Descripción
Acaba de abrirse la Galería de las Colecciones Reales. Atrás quedan décadas de auténticos despropósitos. El origen de este nuevo museo se remonta a 1998, cuando se convocó un concurso para construir este edificio en una de las zonas más singulares de Madrid. Los problemas empezaron desde el primer momento pues, aunque el Estudio Cano Lasso lo ganó, otro de los participantes impugnó la decisión y tuvo que repetirse. El segundo concurso lo ganó Tuñón + Mansilla, de modo que comenzó la construcción del edificio (no sin problemas, por los restos arqueológicos de la zona).
Lo que vino después fue la antología del disparate, o si lo prefieren, la 13 Rue del Percebe en versión museística. Hubo de todo. Desde responsables de Patrimonio Nacional que reclamaban al Prado cuadros depositados en él desde su fundación, hasta presidentes autonómicos que se negaban al traslado de sus obras alegando expolio y maltrato institucional. Recordemos que los palacios, monasterios y edificios se reparten por nada menos que ocho Comunidades Autónomas. Pero hubo más…
Cuando ya parecían vencidas todas las dificultades, surgió la cuestión de la museografía: lo que se quería contar con todas aquellas piezas. No fue un tema menor pues provocó –estamos en 2020– la dimisión del entonces director José Luis Díez (que había llegado desde el Prado en 2014). Tampoco era la primera dimisión. La larga espera había devorado a cuatro presidentes de Patrimonio Nacional, una colección de conservadores de los distintos edificios y algunos nombramientos más que polémicos. Además, había costado 170 millones de euros. Y todavía faltaba lo de Antonio López: el lío con su retrato de la Familia Real fue –y sigue siendo aún– motivo de libros y cientos de artículos en prensa generalista y especializada.
¿La guinda? Pues que, al estar prevista la inauguración en periodo preelectoral, se ha tenido que retrasar hasta después de las votaciones. ¿Y de La Galería qué? Pues que es una maravilla. Un edificio magnífico en un lugar singular. Cuadros, esculturas, joyas, carrozas, tapices, artes decorativas, fuentes… No se pierdan en este número la recuperación de la Fuente del Águila que Andrea Doria regaló a Carlos V y que yacía desmontada en oscuros almacenes. Solo hay que ajustar la iluminación de algunos cuadros, especialmente el caravaggio. Pero la noticia buena es que ¡abierta está! Es hora de mirar al futuro y olvidar todo este triste pasado.
Por Fernando Rayón
