Soto y Cruz-Díez, vendidos en Fernando Durán por 310.000 euros
Las obras, de 1970 y 1973, mostraron su fuerza en el mercado y dominaron la subasta de los días 5 y 6 de julio
En nuestro artículo de previos (ver), destacamos precisamente estas piezas como las más interesantes de la licitación de cara a nuestro mercado actual, que mira con mucho más fervor lo moderno y contemporáneo que lo antiguo. Lo hemos comprobado en las pasadas subastas, y de nuevo sucedió en la de Fernando Durán.
Blanc + blanc, 1970 (103 x 103 x 22 cm; 108), de Jesús Rafael Soto, es una pieza formada con alambres colgados frente a un óleo sobre madera con relieve; el más ligero soplo de aire, pone en movimiento la pieza y según la posición del espectador se ve una cosa u otra. Se ofrecía por 140.000 euros, y en ese precio se adjudicó a un teléfono. La pieza había estado expuesta en la galería Denise René de París en 1970 y en Aele de Madrid en 1974, donde fue comprada.
Physichromie nº 694, 1973 (70,5 x 141 x 5 cm; 109), de Carlos Cruz-Díez, siguió el mismo camino que la predecesora, expuesta en la galería Denise René de París, pero en 1973, y en Aele de Madrid en 1975. Partiendo del mismo principio, es una pieza con un movimiento diferente: sobre una tabla pintada en distintas franjas, se disponen varillas verticales en acero pintadas con diferentes colores a lo largo de cada una, según tramos. El movimiento del espectador, desde el frente hacia los laterales, hace que la percepción de cada varilla varíe y, por tanto, la pieza adquiere un tono y un color distinto según sea la posición del observador. Maestro de este op-art, salía a pujas por 120.000 euros, pero dos teléfonos y un pujador en sala subieron las pujas hasta adjudicarse por 170.000 euros.
Menores ya en precio que no en calidad, y en ese mismo espíritu del op-art, destacaron también las ventas de Eusebio Sempere: Círculo y cuadrado en el espacio, 1979 (52 x 50 cm; 107, ver), un delicado óleo y lápiz sobre tabla, se vendió a un comprador en sala por los 11.000 euros de la salida, mientras que el gouache y lápiz sobre cartulina negra, Sin título, 1960 (63,5 x 48,5 cm; 104, ver), procedente de la galería Cayón de Madrid, subió de 7.000 a 8.000 euros.
Lejos ya de estos precios, debemos mencionar varias ventas más: 37.500 euros ofreció en sala un coleccionista por el hipnótico y gestual lienzo de José Guerrero, Cruce, 1963 (O/L, 76 x 91 cm; 96), firmado en Nueva York y expuesto en Juana Mordó en 1964. 12.000 euros dio un teléfono por Splash, 2006 (101 x 80 cm; 159, ver), la típica pintura con resina Epoxy sobre lienzo de Peter Zimmermann, con etiqueta de la galería Distrito Cu4tro de Madrid. Más interesante fue, en cambio, la puja por hacerse por el lienzo de 116,3 x 89 cm, de Jaime Burguillos, Sin título, 1980; ante el asombro del público, pasó de 4.000 a nada menos que 10.000 euros.
De los ya clásicos, Manuel Hernández Mompó vendió por 13.000 euros su Formas pasando cerca del mar, 1982 (O/L, 81 x 65 cm; 102, ver). Luis Feito hizo lo propio con Sin título, 1961 (O/L, 27 x 35 cm; 94, ver), por 7.650 euros, la salida. Y de Lucio Muñoz, Sin título, 1990 (Tm/T, 55 x 46 x 4 cm; 165, ver), pasó de 6.200 a 6.700 euros.
¿Y del siglo XIX y de pintura antigua? Me temo que aquí vienen algunos de los ¡ay!
Fundamentalmente porque no hubo interesados que pagaran los 180.000 euros pedidos por el Estudio para el cuadro La vuelta de la pesca, 1894 (O/L, 66 x 48 cm; 903), de Joaquín Sorolla. Es cierto que dos estudios de ese mismo cuadro habían alcanzado precios importantes en subastas pasadas –recordemos su Pescador, vendido en Segre en diciembre de 2005 por 340.000 euros, y otro estudio en óleo de ese Pescador sobre cartulina por 180.000 euros-, pero no deja de ser en este caso la cabeza de un buey, que no es lo mismo aunque sea el animal icónico de Sorolla… Como era previsible, los 90.000 euros pedidos por Jardín de la casa del pintor (O/L, 80,5 x 77,5 cm; 902, ver) de Joaquín Mir, tampoco encontraron pagador. Y tampoco hubo respuesta positiva por el primer cuadro de Raimundo de Madrazo, La traslación de los restos del apóstol Santiago a la sede de Padrón, 1859 (O/L, 130 x 221 cm; 918, ver), un trabajo en la órbita de los nazarenos que muestra su dominio técnico, pero por el que se pedían nada menos que 85.000 euros.
En cambio, se adjudicaron por los 35.000 euros de la salida tanto el inmenso Arruixa que plau, 1901 (O/L, 185 x 245 cm; 899, comprado en Alcalá en junio de 2005 por 90.000 euros, tras una salida desde los 52.000) de Teodoro Andreu, como el romántico La feria de Sevilla (O/L, 110 x 166 cm; 898, ver) de John Phillips. En esta línea regionalista, La vaquera, 1940 (O/L, 73 x 64 cm; 897, ver) de Eugenio Hermoso, subió de 7.500 hasta nada menos que 12.000 euros, y Otoño granadino (O/L, 75,5 x 67,5 cm; 900, ver) de Gabriel Morcillo, de 9.000 a 10.000 euros. Lógica fue también –aunque ya no pertenezca a este apartado- la subida hasta los 16.000 euros de Alrededores de Madrid (O/L, 26 x 47 cm; 910, ver) de Aureliano de Beruete.
En pintura antigua, dos alegrías. La primera, el Retrato de don Pedro de Alcántara Téllez Girón y Pacheco, IX Duque de Osuna, c. 1791/5 (O/L, 200 x 113,5 cm; 939), de Agustín Esteve, con una huella goyesca evidente, se adjudicó por los 45.000 euros pedidos. La segunda, el lienzo con Nuestra Señora de Guadalupe, c. 1690-1695 (O/L, 210 x 140 cm; 1025) de Manuel de Arellano, discípulo de Cristóbal de Villalpando, procedente del Duque de Arión, Virrey de México, se disparó de los 55.000 euros iniciales hasta los 90.000 euros finales, ofrecidos por un teléfonos frente a un comerciante extranjero que pujaba en sala. La cruz: la retirada de la tabla de Luis de Morales (1026, ver), que partía de los 120.000 euros, y los no vendidos: fundamentalmente, el Retrato de María de Médici, reina de Francia (1027, ver), de Escuela flamenca del siglo XVII, por 120.000 euros; el boceto de Luca Giordano, La conversión de san Pablo (946, ver) por 55.000 euros; y el Ecce Homo (1017, ver) de Antonio del Castillo, procedente de los Condes de San Jorge, de Murcia, por 22.000 euros. Al final, a pesar de los importantes no vendidos, a Fernando Durán las cuentas le salen con creces. ¡Buen verano! Daniel Díaz @Invertirenarte