El Estado compra en Ansorena más de 250.000 euros
Se hace con un espectacular boceto de Joaquín Sorolla, una tabla de Regoyos y los lienzos de Maíno y Pérez Villaamil, entre otras obras
Se nota que estamos terminando el año. Nuestra política de gasto funciona de una manera un tanto perversa –si no gastas lo que has solicitado, el año que viene no podrás optar a una cifra similar pues das a entender que no lo necesitas- y, por tanto, hay que intentar gastar lo concedido. Lo cual, todo sea dicho, vienen muy bien a nuestro patrimonio, que crece poco a poco, con esas compras.
El martes fue el turno de Segre, donde hubo buenas compras por parte del Estado (ver). Ahora, el de Ansorena, con buenas adquisiciones que superan los 250.000 euros. La más significativa fue, sin ninguna duda, la de boceto de Joaquín Sorolla para su obra de pensionado en Roma, Toma de hábito, 1888 (aguada y gouache, 50 x 95 cm; 637). Como ya comentamos en nuestro artículo de previos (ver), estuvo presente en 1900 en el Salón Witcomb de Buenos Aires, donde fue comprado por Matías Errázuriz; años más tarde, en 1942, su hijo, Matías Errázuriz Alvear lo prestó para la exposición- homenaje al pintor que se organizó en la Institución Cultural Española de Buenos Aires y también para la muestra Pintores del valenciano en la Galería Ars de Valencia, ya en 1973. Recientemente, en el pasado 2021, lo pudimos disfrutar en la muestra Tormento y devoción del Museo Sorolla. Es una de esas piezas sobresalientes del pintor, por su calidad, tamaño y delicado estudio, y su precio de nada menos que 100.000 euros trataba de ser acorde con ello. Dos pujas, una por escrito y otra al teléfono, subieron el precio a 110.000 euros, e igualó el Estado haciéndose con el boceto. Gran compra.
Ligeramente posterior, de Darío de Regoyos, el Estado compró por 20.000 euros una interesante tabla inédita, dedicada al pintor Paul Émile Sautal, con la Vista de Port Royal, París, 1881 (O/T, 60,5 x 75 cm; 34); con el conocido puente en primer plano y la cúpula del Petit Palais al fondo, rodeados los edificios de una neblina que no aparece en el puente, bañado por la luz, había partido desde los 12.000. Y tres piezas menores ya (ver todos), de Jorge Oteiza (Nicanor Zabaleta, 1943-1953), de Picasso (un pañuelo para el festival de Berlín de 1951) y un Marinero en gouache de Pedro Pruna.
Pero aún quedan dos más, importantes. La de precio más alto, el magnífico paisaje de Jenaro Pérez Villaamil, Vista de Alcalá la Real, 1836 (O/L, 166 x 128 cm; 870), que se ofrecía por 60.000 euros; varios coleccionistas al teléfono trataron de hacerse con el lienzo que pasaba por ser una de sus mejores composiciones, con clara influencia del romántico David Roberts, hasta adjudicarse a uno de ellos por los finales 80.000 euros, momento en el que el Estado ejerció su derecho. La otra, un interesante lienzo de la Virgen de Atocha, c. 1634 (O/L, 100 x 80 cm; 725), cuya autoría a Juan Bautista Maíno fue devuelta por Benito Navarrete en un artículo de 2021 en Ars Magazine (ver) donde hablaba de su relación con el cardenal Monti, y el encargo cuando fue nuncio en Madrid y antes de su regreso a Italia en 1635. Lo compró por los 30.000 euros que se pedían.
Ya que estamos con los maestros antiguos, mencionemos dos ventas importantes. La primera, la de Jean-Honoré Fragonard, de quien se ofrecía un lienzo de primera época con El sueño de Antíope (O/L, 92 x 72 cm; 732), publicado en 1956 en el catálogo razonado del pintor de Louis Reau, de quien se adjuntaba un informe de la obra. Esta vez la puja por los 60.000 euros de inicio vino del extranjero vía online, para acallar las voces contrarias al uso de estas nuevas tecnologías… De 9.500 a 15.000 euros, subió la tabla de San Sebastián o retrato a lo divino con los atributos de san Sebastián (O/T, 92 x 59 cm; 729), de Escuela burgalesa, c. 1500, y que la catalogación de la sala sugiere una posible relación con Diego de la Cruz y/o con el Maestro de Burgo de Osma. Y, para terminar, los 14.000 euros ofrecidos por otro coleccionista al teléfono por La clemencia de Alejandro Magno con la familia de Darío (O/L, 115 x 132 cm; 733), de Andries Cornelis Lens, que salió por 12.000; y los 10.000 euros por la Adoración de los Reyes magos (O/L, 39,4 x 27,8 cm; 735), de Zacarías González Velázquez.
Citadas ya las compras del Estado y estas interesantes ventas de maestros antiguos, la obra que se vendió por un precio más alto fue la de Santiago Rusiñol. Se trata de un buen estudio de luces y colores, y de perspectiva, en un lienzo de importantes dimensiones ya como Lavanderas de la Barceloneta, 1890 (O/L, 75,5 x 115 cm; 869), con un buen historial de exposiciones y publicaciones, dada su calidad y, hasta cierto punto, ejecución temprana, con casi treinta años. Su salida por 130.000 euros fue ofrecida por un teléfono, pero superada por otro coleccionista que usó ese mismo medio. Y en esa cifra se remató; el comprador deberá abonar, por tanto, 170.800 euros, añadido ya el 22% de comisión de la sala y los impuestos.
Ligeramente más tardío, de 1905 para ser exactos, se ofrecía por apenas 8.000 euros un buen y colorido Paisaje de Mürren (O/L, 49,5 x 80 cm; 863), de Aureliano de Beruete; expuesto en la Caja de Pensiones, en 1983, y con antigua etiqueta en el marco (“Aureliano de Beruete / C/ Fortuny 35, Madrid”), se desató una batalla por hacerse con el lienzo, hasta adjudicarse a un coleccionista en sala que ofreció los 30.000 euros definitivos. Y de 1907, el Retrato del doctor Esquerdo (O/L, 123 x 100,5 cm; 868), de Raimundo de Madrazo, se adjudicó por los 10.000 euros de la salida, a un coleccionista al teléfono.
De la segunda mitad del siglo XX, citaremos varias ventas de ciertas cantidades ya. La más destacada, la de un lienzo de Cristóbal Toral, Interior con bodegón (O/L, 148 x 187 cm; 135), que se adjudicó por los 28.000 euros de inicio. Y los 26.000 euros por Procesión del silencio (O/L, 126,5 x 194 cm; 134), de Guillermo Muñoz Vera, que partió de 24.000. En otra línea ya, de Antoni Clavé, su Ankos et tache noir, 1987 (óleo y collage/L, 130 x 162 cm; 229), se adjudicó a un coleccionista al teléfono por la salida, 25.000 euros. En cambio, el grabado de Joan Miró, La taupe hilare, 1975 (aguafuerte y aguatinta, 10/50; 74 x 115 cm, papel: 96 x 138 cm; 228), subió de 15.000 a 19.000 euros, mientras que el grabado de Manolo Valdés, Reina Mariana II, 2000 (aguafuerte, aguatinta y collage, 2/100; 167 x 96 cm; 224), se remató por 12.000 euros.
Por último, los dos lienzos de Juan Uslé, Lumiacos o fragmentos, 1996 (O/L/T, nº 570, 61 x 46 cm; 225) y Enredo familiar, 1995 (O/L/T, nº 524, 46 x 61 cm; 226), subieron de 10.000 y 9.000 euros a 13.000 euros cada uno. No se vendió ninguna de las obras de Lita Cabellut, Marlene Dietrich 03, 2012 (Tm/L, 200 x 180 cm; 231) ni Spectacle 01, 2012 (Tm/L, 250 x 200 cm; 232), por las que se pedían 50.000 euros por cada una; se desinfla, poco a poco, como era previsible. Pero el buen dibujo de Claudio Bravo, Retrato, 1970 (lápices, 31 x 19 cm; 125), no fue extraño en absoluto que subiera de los apenas 2.000 euros de inicio a los 7.000 finales. Feliz Navidad, y hasta enero. Daniel Díaz @Invertirenarte
