Segre adjudica un Úrculo de 16.000 euros
En la cita del martes 25 de octubre se percibió un tono mucho más contenido en las compras, siendo la más destacada la tercera edición de Los desastres de Goya, comprada en postventa por 43.000 euros
Espero equivocarme, sinceramente. Pero los momentos de alegría y esplendor que habíamos percibido en los últimos meses en las compras en este mercado secundario en general, y en esta sala en particular, parece que disminuyen. Y se alinean, de alguna manera, con las predicciones sobre la dificultad de este final de año y comienzo del siguiente, con restricciones varias, entre otros datos. Es quizá una especie de reserva por lo que pueda venir. Lo cual contrasta notablemente, todo hay que decirlo, con la alegría con la que muchos ciudadanos gastan en comidas de alto nivel y otras aficiones. Claro, que estamos hablando de magnitudes esencialmente diversas, pero no me extrañaría que en poco tiempo también se comenzara a percibir en otros ámbitos de la economía, como más domésticos y menos vinculados con el alto lujo.
En pintura antigua, las ventas en Segre fueron en una línea similar a las anteriores; se trata de un sector mucho más estable, donde ya todo está como perfectamente definido y anclado, y hay poca capacidad de sorpresa. Lo más destacado fue la venta de los dos bodegones sobre cobre en opinión del RKD del Pseudo Jan van Kessel II: Bodegón con cuenco azul y blanco de la dinastía Ming, frutas y mono, y Bodegón con higos, calabazas, florero, mariposas y cobaya (de 17 x 22 cm cada uno; lotes 110 y 111); tamaño reducido, pero con calidad más que evidente, se adjudicó cada uno por los 12.000 euros pedidos. Y por 10.000, lo pedido de nuevo, se remató también El gaitero (O/T, 90 x 70 cm; 108) de un Seguidor de Jan Sander Hamessen, del siglo XVIII. Peor no hubo interesados que ofrecieran los 60.000 euros pedidos por las dos tablas del Maestro de Palanquinos, de las que hablamos por extenso en nuestro artículo de previos (ver).
En el mundo tardobarroco, sobresalió la curiosa compra del Estado: 3.500 euros por un Posible retrato de Isabel de Farnesio (O/L, 102 x 74,8 cm; 115), de un Seguidor de Louis de Silvestre, del siglo XVIII. Y en el XIX, la venta por los 10.500 euros de inicio, del retrato de la Reina Isabel II niña (O/L, 121,5 x 93 cm; 121), de José Gutiérrez de la Vega, siguiendo el modelo de Vicente López. Y mencionemos también la postventa, donde apareció ayer mismo un comprador dispuesto a pagar los 36.000 euros que se pedían por la tercera edición de Los desastres de la guerra (80 grabados de 1903), de Francisco de Goya (ver); a la postre, la pieza más cara de la cita, por un total de 43.405 euros.
En el siglo XX, la sección que habitualmente destaca en la sala, la venta más sobresaliente fue el lienzo de Eduardo Úrculo, Eros piensa que todo es mucho más sencillo, 1971 (A/L, 166 x 144 cm; 486); expuesto en el pabellón español de la VII Bienal de París, en 1971, se adjudicó por la salida también, 16.000 euros esta vez. Ligeramente por debajo, 15.000 euros, ofreció un coleccionista por escrito antes de la subasta por la tabla, sencilla y colorista, de Menchu Gal: Abstracción paisajística, 1973 (O/T, 50 x 60 cm; 338), expuesta en el Paraninfo de la Universidad del País Vasco, en Bilbao, en 2012-2013.
Sobre papel, debemos mencionar en primer lugar la subida de 8.000 a 11.000 euros del Sin título, 1991 (acrílico sobre papel gofrado, 105 x 97 cm; 417), de Jaume Plensa, y los 9.000 euros ofrecidos, ya antes de la subasta, por Sin título. El instante, 2012 (pigmentos sobre papel japonés, 100 x 100 cm; 423), de José María Sicilia.
Más interés despertó la pieza en hierro de acero de Amadeo Gabino, Marte VL, 1979 (68 x 65 x 60 cm; 378), adquirida directamente al artista por el propietario actual y expuesta en el Museo de Albacete en 1985/6; de 8.000 euros subió finalmente a 11.000 euros, ofrecidos por un coleccionista al teléfono. Ya que estamos con estas piezas, la de latón bañado en oro sobre base de acero inoxidable de Gustavo Torner, Complementarios torcidos VII, 2000-2005 (16 x 24 x 24 cm; 384), subió de 6.500 a 7.500 euros.
Por último, la gráfica, donde debo reconocer mi asombro por los precios alcanzados en dos obras. La primera, una Grande Maternité, 1963 (litografía sobre papel Arches, 159/200, 89 x 61,5 cm; 576), típica de Pablo Picasso; firmada y fechada a mano el 29 de abril de 1963, subió de 6.000 a 10.000 euros. Aún más sorprendente fueron los 11.000 euros ofrecidos finalmente por algún coleccionista al teléfono por Pamela I, 2013 (aguafuerte, aguatinta y collage, 42/50, 120 x 96 cm; 609), de Manolo Valdés, que se ofrecía por 7.000 euros.
Las ventas y sus cifras muestran esa contención (y quizá corrección) de la que hablábamos al inicio, aunque siempre hay excepciones. Aunque me gustaría, mucho, equivocarme. Daniel Díaz @Invertirenarte