Resultados dispares en las ferias contemporáneas
Tras una semana de vértigo cargada de eventos culturales en Madrid, se confirma la reactivación del mercado del arte, aunque de manera dispar. En ARCO, por ejemplo, el optimismo exagerado del primer día se fue desinflando a medida que pasaban las jornadas, algo que ocurrió también en Art Madrid, SAM, JustMad o Drawing Room, que consolidan su número de visitantes y regresan a niveles cercanos a 2019.
Era la prueba definitiva, la tabla de salvación de muchas galerías que llevan dos años acumulando pérdidas y reducciones de plantilla. La semana del arte contemporáneo en Madrid se ha planteado como el termómetro ideal para confirmar la reactivación del mercado, con las ferias regresando a sus fechas habituales, la reducción de las restricciones y unas perspectivas cargadas de ilusión.
La situación, desde luego, invitaba al optimismo. Las subastas nacionales están obteniendo excelentes resultados durante los primeros meses del año, con subidas de escándalo como Sorolla –de 60.000 a 140.000 euros en Ansorena–, y adjudicaciones de obras contemporáneas de, por ejemplo, Millares, cuyas obras se han vendido por 240.000 y 360.000 euros en Ansorena. Incluso encontró comprador el primer NFT por encima de las cinco cifras (200.000 euros en Durán).
Frente a estos datos, es lógico que las ferias madrileñas pensasen en recoger el testigo, reunidas de nuevo en unos pocos días. Conscientes también de ello, las galerías participantes apostaron fuerte por las piezas que llevaban, como demostró la calidad de las obras expuestas en ARCO, Art Madrid, JustMad, Drawing Room y SAM. Y es que tras un 2021 desmadejado, con citas dispersas entre varios meses, este parecía el momento perfecto para confirmar la recuperación definitiva del mercado del arte contemporáneo, porque la aspiración de todos ha sido regresar a datos previos a la pandemia. Ese propósito se ha cumplido en parte, a tenor del número de visitantes de las diferentes ferias: 75.000 personas en ARCO, un incremento del 20% en JustMad y unos 10.000 en Drawing Room. Las ventas, por supuesto, también han experimentado una mejora; no podía ser de otra forma, si comparamos las cifras actuales con las del año pasado.
Sin embargo, si hacemos una lectura más atenta, veremos que los resultados han sido desiguales para según qué participantes. Primero, porque la sombra de la guerra en Ucrania echó para atrás a muchos coleccionistas intercontinentales. Segundo, porque como ocurre a menudo, las galerías de primer nivel siempre consiguen salir airosas de su apuesta por la presencialidad en las ferias, mientras que los participantes más humildes difícilmente consiguen cubrir gastos.
En ARCO, por ejemplo, las ventas anunciadas en Lelong el primer día por valor de 400.000 y 550.000 euros contrastan con las galerías noveles que se estrenaban en la sección Opening, pues el sábado aún no habían conseguido cerrar ninguna operación reseñable. Parece como si el entusiasmo del miércoles, acompañado de público profesional, puntos rojos y adquisiciones tanto privadas como institucionales, se hubiese ido desinflando poco a poco a medida que pasaron las jornadas. Y si esa jornada todo eran buenas sensaciones, al día siguiente la invasión rusa de Ucrania empañó parte de ese optimismo generalizado.
En cualquier caso, cabe celebrar el balance positivo de la edición 40+1 de ARCO, que cierra con ventas millonarias. El resto de ferias celebradas en las mismas fechas –Art Madrid, JustMad, Drawing Room y SAM– también acogieron centenares de visitantes ávidos por comprar, aunque no a cualquier precio.
Los organizadores de JUSTMAD, por ejemplo, se felicitaban por la asistencia de público –un 20% superior al año pasado– y por el «importante incremento» en las ventas. Son ya 13 ediciones apostando por el arte emergente, por eso coleccionistas como Pilar Citoler y Fernando Encinar acudieron en busca de nuevas piezas, como también hicieron Entrecanales, Kells Art Collection, TMF o ADMIRANDA.
Algo parecido ocurrió en la quinta edicion del Salón del Arte Moderno (SAM), que este año se estrenaba en la Fundación Carlos de Amberes. La combinación del histórico edificio construido en 1877 con los maestros de la vanguardia española como Dalí, Miró o Arroyo animaron a público y ventas. Concretamente Jordi Pascual habla de «éxito rotundo» y mencionaba la venta de una obra de Tàpies, entre otras.
Entre las citas ineludibles ART MADRID, que en 2022 ha cumplido 16 años con una clara defensa por las autoras femeninas. También DRAWING ROOM hizo una apuesta importante por reinventarse, esta vez con una selección de maestros clásicos y modernos en el apartado +Masters. Clausuró su séptima edición con casi 10.000 visitantes, cifra cercana a la época precovid, y galeristas como Albert Martí Palau –de Palau Antiguitats– y Fernando Carnicero –de Ruiz Linares– que quedaron muy satisfechos. El primero vendió un dibujo de Rusiñol por 3.000 euros y un retrato de Casas, además de varios grabados de Goya por entre 500 y 1.500 euros. Por su parte, Carnicero obtuvo buenos resultados con el trabajo de Eva Rodríguez Góngora, de quien logró adjudicar un tercio de las obras que llevaba. Entre otras ventas destacadas, nombres de maestros modernos como Ricard Canals, Eduardo Sánchez Solá y Miró, vendidos en Petritxol, galería Cortina y Martínez & Avezuela, respectivamente; así como los artistas actuales Toshiro Yamaguchi (Lucía Mendoza) y Jorge Martín (presente en Exhibit y en Arte Periférica). Buenas sensaciones, por tanto, las que se vivieron la semana pasada entre todas las ferias, aunque las ventas fuesen desiguales. Sol G. Moreno