José Guerrero y Alonso Cano, los triunfadores de pintura en Fernando Durán
Adjudicados los días 28 y 29 por 45.000 y 42.500 euros, respectivamente, son las mejores ventas del cierre del año
En nuestro artículo de previos de la pasada semana de Fernando Durán (ver), ya alertábamos de la importancia de ambos trabajos para nuestro mercado nacional. En la parte contemporánea, el lienzo de José Guerrero, titulado Frigiliana con centro blanco, 1985 (O/L, 76 x 62 cm; lote 55), firmado, titulado y fechado, procedente de la colección de Luis Pérez-Mínguez y registrado en el catálogo razonado con el número 1581, se ofrecía por 35.000 euros. Y aunque no estábamos ante una de las piezas sobresalientes de su carrera, sí mantenía una relación muy favorable en la buscada ecuación de calidad, tamaño y precio. Y así, no fue extraño en absoluto que pasara de los 35.000 de inicio hasta los 45.000 euros de martillo, a los que hay que sumar luego el premium, con la comisión de la sala y el IVA de los impuestos. Buena compra, sin duda, que el tiempo irá poco a poco confirmando al nuevo coleccionista.
Un escalón por debajo en el escalafón de los precios, destacó también la enorme pieza de Markus Oehlen, Sin título, 2002 (O/L, 250 x 200 cm; 63), expuesta en la galería Juana de Aizpuru, de Madrid, en mayo de 2003, y que sirvió para la portada del catálogo; 20.000 euros se pedían por ella, y en ese precio se adjudicó al único postor que pujó por ella. Ligeramente más tardío, de 2011 para ser exactos, destacó también la venta por los 12.000 euros pedidos de una pieza del catalán Yago Hortal, Sin título (Kl 28) (A/L, 150 x 150 cm; 104), expuesta en 2012 en la galería Senda, de Barcelona, buscando muy probablemente una buena inversión a medio plazo.
Retrocedamos a los años 50 para mencionar dos ventas. La primera, más importante, es la del dibujo a tinta china sobre papel de Alberto Sánchez; se trata de Tres figuras, 1956-1958 (79 x 57, 5 cm; 43), expuesta en el Reina Sofía, en la muestra del artista de 2001, además de en otras anterior y posteriormente, con sus respectivas apariciones en los catálogos… Dada su calidad, a pesar de lo relativamente tardío de su propuesta, subió de 9.750 a 14.000 euros. La segunda es de Antoni Clavé, cuyo Roi à la coupe, 1959 (óleo, acrílico y ceras sobre papel/L, 104,5 x 74,5 cm; 33), procedente de la colección Myron Israel, de Montreal, y de su venta en Christie’s Londres, el 30 junio de 1981 (lote 253), se adjudicó por los 13.000 euros de la salida, aunque yo pensaba que subiría alguna que otra puja.
De 1940, la Vista de masía en Mallorca, 1940 (O/L, 94 x 105,5 cm; 6) de Casimiro Martínez Tarrasó pasó de 6.500 a 9.000 euros, no en vano es un paisaje mallorquín colorista, típico de su mano. Y de Mallorca a Canarias: de Néstor de la Torre, su Retrato de Dª Nieves de Sagrera y Amat, 1918 (O/L, 140 x 116 cm; 18), con certificado e informe documental e histórico del Museo Néstor, de Las Palmas de gran Canaria, se adjudicó por los 10.000 euros de inicio. Por último, de este mundo retardatario y con calidad, el cuadro de la pintora María Luisa de la Riva y Callol de Muñoz, su buen Bodegón de granadas y uvas (O/L, 65 x 195 cm; 425) subió de 1.800 a 11.000 euros, ante las miradas atónicas de todo el público.
Entre los maestros antiguos brilló con luz propia el inédito modellino de Alonso Cano, Cristo yacente [sic] (O/L, 72 x 52 cm; 594 y ver); trabajo relacionado directamente con el Cristo muerto sostenido por un ángel, 1646-1652 (O/L, 137 x 100 cm, Sala 017A, ver) del museo del Prado y procedente de la colección Laffitte, se ofrecía con calidad y también con precio muy atractivo, apenas 15.000 euros. Y así, fue subiendo en disputada puja hasta adjudicarse finalmente por 42.500 euros. Lamentablemente por mi parte, por una confusión, lo publiqué en Twitter como comprado por el Estado, que es lo me hubiera encantado, la verdad; lo cual no deja de ser una buena compra.
Relativamente cercano, del círculo de Murillo, se vendió en los 45.000 euros de inicio un interesante Niño con perro (O/L, 83 x 63 cm; 595). Interesante porque en las colecciones reales se conservaban cuatro cuadros: El vinatero, La vieja pidiendo limosna, Niño con perro y La vendimiadora, que para Diego Angulo, en su miografía sobre Murillo, debieron pertenecer al maestro sevillano. Estas cuatro fueron copiadas, sobre lienzo de borras de paños, por el infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III, cuando aprendía dibujo con Mengs, e ingresaron en el Museo de Bellas Artes de Córdoba en 1977. Quizá de ahí ese fuerte precio.
Para terminar, del taller de Guido Reni, la Santa María Magdalena penitente (O/L, 172 x 210 cm; 700), se adjudicó por los 15.000 pedidos; el San Miguel Arcángel vencedor del diablo (témpera sobre tela, 76 x 106 cm; 541), de escuela de Juan de Flandes y copia del políptico de San Miguel Arcángel de este autor en óleo sobre tabla de madera, que actualmente está en la sala capitular del claustro de la Catedral vieja de Salamanca, subió ligeramente, de 22.000 a 23.000 euros. Feliz 2023. Daniel Díaz @Invertirenarte
