Fernando Durán, a la búsqueda del mercado internacional
La propuesta asiática, con obras de Affandi, Gunawam y Zóbel, marcará la cita de los días 29 y 30 de junio
En junio de hace tres años, alertamos ya sobre la marcada apuesta por autores internacionales en la sala de la calle Conde de Aranda. En el artículo de previos, subrayamos las piezas de Condo y Giaquinto, por una parte, y otra más heterogénea con Affandi, Baselitz o Mario Carreño (ver). Los resultados de la cita nos dieron en parte la razón, al sobresalir las ventas de Affandi, Condo y Guayasamín, entre otros (ver).
Pues bien, los tiempos son complicados en nuestro país, aquejado por una inflación que ha degradado nuestro poder adquisitivo notablemente, y la situación europea no parece especialmente halagüeña. No se trata de ser agoreros, sino de destacar la visión del departamento de contemporáneo a la hora de ofrecer una alternativa sólida y atractiva para un mercado distinto, como es el asiático en general.
En esa propuesta, destacan tres obras. La primera, por comenzar por un relativamente viejo conocido, el ya citado indonés Affandi (1907-1990). Sobre él ya escribimos en aquellos artículos, a los que nos remitimos para las referencias de mercado. Simplemente recuerdo que la sala adjudicó su Before the cockfight, 1963 (O/L/T, 98 x 141 cm), por 130.000 euros, a cierta distancia de los cien mil en que se ofrecía a los coleccionistas. Esa es la cifra escogida de nuevo, para ofrecer esta vez un ligeramente más tardío Cockfight, 1975 (O/L/T, 99,3 x 128,5 cm; lote 95), más alegre y colorista, que en buena lógica debería subir también algunas pujas. Comprado por una colección privada madrileña, se adquirió en el Diody’s, Hotel Intercontinental, en la muestra Selected Paintings, Jakarta, Indonesia, 7-4-1981 (enmarcado y adherido a tabla por Wah Cheong Artistic Picture Framer, Hong Kong, con etiqueta al dorso), de donde se adjunta el documento de compra.
Con la misma procedencia, mismo paso a tabla y de la, suponemos, misma colección madrileña, se ofrece por primera vez en nuestra país una obra del también indonés Hendra Gunawam (1918 – Bali, 1983), que junto a Affandi y a Sudjojono conformarían los tres adelantados del arte moderno indonesio. Hijo único, noble, autodidacta, estuvo trece años encarcelado por sus revolucionarias ideas políticas contra la dominación holandesa en su país (ver). Tras morir pobre, su mundo creado que describía su país, su sociedad y su personalidad, habla más de la libertad y de la belleza de lo que le rodeaba que del terror que se podía percibir, con un colorido exuberante y una figuración libre, quizá un tanto naif para el gusto europeo. Sobre sus precios, me parece que son bastante reveladores estos dos enlaces a sus ventas en Sotheby’s (ver) y en Christie’s (ver), que han sabido aprovechar como pocas ese tirón. La obra que ofrece Fernando Durán es Ladies with fish in a sea landscape, 1974 (O/L/, 87,3 x 143,3 cm; lote 97), por 120.000 euros. No es precio para cualquier coleccionista, obviamente, pero sí me parece que tiene un punto atractivo para sus coleccionistas dispersados por el mundo y para los concentrados en Hong Kong.
El tercero en la batalla se llama Fernando Zóbel, perfectamente conocido y situado ya en nuestro imaginario. De su mano, un interesante lienzo titulado Recuerdo de La Pasarela, 1967 (O/L, 80 x 80 cm; 92), “la de la calle San Fernando (en Sevilla los miradores se llaman cierros). En Madrid, veinticinco de Mayo 1967”, como indica en su texto en el ángulo inferior derecho. Expuesta, lógicamente en la misma galería La Pasarela, Sevilla, entre 1967 y 1968, se piden por él 95.000 euros; cifra que ahuyentará a más de uno, no sería extraño que subiera alguna puja, dada la singularidad del mismo.
En ese mirar internacional destacaría por último un dibujo de primera madurez de Augustin Pajou, Fuente con el dios Pan y amorcillos (sanguina, lápiz con realces en blanco y aguada sobre papel, 51 x 35 cm; 858), firmado y fechado por el escultor en 1760, con apenas 30 años. Conocido por sus trabajos para la iglesia de los Inválidos de París, el Palais Royale o Versailles, sus esculturas de corte neoclásico ya se pueden ver en el Louvre. Por el diseño se piden 35.000 euros, en la línea de los 54.000 euros en que se adjudicó en marzo de 2019 en Christie’s París su sanguina de La Famille du satyre ou L’Enfance de Bacchus (41,9 x 56 cm), fechada en Roma en 1755 (ver). O de los 36.000 euros ofrecidos en junio de 2009 por una acuarela de 1761, en Beaussant Lefrevre SARL, Lycurgue présentant leur nouveau roi aux Spartiates (ver).
De nuestro mercado nacional, unos breves apuntes para terminar. El primero, una escultura a base de varillas de hierro en dos planos, Móvil, 1965 (130 x 120 x 0,5 cm cada estructura; 91), de Eusebio Sempere, por 30.000 euros; recordemos en este sentido, que en noviembre pasado su Columna, 1974 (260 x 71 cm), se adjudicó a un único comprador que ofreció los 68.000 euros pedidos (ver). Segundo, un lienzo de Joan Hernández Pijuán, Paisatge vestit de blanc 1, 1999 (O/L, 180 x 150 cm; 88), expuesto en la galería Soledad Lorenzo (Hernández Pijuán, Madrid 4 abril-6 mayo 2000), de esos austeros pero con fuerza colorista típicos de sus últimos años, por 25.000 euros.
Y dos esculturas importantes, de calidad, por 20.000 euros cada una, para coleccionistas que saben apreciar, y pueden tener en un casa piezas de tamaños grandes. La primera, de Pello Irazu: Pliege 03, 2004 (hierro, madera, hexacomb, cinta adhesiva y pintura, 240 x 340 x 348 cm; 100), expuesta en la galería Soledad Lorenzo (Pello Irazu. Pliegues. Esculturas y dibujos, Madrid 9 septiembre al 9 octubre 2004). Y de Txomin Badiola, Sacrificio, 2005 (construcción en madera metal y plástico, fotografías y materiales impresos, 320 x 210 x 310 cm; 101), expuesta también en la galería Soledad Lorenzo (Txomin Badiola. Rêve sans fin (la técnica), Madrid 10 octubre a 11 noviembre 2006). Todo un lujo. @Daniel Díaz