El Prado adquiere la Juno de Alonso Cano

El Prado adquiere la Juno de Alonso Cano

El Prado adquiere la Juno de Alonso Cano

La pintura, única manifestación mitológica conservada sobre lienzo de las pintadas por el granadino, había permanecido en una colección particular madrileña desde que fue dada a conocer por el profesor Pérez Sánchez en 1999. Su incorporación a la colección permanente de nuestra primera pinacoteca, tras pagar 270.000 euros, refuerza la realidad de que los artistas españoles del Siglo de Oro que trabajaron en torno a la corte madrileña trabajaron con cierta frecuencia este tipo de género.


Si a finales del año pasado anunciábamos la compra por parte del Museo del Prado del Calvario del círculo de Hugo van der Goes, el 2021 sigue arrojando buenas noticias; y es que podemos confirmar que nuestra primera pinacoteca acaba de incorporar a su colección la única pintura de temática mitológica que se ha conservado del pintor, escultor y arquitecto granadino, Alonso Cano (1601-1667): Juno que, hasta la fecha, pertenecía a una colección particular madrileña y que se encuentra entre lo mejor de su producción.

Alonso Cano. Juno. Hacia 1645-1650. Óleo sobre lienzo. 105 x 45 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid. Fotografía: Imagen M.A.S.

Nada se sabía de esta pintura hasta 1981, año en el que el profesor Alfonso E. Pérez Sánchez y su maestro Diego Angulo tuvieron conocimiento de ella cuando estaba en manos de una marchante madrileña. De aquel episodio sólo quedó como testigo una fotografía en blanco y negro, pues el cuadro quedó en paradero desconocido hasta el año 2001, en los momentos previos a la gran exposición dedicada al IV centenario de su nacimiento que tuvo lugar en el Hospital Real de Granada. Identificada en la colección madrileña en la que ha permanecido hasta ahora, fue una de las grandes protagonistas de la muestra, hasta el punto de convertirse en portada del catálogo de la misma (1).

Previamente, en 1999, el profesor Pérez Sánchez había publicado dicha fotografía en un volumen fruto de dos seminarios sobre el granadino que habían tenido lugar dos años antes en Sevilla y Málaga, promovidos por la Fundación Argentaria. En su artículo (2) ya daba las claves para su estudio, que luego se repitieron en el catálogo de la exposición del IV centenario y, más recientemente, en el artículo que el profesor Benito Navarrete Prieto publicó en nuestra revista (Ars 41).

La pintura posee unas dimensiones de 105 x 45 cm. Juno viste túnica verde y está coronada, portando su cetro en la mano izquierda. A sus pies aparece el pavo real que le sirve de atributo. Su rostro está próximo al de la Aparición de la Virgen con el Niño en sus distintas versiones (Alte Pinakothek de Munich o Galería Caylus entre otras); también al de la talla de Eva de la catedral de Granada, lo que la acercaría esa búsqueda de Cano a la que se refirieron algunos historiadores por aproximarse en su pintura al ideario grecorromano (3).

Su seno y pierna izquierda aparecen desnudos. La segunda está además adelantada, creando el conjunto una pose de total sensualidad directamente relacionada con el dibujo del Desnudo femenino del Museo del Prado, que posee una cronología similar a la del cuadro.

Cano cultivó la temática mitológica tanto sobre papel como en lienzo. Del primero se conservan algunos dibujos bien conocidos en los Ufiizi florentinos y en la Biblioteca Nacional de España. Esta última también cuenta con estampas grabadas por Herman Panneels y Juan de Noort sobre dibujos suyos que sirvieron para ilustrar El Parnaso Español de Francisco de Quevedo (Madrid, 1648).

Por lo que respecta a las pinturas, Mecedes Agulló dio a conocer en 1981 el inventario de bienes redactado en 1657 de Margarita Cajés, hija del pintor Eugenio Cajés (4). En él figuraban cuatro cuadros de su mano, de los cuales la pareja formada por Palas y Apolo poseía unas dimensiones similares –«media bara de ancho y bara y sesma de alto»– que la Juno.  Todas ellas volvían a aparecer en la tasación y almoneda de José de Cisneros, viudo de Margarita (1665), documento gracias al cual podemos saber que fueron adquiridas por el también pintor Juan Antonio Frías y Escalante y que Palas y Apolo funcionaban como entrepuertas (5), por lo que pudieron estar dispuestas de manera análoga a las pinturas de dioses mitológicos de las copias rubenianas de Juan Bautista Martínez del Mazo dispuestas en los testeros y el muro sur de la galería del Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid (el espacio representado en Las meninas de Velázquez [6]). Teniendo este dato en cuenta, Juno habría tenido, junto a su hipotética pareja, el mismo destino dentro de la vivienda de su primer y desconocido propietario.


(1).  Henares Cuéllar, Ignacio (dir.).  Alonso Cano. Espiritualidad y modernidad artística. Cat. exp. Granada: Junta de Andalucía, 2001, pp. 266-267.

(2). Pérez Sánchez, Alonso E. «La pintura de Alonso Cano». En VV. AA. Figuras e imágenes del Barroco. Estudios sobre el barroco español y sobre la obra de Alonso Cano. Madrid: Visor, 1999, pp. 223-224.

(3). Véase Navarrete Prieto, Benito. «Alonso Cano y la tradición clásica». Ars Magazine, nº 41, 2019, pp. 66-67.

(4). Agulló y Cobo, Mercedes. Más noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI al XVII. Madrid: Ayuntamiento, 1981, p. 35.

(5). Pita Andrade, José Manuel (dir.) y Aterido Fernández, Ángel (ed.). Corpus Alonso Cano. Documentos y textos. Madrid: Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, 2002, p. 447, doc. nº 411. En el documento las pinturas carecen ya de autoría.

(6). Véase la reconstrucción de este espacio realizada por Martínez Leiva, Gloria y Rodríguez Rebollo, Ángel. El inventario del Alcázar de Madrid de 1666. Felipe IV y su colección artística. Madrid: Polifemo, 2015, pp. 101, fig. 52 y 103, figs. 54-55.

Alonso Cano. Juno (detalle). Hacia 1645-1650. Óleo sobre lienzo. 105 x 45 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid. Fotografía: Imagen M.A.S.