La realidad reinterpretada de Constanza López Schlichting y Elisa de la Torre
La madrileña Galería Montsequi acoge hasta el próximo 30 de marzo una exposición conjunta en la que ambas artistas bucean en el subjetivismo para plasmar, a través de sus lienzos, su realidad cotidiana. Dos enfoques distintos pero complementarios que han titulado, respectivamente, Necesito renacer y [Arenas] y sobre el que ellas mismas nos han hablado.
Si tuviéramos que enumerar las diversas miradas de los artistas y las alusiones a la “nueva realidad” a la que nos ha llevado la pandemia de la COVID-19, la lista sería interminable. Pero lo cierto es que el confinamiento que vivimos el pasado 2020 ha sido el motor para nuevas creaciones y, cómo no, para la reinterpretación de la realidad cotidiana; de nuestra realidad. Buena muestra de ello, por citar al menos un ejemplo, son las Pinturas analógicas de Alfonso Albacete.
Esta misma línea argumental, aunque con un enfoque completamente diverso, es la que ahora propone la madrileña Galería Montsequi, donde se confrontan dos puntos de vista diversos pero que se complementan a la perfección. Esta es precisamente una de las aspiraciones de esta galería, que arrancó su trayectoria en el año 2004 y que tiene como objetivo el mostrar nuevos lenguajes de expresión artística. Para la ocasión, aúnan sus fuerzas dos pintoras ya consolidadas, Constanza López Schlichting (Madrid, 1971) y Elisa de la Torre (Madrid, 1990).
A la producción pictórica Constanza López ya nos acercamos en 2017 cuando hablamos de su serie Natura, donde la artista pasó de los temas urbanos a la reinterpretación de la naturaleza. Necesito renacer ahonda en ese proceso en una serie de óleos pintados durante la pandemia en los que manifiestan lo que su título indica, todo ello a través de formas cargadas de movimiento y de un potente colorido. Dentro de esta serie, una de sus pinturas más llamativas es Desayuno en el confinamiento, donde la protagonista es su hija, a la que admira por lo poco que se quejó durante aquellos meses. Las alusiones a la naturaleza y a su constante renacer a pesar de las dificultades son, como decimos, fundamentales y así se refleja, por ejemplo, en Deshilachada pero siempre renaciendo.
¿Por qué el título de «Necesito renacer» y cómo se gestó?
“Desde que comenzó la pandemia y nos vimos obligados a parar nuestras ajetreadas vidas, todo este tiempo me parecía privilegiado porque te hacía preguntarte muchas cosas y mirar más. Me parece que siempre tenemos la necesidad de empezar, de estrenar, de renacer. Nos acostumbramos a todo y damos por echo incluso a la persona que duerme a nuestro lado.
Esta idea de renacimiento me vino confirmada por la naturaleza. Durante el confinamiento los pájaros volaban como locos delante de mi ventana y había palomas torcaces de un tamaño que yo no había visto nunca. Los animales estaban felices. Y las flores me mostraron ese renacer que ellas hacen constantemente. Así que comencé a pintar unas flores muy sueltas, flores que parecen gritar, flores que salen de fondos oscuros y flores de gran colorido que cantan a la vida”.
¿Qué te ha influido a la hora de trabajar y por qué predomina el acrílico?
“He tenido un impulso mayor, juzgándome menos duramente que en otras épocas, es un baile con los pinceles y creo que eso se nota. He usado mucho acrílico porque tengo una forma de pintar muy espontánea y necesito que seque rápido la pintura para que no quede sucia. Aunque también uso el óleo que consigue unos fundidos muy buenos”.
¿Cuáles son las alusiones al Renacimiento y por qué has querido aludir también al temporal Filomena?
“Las alusiones al Renacimiento (cómo época histórica) son sólo en la forma circular de algunos cuadros, en el clasicismo de uno de ellos con rosas amarillas y en la fuerza de la pincelada y del color que aluden a la necesidad de resurgir, de renacer, de la naturaleza, de mi misma, de la sociedad…”.
Elisa de la Torre es la otra apuesta de la exposición, cuya producción ha titulado [Arenas]. En palabras de Izaskun Monfort, comisaria de la muestra y crítica de arte independiente, “sus piezas nacen de un juego experimental entre diferentes sustancias y pigmentos que reaccionan sobre el propio lienzo”. Esto se refleja en los materiales empleados, en este caso el pan de oro, que aplicado sobre el lienzo da como resultado una pintura fluida, llena de irregularidades y texturas. La pintora también nos ha respondido a algunas cuestiones.
¿Qué significa [Arenas] dentro de tu producción?
“Todas mis series hacen referencias a elementos naturales como una abstracción de paisaje. Tiene que ver con una visión de la materia que asemeja las formas, colores y accidentes, cuya contemplación recuerda y sitúa en ese emplazamiento. [Arenas] hace referencia directa al desierto, a la arena reseca y brillante, a una estética blanca, vacía y sosegada. Llevaba casi un año conceptualizando esta serie y parte de mi tesis doctoral, defendida hace unos meses sobre la estética de lo imperceptible. Me interesa trabajar un aparente vacío lleno de información imperceptible e insignificante, cuya sola atención convierta en significante y en poética: el pequeño brillo de la pintura cristalizada que sólo se aprecia cuando la luz incide de soslayo en la materia, o la belleza de las grietas generadas en la materia que recuerdan y son huella de la ausencia de agua en el desierto».
¿Qué encuentras en la técnica mixta a la hora de pintar?
“Trabajo con una técnica mixta en constante desarrollo y experimentación de pintura fluida mezclada con minerales y sustancias químicas que generan una cristalización de la materia y una generación de relieves, texturas y fragmentaciones naturales. Me interesa seguir el orden aleatorio de la materia y jugar con lo inesperado, en un juego constante de armonización del caos”.
¿Qué has querido mostrar con Arenas y qué la diferencia de otras series anteriores tuyas?
“Esta serie, de 8 piezas, se diferencia mucho de las anteriores en la estética que engloba la percepción de lo imperceptible. Otras series son más vistosas, más impactantes, pero con Arenas quise adentrarme en el juego de la contemplación de la levedad de su apariencia, destacar los pequeños destellos insignificantes que hacen singular el vacío abrumador del blanco, del desierto inquietante, de la arena infinita. En el vacío yace la pura posibilidad y, en esta aparente nada, cabe destacar la belleza de la mínima percepción de lo imperceptible”.
Para quienes no puedan viajar a Madrid, la exposición puede visitarse virtualmente en este link. Necesito renacer y [Arenas] permanecerá abierta en la Galería Montsequi (c/Alonso Cano, 42) hasta el próximo 30 de abril.