Banksy en Ansorena
La sala pide 14.000 euros por una serigrafía de su mano que se ofrece en la cita de los días 9 y 10 de abril
Ansorena sitúa en la portada de su catálogo un grabado del buscado y reconocido artista callejero británico Banksy, probablemente como reclamo para nuevos coleccionistas de contemporáneo. Sea esa la intención u otra, el caso es que ofrece de su mano una conocida serigrafía sobre papel de 2003, Weston Super Mare (35 x 100 cm; lote 256). Firmada y titulada en la plancha, no a mano por el autor, y con una tirada de nada menos que 750 ejemplares -más las AP y HC de rigor que sean, que no serán pocas tampoco-, sale a pujas por 14.000 euros, lo cual significa que el comprador debería pagar, al menos los 17.080 euros finales (14.000 más el 22% de premium, impuestos ya incluidos).
Detengámonos un momento, por favor, porque esto es mercado internacional… y los comportamientos son algo distintos. De hecho, hace unos meses comenté la esperada subida en esta misma sala de los bronces-oveja de Lalanne en la sala (ver) y más de uno se asombró, incrédulo; y no digo nada ya de los comentarios vertidos sobre el grabado de Hockney que superó los cien mil euros hace poco (ver).
Banksy es el rey Midas actual, la gallina de los huevos de oro, el niño que proclama que el rey va desnudo, pero con un lenguaje tan claro, sencillo, irónico y actual que todo lo vende a precios astronómicos. Todos recordamos cómo su Love is in the air, 2018(142 x 78 x 18 cm) se convirtió con la trituradora en Love is the bin, 2021 en aquel montaje de Sotheby’s Londres cuando fue adjudicado por 16 millones de libras (18,582,000 GBP; 21.944.859 euros; ver) allá por octubre de 2021. O los 16,758,000 GBP (19.457.780 euros) pagados en Christie’s Londres poco antes, en marzo de 2021, por su Game changer, 2020 (O/L, 91 x 91 cm; ver), creado durante la pandemia, a cierta distancia ya de los 14,558,000 USD (12.559.405 euros) pagados por Sunflowers from Petrol Station, 2005 (O/L, 102 x 87 cm; ver) en Christie’s Nueva York en noviembre de 2021, o de los 9,879,500 GBP (11.134.344 euros) pagados en Sotheby’s Londres en octubre de 2019 por un más que irónico también muy provocador Devolved Parliament, 2009 (O/L, O/L, 250 x 420 cm; ver), con monos…
Claro, con estos precios no es extraño que por un trabajo seriado -a pesar de que el artista muy probablemente ha tenido más bien poco que ver en la intervención-, firmado y titulado en la plancha, y numerado como 504/750, se pidan ya 14.000 euros. Veremos en qué termina porque es buen reclamo aunque no sea un precio muy atractivo.
Retrocedamos a la pintura finisecular del XIX con algunas pinceladas. La más destacada sería la del lienzo de Joaquín Sorolla, Busto de caballero, 1884 (O/L, 52 x 41,7 cm; 740). Pintado con 21 años, es obra que hoy día sigue produciendo cierto asombro por su maestría en el manejo del pincel y los toques de color, nada habituales en esos años donde aún se destilaba un acabado mucho más dibujado, incluso decimonónico, podríamos decir. Adjudicado en Christie´s Nueva York en febrero de 1994 por 82,000 USD (73.176 euros), más comisiones e impuestos y transporte a su actual emplazamiento en Madrid, se ofrece ahora por la mitad de precio, 45.000 euros, que deberían subir.
Recordemos en este sentido que en junio de 2020, su ligeramente anterior Caballero con banda (O/L, 78,2 x 57,5 cm; ver), pintado en diciembre de 1882 y por el que se pedían 95.000 euros, fue vendido por Segre al Estado en postventa para el Museo Sorolla, donde puede verse actualmente. Y El perro dogo, c. 1887 (O/L, 27,2 x 43 cm), de esa misma cita, que subió de 25.000 a 34.000 euros (ver).
Junto a Sorolla, no se pierdan los lienzos de Santiago Rusiñol (741, por 32.000 euros), Hermenegildo Anglada-Camarasa (744 por 30.000 euros) y Juan de Echevarría (745 por 12.000 euros). Y menos aún el Retrato de militar, 1857 (O/L, 94 x 74 cm; 734), de Antonio Malantic que, sin tener una calidad alta está pintado por un filipino por lo que los apenas 4.000 euros pedidos subirán, sí o sí, aunque por motivos obvios no se disparará. Y el álbum filipino con acuarelas recogiendo los daños del terremoto de Manila de 1863 (814), que parte desde los 12.000 euros.
Si retrocedemos al mundo tardo-barroco y al barroco, serán parada obligada algunos lienzos. El del novohispano mexicano Juan Correa, La Virgen del Carmen amparando bajo su manto a diferentes santos (O/L, 178 x 140 cm; 653), por el que se piden 32.000 euros, y que la sala pone en relación con el vendido hace unos años en Alcalá por la salida, 7.000 euros (ver). Y los bodegones de Pedro de Camprobín, Cesta con membrillos y granada (O/L, 36,5 x 45,5 cm; 651) -del que “Jordan sugirió, a través de fotografías, la autoría de Camprobín en comunicación escrita”- por 49.000 euros, y el de Mateo Cerezo, Bodegón de pescado (O/L, 83 x 63 cm; 649), por 19.000 euros y que, “según la propiedad, Peter Cherry confirmó la autoría de la obra en un examen físico de la misma”.
Y para terminar, el mundo gótico. Del Maestro de Liria, una tabla con San Andrés, santa Catalina de Alejandría y san Juan Bautista c. 1390 (temple y oro sobre tabla, 86 x 131 cm; 647), analizada por Albert Velasco, por la que se piden 38.000 euros. Más asequibles, por 18.000 euros cada una, las tablas del aragonés representante del gótico internacional Blasco de Grañén, Ángel de la pasión con la linterna, c. 1440/5 (temple y oro sobre tabla, 89,5 x 29,5 cm; 646), estudiada también por Velasco, y un espectacular San Bartolomé (temple y oro sobre tabla, 214 x 57,5 cm; 645) de la mano de Gonzalo Díaz y Nicolás Carlos (activos en Sevilla desde finales del siglo XV), procedente de la iglesia de San Miguel de Alcalá de Guadaira (hasta 1808), que no me extrañaría que intentara comprar el Estado. Daniel Díaz @Invertirenarte