Un caravaggio discutido e inmovilizado, pero a la venta

Un caravaggio discutido e inmovilizado, pero a la venta

Un caravaggio discutido e inmovilizado, pero a la venta

La Banca Popolare di Vicenza saca a subasta su colección de arte para liquidar las deudas contraídas con 8.000 inversores tras la quiebra de la entidad financiera y la condena de su director, Gianni Zonin. Se trata de 124 obras a las que una protección particular del Estado italiano vincula a los dos palacios en los que se encuentran alojadas: el Thiene en Vicenza y el De los Alberti en Prato. Entre ellas, destacan una Crucifixión de Giovanni Bellini y una Coronación de espinas atribuida a Caravaggio.

Michelangelo Merisi es un autor atípico. Y lo es por unas cuantas razones; no todas ellas relacionadas con su maestría o radicalismo artístico. Su vida es una de las anécdotas preferidas de la historia del arte –con asesinatos, huidas en la noche y la protección de príncipes de la Iglesia–, su obra, tras pasar siglos menospreciada, es ahora de las más codiciadas y, además, en los últimos años su relación con el mercado ha estado repleta de giros inesperados y situaciones únicas.

Desde el hallazgo en un desván francés en 2014 de Judit y Holofernes, pasando por el Ecce Homo de los Pérez de Castro que iba a salir a la venta por un precio de salida de 1.500 euros, hasta la puja desierta por la célebre Villa Aurora con todo su contenido, incluyendo el único mural del maestro.

Ahora es la ruina de una entidad financiera, la Banca Popolare di Vicenza, la que vuelve a dar la oportunidad de adquirir un caravaggio. El banco comenzó un proceso de liquidación de sus bienes en 2017 para cubrir la deuda contraída con 8.000 inversores que perdieron sus ahorros. La legislación italiana permite la venta de las colecciones de arte del banco alojadas en el Palazzo Thiene de Vicenza y el Palazzo degli Alberti en Prato.

En total se trata de 124 pinturas de distintas calidades e importancia, entre las que sobresalen la Crucifixión en un cementerio judío de Giovanni Bellini, la Virgen con el Niño de Filippo Lippi y La coronación de espinas atribuida a Caravaggio (y utilizamos esta palabra con toda la intención porque, cómo no, la autoría de esta pieza está discutida).

En su día, Roberto Longhi la consideró una copia, pero su discípula Mina Gregori sí la adscribe a Merisi. Los especialistas en la materia se dividen en la actualidad, pero parece improbable que una duda razonable suponga ningún impedimento en esta venta (tal y como no lo ha hecho con el Botticelli adjudicado en Sotheby’s por 45 millones de dólares).

Caravaggio, Coronación de espinas
Giovanni Bellini, Cristo Crucificado en un cementerio judío

Lo que sí puede significar su fracaso es la protección especial de la que goza la colección: aunque cambien de propietario, las pinturas no pueden abandonar sus actuales lugares de depósito. La extensión de esta protección varía dependiendo de la fuente que se consulte, algunos medios consideran que la totalidad de las 124 obras se encuentran en el mismo régimen mientras que otros lo circunscriben a las piezas más relevantes (pero, invariablemente, incluyen el caravaggio).

En realidad, es muy probable que ninguna de las dos explicaciones sea completamente correcta. Il giornale dell’arte publicó un artículo donde relata cómo la vinculación de los dos palacios con la banca privada italiana, con una larga tradición histórica, y con sus colecciones ha creado un conjunto considerado indivisible. No obstante, también referencia la liquidación de 6 obras en Pandolfini en 2020 que supuestamente no estaban protegidas bajo ese paraguas legal.

Ese punto ciego es ahora esgrimido por el banco en una litigación con el Estado italiano para permitir la venta y diseminación de todas las obras ya que, según ellos, el Consejo de Estado había manifestado en 2009 que las medidas de protección especiales serían efectivas para la totalidad del conjunto (y, según su punto de vista, solo para la totalidad, cercenada con la venta de 2020).

A expensas de que se resuelvan los recursos llevados ante el Consejo de Estado tras el rechazo de los presentados en primera instancia por el banco, y aún con una férrea protección –aunque discutida– los compradores deberán presentar sus ofertas antes de las 12 de la noche del 28 de febrero. En el caso del caravaggio, no se hará público un precio de salida o estimación, siguiendo el estilo de las ventas de obras de récord.

Es complejo hacer una predicción, aunque lo menos probable parece ser que la justicia italiana llegue a tiempo antes de finales de mes para aclarar la situación legal de la colección. Quizá los compradores deberán arrojarse al vacío si quieren aprovechar la oportunidad; quizá la posibilidad de que el estatus del caravaggio cambie en un futuro sea suficiente para que en este momento de adquisiciones impresionantes un coleccionista se arriesgue. Al fin y al cabo, por mucho que se compare con el caso de Villa Aurora, la Coronación de espinas no está adherida a las paredes del palazzo que la alberga. Héctor San José.