LA BIBLIOTECA NACIONAL REDESCUBRE A ROSARIO WEISS
El pasado 30 de enero se inauguró en la Sala Hipóstila de la Biblioteca Nacional de España la muestra Dibujos de Rosario Weis (1814-1814). Se trata de la primera exposición monográfica dedicada a una artista tradicionalmente asociada a la figura de Francisco de Goya. Para la ocasión se ha reunido piezas procedentes de la Fundación Lázaro Galdiano, la Biblioteca Nacional de España, El Museo del Prado y el del Romanticismo o de la Bibliothèque municipale de Burdeos. Junto a ellas, han prestado sus fondos otras instituciones y colecciones públicas y privadas españolas.
La muestra, diseñada por el arquitecto Francisco Bocanegra, presenta más de un centenar de obras de Rosario Weiss Zorrilla (Madrid, 1814-1843), una artista que, más allá de la alargada sombra de Goya, supo encontrar y desarrollar un estilo propio que le procuró un considerable reconocimiento en su época. Prueba de ello se pone de manifiesto en la biografía que le dedicó Manuel Ossorio y Bernard en su Galería Biográfica de Artistas Españoles del siglo XIX (Madrid, 1868-1869), donde ya declaraba cómo «apenas quedan obras de su mano, aunque no es un misterio lo mucho que trabajó». Además de dibujos tan significativos como los retratos de Francisco de Goya o Ramón Mesonero Romanos, el público tiene la oportunidad de contemplar también algunas pinturas y litografías de la artista.
Rosario vivió junto a su madre, Leocadia Zorrilla. Ambas entraron en la vida de Goya en 1820, cuando Leocadia se separó de su marido, un joyero de origen alemán. Junto al aragonés vivieron primero en Madrid en la Quinta del Sordo, entre 1820 y 1824, y posteriormente en Burdeos. Allí permanecería la familia hasta su regreso a España en 1833. Como señala el comisario de la muestra, Carlos Sánchez Díez, a pesar del trato paterno filial del artista hacia su pupila –Goya se refería a ella como «mi Rosario»–, no parecen ciertos los rumores que corrían ya por entonces sobre su presunta paternidad. Sea como fuere, fue Goya quien la inició en el dibujo, preparando algunos esbozos para que Rosario los repasase o copiase. Varios ejemplos de este tipo pueden verse en la exposición en los dibujos titulados Mendigo o Hay ay q.e me canso.
En 1825 Rosario entra en la escuela pública de dibujo que Pierre Lacour (1778-1859) dirigía en Burdeos. Con él aprendería a realizar esbozos de trazo preciso, limpio y ordenado, a la manera del estilo de Ingres que imperaba entonces en Francia. Así se aprecia en sus numerosos estudios de rostros y retratos femeninos realizados por entonces, entre los que cabe destacar su supuesto Autorretrato de la Bibliothéque municipale de Burdeos.
Tras su regreso a Madrid en 1833, la artista cosechará un notable reconocimiento, hecho que le valdrá ingresar como académica de mérito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1840). Dos años más tarde será nombrada maestra de dibujo de la futura Isabel II y de su hermana, la infanta Luisa Fernanda. A este periodo, que se vería trágicamente truncado con su fallecimiento el 31 de julio de 1843 a causa del cólera a la edad de 29 años, corresponden sus brillantes retratos a lápiz de escritores y personajes de la burguesía, en su mayoría socios como ella del Liceo Artístico y Literario.
Este proyecto que ahora ve la luz ha sido posible gracias a la colaboración del Museo Lázaro Galdiano y del Centro de Estudios Europa Hispánica. Ha sido comisariada por Carlos Sánchez Díez, del departamento de conservación del Museo Lázaro y permanecerá abierta hasta el 22 de abril de 2018. Se complementa con el catálogo razonado de los dibujos de Rosario Weiss, que incluye un estudio biográfico y artístico de la artista en el que se contextualiza su producción. En él se estudian no sólo las obras –dibujos y también estampas– conservadas, sino también aquellas no localizadas de las que se tiene constancia.