Ya en vida del artista, su primer biógrafo, Lázaro Díaz del Valle, lo describió hacia 1656-1659 como “famoso e incomparable artífice”. Los tratadistas y eruditos que le siguieron siglos más tarde no hicieron sino ratificar este éxito, que se multiplicó cuando, a principios del siglo XIX, los marchantes de arte y coleccionistas europeos lo redescubrieron y lo calificaron como el más “italiano” de los pintores barrocos españoles. Se produjo entonces una diáspora de su obra, que hoy se encuentra repartida en instituciones públicas y colecciones privadas de todo el mundo. En la actualidad sus pinturas y dibujos –dejaremos su faceta como escultor para otra ocasión–siguen siendo muy cotizados en el mercado del arte. Repasamos y reflexionamos a continuación sobre algunas de las piezas aparecidas en los últimos tiempos.