El Estado sale de compras en Fernando Durán
En la cita de los días 2 y 4 de julio, destacaron además las ventas de una primera edición de Desastres de Goya por 90.000 euros y el lienzo de Zóbel por 130.000 euros
La producción de Fernando Zóbel está siendo como la tabla de salvación para las subastas. No en el sentido de que necesiten sus ventas sino que al ser algo seguro, recurrente y de fuerte cotización termina elevando de forma más que notable sus arcas.
Lo hemos visto estos meses pasados y Fernando Durán no se iba a quedar atrás. Esta vez, su lienzo Gestos XXV, 1979 (O/L, numerado como el 79-6, 69,5 x 91,4 cm; lote 105), expuesto en la galería Parke-15, en Pamplona en 1980 y reproducido en el razonado de de la Torre con Pérez-Madero (Fundación Azcona, Fundación Juan March, Ayala Foundation y Herederos de Fernando Zóbel, 2023, nº 79-6, p. 588), se ofrecía por 100.000 euros. Como comentamos en nuestro artículo de previos (ver), la subida era más que lógica y esperada. Y las pujas no se hicieron esperar y fueron llegando hasta adjudicarse el óleo de 1979 por los 130.000 euros definitivos. Por cierto, que su acuarela Palomera desde las rocas, 1979 (realizada en septiembre en Cuenca, 34,5 x 50,5 cm; 115), se adjudicó por los 12.000 euros pedidos.
En esta sección de contemporáneo, subastada el día 2, la otra gran venta fue la del grandioso díptico de Soledad Sevilla, Centro de gravedad, 2004 (O/L, 200 x 400 cm; 127). Expuesto en Logroño en 2004 en la Sala Amós Salvador, y procedente de la galería Soledad Lorenzo de Madrid, se había adjudicado en junio de 2021 en Segre por los 30.000 euros pedidos (ver); ahora, tres años más tarde, se ofrecía por 35.000 euros y en esa cifra se adjudicó. Como comenté en X, Soledad Sevilla es una grandísima artista. Este sábado volví a su expo en la Marlborough, a despedirme como quien dice; y la muestra era un espectáculo, un lujo total. No hay más que mirar hacia atrás -desde sus años pasados hasta los más lejanos- y ver el camino recorrido por la artista, pleno de rigor, lucidez e inconformismo, siempre avanzando con calidad.
Por 18.000 euros se adjudicaron el Autorretrato (gouache y acuarela sobre papel, 61 x 46 cm; 100) del mexicano Francisco Toledo, y la escultura en bronce patinado de Julio González, Nu allongé au libre, 1914 (7/9 +0, 00 y EA, 8,7 x 21,2 x 11 cm; 18), diseñada en 1914, fundida por la Fonderie Godard y procedente de la Galerie Marwan Hoss, de París.
Me alegró especialmente que el buen dibujo con aguada y lápiz sobre papel pegado a tabla de 1987, Hombre en mi estudio (92 x 70 cm; 91), de Eduardo Naranjo, pasara de 8.000 a 8.500 euros; no es mucho, alguno dirá, pero ver ese precio en un dibujo suyo, tras unos últimos años de deriva ene l mercado, anima. Y que el libro con las ocho aguatintas de Lunariae, 1972 (108/150, 65 x 50 cm; 248), de Pablo Palazuelo, subiera de 8.000 a 9.000 euros.
Y más aún que el Museo Reina Sofía comprara todos los poemas visuales de Fernando Millán y Ulises Carrión en el apartado especial de Poesía experimental y arte sonoro (lotes 193, 195, 196, 197, 199, 200, 205, 210, 211, 214, 217 y 220), que había preparado con esmero y cuidado la sala.
Siguiendo con las compras del Estado, destacó la del vallisoletano Gregorio Martínez, se hizo con la buena tabla con la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, santo Domingo de Guzmán y santa Catalina de Siena (O/T, 60 x 44 cm; 650), firmada, por los 35.000 euros pedidos esta vez; recordemos en este sentido que ya había salido a pujas en octubre de 2019 por 60.000, y en marzo de 2023 por 45.000 euros).
Grata sorpresa produjo la compra del retrato de Diego Fernández de Medrano y Zapata, 1693 (O/L, 182 x 108 cm; 643), gobernador de la provincia de Carrión, en el valle de Atrisco [Atlixco], en Puebla (México), de Escuela novohispana del siglo XVII, que subió de 3.000 a 16.000 euros. Del siglo XVIII ya, Alegoría de la monarquía española, 1791-1792 (O/L, 110 x 79 cm; 687) de Vicente López, se adjudicó por los 33.800 euros de la salida.
Además, compró un conjunto de cinco dibujos preparatorios de José Luciano Castañeda para las láminas del volumen de Guillaume-Dupaix: Antiquités mexicaines: Relation des trois expéditions du capitaine Dupaix, ordonnées en 1805, 1806, et 1807 (París, Jules Didot, 1834, 315 x 220 mm; 709), procedente de la colección del escenógrafo barcelonés Fransesc Soler i Rovirosa; esta vez fue por los apenas mil euros de la salida.
Una vez completadas las compras del Estado, mencionemos las mejores compras de particulares
La más destacada fue la de Francisco de Goya, del que se ofrecían dos lotes muy golosos. La primera edición de los grabados de los Desastres de la guerra, 1862-1863 (80 aguafuertes, 154 x 207 mm plancha; 249 x 340 mm papel; 701), se disparó de los 20.000 euros de inicio a los 90.000 euros finales. La segunda edición de los Caprichos, c. 1821-1836 (80 aguafuertes con retoques a punta seca, 216 x 154 mm plancha; 297 x 202 mm papel; 698), pasó de 10.000 a 13.000 euros. En esta línea, el álbum de estampas de finales del siglo XVIII o comienzos del XIX (45 x 32 cm, dimensiones máximas; 699), procedente de la colección del marqués de Casa-Torres, encuadernado hacia 1780-1800, se adjudicó por los 12.000 euros pedidos. Y de Antonio González Velázquez, su lienzo con el Regreso del hijo pródigo, 1747-1752 (O/L, 148 x 100 cm; 690), subió de 18.000 a 20.000 euros.
Aunque sea a vuelapluma, una atractiva Vista de Venecia desde el Molo y el Bacino de San Marcos (O/L, 100 x 108 cm; 731), del veneciano Francesco Albotto, se adjudicó por la salida, 25.000 euros.
En el mundo barroco, por la salida, se adjudicaron dos buenas piezas. Por la salida, 25.000 euros, la Inmaculada Concepción, 1670-1684 (O/L, 210 x 167 cm; 667), del madrileño Francisco de Solís, y La muerte de Adonis, c. 1640 (O/L, 100 x 140 cm; 681), según Pedro Pablo Rubens, que repetía la pintura enviada en 1639 a Madrid para la decoración de la Pieza larga del Cuarto Bajo de Verano del Alcázar de Madrid, del que se conserva un boceto en The Art Museum de la Universidad de Princeton (inv. nº 30-458) (cfr. Martínez Leiva y Rodríguez Rebollo, El inventario del Alcázar de Madrid de 1666. Felipe IV y su decoración artística. Madrid: Polifemo, 2015, pp. 326-327, nº 271); y que subió de 15.000 a 19.000 euros
La muerte de la Magdalena, c. 1667 (O/L, 49 x 33 cm; 663), del madrileño José Antolínez, procedente de la colección de los condes de Biñasco (Sotheby’s Londres, diciembre de 2005), se adjudicó por los 16.500 euros pedidos. Ya que estamos, La huida a Egipto (O/T, 19,5 x 26,5 cm; 657), firmada por el poco conocido Juan Fernández de Laredo, pasó de 6.000 a 6.500 euros. Y terminamos con la tabla de Luis de Morales cuyo Ecce Homo, 1565-1570 (O/T, 40 x 29,5 cm; 646), se adjudicó por los 35.500 euros pedidos.
Si vamos hacia el siglo XX, La Venus de Tiziano (O/L, 60 x 105 cm; 618), del malagueño finisecular Pedro Sáenz, versión de La bacanal de los Andrios del Museo del Prado de Tiziano, subió de 18.000 a 21.000 euros, a bastante distancia de la Despedida del harén (O/L, 79 x 38 cm; 696), de Vicente Palmaroli, que subió de 42.500 a 47.500 euros, siendo una de las mejores ventas de la mañana. Por último, de Fernando Labrada, su Retrato de dama (O/L, 40 x 30 cm; 420), como suele suceder con casi todo lo de su mano, subió de 6.600 a 9.500 euros. Se nota una calidad superior en las catalogaciones en la sección de maestros antiguos. Y, claramente, eso hace que haya mejores ventas… Daniel Díaz @Invertirenarte
