Casi un millón de euros de ventas en pintura en Segre
Por encima de la tabla de Borrassá, el gran vencedor fue Zóbel, pero a los magníficos resultados se llega gracias a una larga lista de ventas con cinco cifras
Ya sabemos que las fiestas navideñas son un momento especialmente propicio para un gasto superior, una especie de premio al esfuerzo de más de trescientos sesenta días con el que uno cierra el año. Quizá en éste, con la pandemia y los confinamientos varios y variados, los coleccionistas han querido premiarse con largueza aunque ni los tiempos que corren son especialmente buenos, desde el punto vista económico, social o médico, ni el futuro cercano es halagüeño, aunque sí esperanzado.
Por eso sorprende más aún la cifra final de los remates de pintura en Segre –sin incluir la comisión de la sala ni los impuestos, ni la postventa, claro-, muy cercana al millón de euros. Y lo primero que debemos hacer, tras la mención en el mismo titular, es dar nuestra más sincera enhorabuena a la sala, que hoy continuará sus ventas con un impresionante biombo que se ofrece por 250.000 euros (ver) y mañana con joyas y relojes, la especialidad de la casa.
Pasemos ahora a desgranar algunas de las cifras destacadas porque, al final, como comentamos en nuestro artículo de previos (ver), los ojos bailaban entre la tabla de Lluis Borrassá (c. 1360-1425) y el lienzo del rey Midas, Fernando Zóbel (1925-1984). La del catalán y su taller, procedente del retablo de santa Marta, santo Domingo y san Pedro mártir de la capilla de santa Marta de la catedral de Barcelona, El milagro de san Pedro mártir y los náufragos, c. 1421/25 (temple/tabla, 97 x 63,8 cm; lote 60), se ofrecía desde 75.000 euros. Varias pujas de coleccionistas se sucedieron hasta adjudicarse por 90.000 euros, una cifra a la que el Estado, presente, quizá no llegó -de hecho sólo compró, por 550 euros, un retrato a carboncillo de Juan Ramón Jiménez, por Daniel Vázquez Díaz (30 x 24 cm; 164).
En el mundo antiguo debemos mencionar también, aunque sea rápidamente, la venta por 47.000 euros del Ecce Homo, c. 1565/70 (O/T, 38 x 30 cm; lote 65), de Luis de Morales, que partía desde unos atractivos 35.000 euros, dada la calidad y el tamaño devocional; la subida también a 11.000 euros de la tabla de la Virgen con el Niño y san Juanito (105 x 71 cm; lote 61), del Pseudo Papagayo, siglo XVI, y los 9.000 euros ofrecidos por la Adoración de los Reyes magos (O/L, 68 x 102 cm; 77), de Matías de Torres.
Pasemos ya al siglo XX, el lógico vencedor por cifras y porcentaje. Brilló con luz propia el atípico pero muy atractivo lienzo de Fernando Zóbel, Alcázar de Sevilla. Diciembre, 1968 (O/L, 80 x 80 cm; 260); la subida de 70.000 a 160.000 euros me parece que deja claro, por un lado, la patente potencia del mercado asiático, y por otra la calidad de esta pieza, de la que nadie dudaba, pero de la que creo que ninguna esperaba este fuerte remate, seamos sinceros.
No mencionamos en el artículo de previos la salida de un buen lienzo de Miquel Barceló, Bodegón con cigarrillo, 1984 (O/L, 127 x 95 cm; 293), pues en enero ya hablamos con largueza del mismo, cuando se ofrecía por 90.000 euros (ver); la rebaja actual a 69.000 euros hizo que un interesado pujase por ella y en ese precio de salida se adjudicó, en lo que ya en su momento consideré una buena compra.
No deja de ser verdaderamente llamativa la fuerza de Pablo Palazuelo en el mercado nacional. Su gouache sobre papel Artefacto variante II, 1989 (51 x 66 cm; 265), procedente de la galería Soledad Lorenzo, subió rápidamente de 28.000 a 32.000 euros, una cifra ya verdaderamente importante para un papel de estas características, y más si lo comparamos con el lienzo de Barceló y otras piezas que se adjudicaron por debajo de esta cifra. Como por ejemplo, el lienzo de Rafael Canogar, Los jugadores de cartas, 1966 (O/L, 95,5 x 129,5 cm; 278), rematado en los 24.000 euros pedidos, lejos de los 12.000 en que se ofreció en esta misma sala en septiembre de 2005, hace quince años… O del paisaje sobre táblex, Remalleuri (57 x 67 cm; 207), de la vasca Menchu Gal, procedente de la galería Biosca, rematado en 22.000 euros, ligeramente por encima de los 21.000 euros de la salida.
Estábamos con un papel de Palazuelo, así que puede servirnos también de comparación con otros papeles. Por ejemplo, los tres gouaches de José Guerrero, Sin título, 1983 (65 x 7 cm; 263), que sirvieron para la carpeta de grabados Banderas sin países. Países sin banderas, editada por Estampa en 1983, se adjudicaron en los 18.000 euros previstos. El atractivo papel de Luis Feito, Sin título, 1959 (óleo/papel, 37 x 48 cm; 249), que subió de 14.000 a 15.000 euros, procedente de la galería Guillermo de Osma. O el aguafuerte y aguatinta de Francis Bacon, Seated figure (after Study for a Portrait 1981), 1983 (Sabatier, 5; HC 4/15, 101,5 x 71 cm; 419), que duplicó su salida desde 8.000 hasta adjudicarse por 16.000 euros.
Los apuntes finales. El acero con madera de Ángel Bados, Reconstrucción, 1987 (51 x 140 x 132 cm; 290), pasó de 6.500 a 15.000 euros. Paisaje, 1993 (O/L, 200 x 240 cm; 314) de Juan Navarro Baldeweg, se remató en los 14.000 euros pedidos. Sin título (O/L, 81 x 65 cm; 280), de Juan Barjola, hizo lo mismo, pero esta vez por 13.000 euros. Por 11.000 euros se adjudicaron tanto el acrílico de Julio Le Parc, Alchimie 102, 1990 (A/L, 60 x 60 cm; 259), que partió de 7.000 euros, como la imponente fotografía de José Manuel Ballester, Contenedores II, 2004 (tres ejemplares, 124 x 297,4 cm; 359).
Por último, los extranjeros: Venecia, 1983 (O/T, 38,5 x 32,5 cm; 184), del rumano Corneliu Baba, subió de 4.900 a 15.000 euros. Y por los precios pedidos se adjudicaron Sin título, 2020 (O/L, 130 x 150 cm; 341), del joven saudí Abdullah Qandeel, por 9.500 euros, y Ou Touro, 1986 (O/L, 50 x 70 cm; 246), del argentino nacionalizado brasileño Carybé, por 14.000. Lo dicho, una fiesta de las ventas. Enhorabuena y felices fiestas. Daniel Díaz @Invertirenarte