipino que pueda pujar, que ni se detengan” (ver), esta vez los 80.000 euros lo sitúan en la línea de los 113.028 euros pagados en Leon Gallery, Filipinas por Una chula (O/L, 47 x 39 cm; ver). Lo sorprendente es que se dedique apenas ya la mitad de una cara a este lote, seguido de una Campiña francesa, c. 1890 (O/L, 69 x 59 cm; 944), de Félix Resurrección Hidalgo, por 50.000 euros, en la otra mitad de esa cara…
Y saltamos ya al inicio del siglo XX, con una obra de un nivel superior, y no sólo porque se ofrezca por 65.000 euros. Me refiero al lienzo que Darío de Regoyos firma en 1907, Yurreta. Printemps Basque (O/L, 61 x 50 cm; 64), firmado, fechado y titulado en el bastidor. Expuesta en siete ocasiones, la más reciente e importante en la retrospectiva del Museo de Bellas Artes de Bilbao en 2013-2014, en Darío de Regoyos. La aventura impresionista, y en el Museo Thyssen de Madrid ese 2014, y reproducida en cuatro publicaciones, es uno de esos paisajes que muestran bien a las claras la influencia impresionista.
La cifra pedida recuerda las 72,000 GBP (81.722 euros) pagadas en Sotheby’s Londres en diciembre de 2017 por El Tajo de Ronda (El Puente Nuevo) (O/L, 60 x 51 cm; ver), así como los 75.000 euros en que se había adjudicado un mes antes en Ansorena su Plaza granadina, 1905 (O/L, 61 x 50 cm), que subió desde los apenas 32.000 euros (ver). De venderse, superaría también el paisaje El gobelas (O/L, 50 x 61 cm), vendido en Christie’s Londres en julio de 2010 por 58,000 GBP (69.872 euros; ver).
Y, por último, dos bronces de Baltasar Lobo, que siempre son un aliciente: Mere et enfant, 1947 (bronce, 4/8, 51,5 x 39,5 x 18 cm; 74) por 30.000 euros, y Femme assise, 1986 (bronce, 6/8, 94 x 63 x 28 cm; 396), por 60.000 euros, ligeramente rebajada de los 80.000 pedidos en junio pasado (ver). En julio de 2015 Ansorena sacó Mère et enfant II, 1992 (HC 1/4, 58 x 50 x 26 cm) por 22.000 euros y se adjudicó por 44.000 euros; en ese artículo hacíamos un breve repaso por sus ventas, que quizá merezca la pena releer (ver). Y, para terminar, les recomiendo la Visión de san Juan de la Cruz, Ávila, 1956 (O/L, 96 x 100 cm; 50), de Benjamín Palencia, por 24.000 euros, y un buen Antes de encontrarse, 2007 (56 x 41 cm; 161), de Juan Uslé, por unos ajustados 14.000 euros, además de la amplia oferta de piezas interesantes de Pérez Villalta, Chema Cobo, y un largo etcétera. Daniel Díaz @Invertirenarte