Tres exposiciones en una
Nicolás Cortés Gallery reúne la obra reciente de Jordi Mollá, María Cortés y López del Espino en un mismo espacio con una veintena de pinturas y esculturas contemporáneas.
Son tres exposiciones en una. Pintura, collage y escultura. Por primera vez, Nicolás Cortés Gallery organiza una propuesta conjunta de tres autores que ofrecen en un mismo espacio diversas disciplinas gracias al actor y pintor Jordi Mollá –que ya ha expuesto anteriormente en la galería–, la diseñadora María Cortés y el escultor López del Espino (otro viejo conocido).
Esta original propuesta pretende abrirse a nuevos públicos y mostrar durante los meses de junio y julio el trabajo reciente de estos tres autores vivos. La idea es salir de su habitual repertorio de piezas antiguas y explorar las tendencias más actuales, algo que la galería madrileña ya lleva haciendo desde hace un lustro.
Para esta ocasión, Mollá ha preparado 11 lienzos cargados de viveza y color, energía y mirada nostálgica. Por un lado, presenta cuadros que abordan el tema del bodegón floral, asunto que se ha convertido en un leitmotiv de su obra durante los últimos tres años.
A estas composiciones se suman otros óleos que miran directamente a Picasso; aprovechando la conmemoración del 50º aniversario de la muerte del malagueño, Jordi se ha inspirado en algunos de sus retratos más célebres para elaborar su propia reinterpretación cubista.
Todo estos trabajos confluyen en Nicolás Cortés Gallery bajo el título de Springtime, en un recorrido que el actor comparte con María Cortés, quien expone por primera vez sus creaciones. Juntos plantean una muestra vertebrada en dos salas donde el color es el protagonista. Porque Cortés también sucumbe a los tonos vibrantes. En la serie de collages con las que se estrena, la diseñadora presenta algunas escenas fruto de sus recuerdos o vivencias obtenidas en sus viajes a República Dominicana.
María pertenece a la tercera generación de una familia de anticuarios españoles y, tras casi 25 años de experiencia, en 2021 se decidió a crear sus propios cuadros, donde apreciamos su gusto por el diseño y la moda.
El tercer autor presente en las salas es López del Espino, escultor naturalista que domina la anatomía y los rostros como demuestra su San Jerónimo penitente del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe o la figura sedente de San Juan Pablo II realizada para el Vaticano.
Aquí presenta varias piezas hechas en terracota con añadidos de acero que se alejan un poco de su habitual hiperrealismo para mostrar un aire más futurista (fruto de sus recientes vivencias neoyorquinas).