Picasso y su idilio con el arte íbero

Picasso y su idilio con el arte íbero

Picasso y su idilio con el arte íbero

El Centro Botín de Santander inaugura mañana una ambiciosa exposición que indaga en el influjo de las piezas protohistóricas dentro de la producción del artista malagueño, quien se dejó seducir por la escultura esquemática y primitiva de los pueblos que poblaron la Península Ibérica durante el primer milenio a.C. Más de una veintena de entidades prestadoras participan en la muestra, que consta de 200 piezas históricas y picassianas.


Cuando Pablo Picasso descubrió en 1906 la escultura ibérica dentro de la sala de antigüedades orientales en el Louvre, algo cambió. Aquellas piezas protohistóricas como las del Cerro de los Santos (Albacete) o la Dama de Elche causaron tanta impresión en el joven artista, que en los meses siguientes comenzó a elaborar diversas obras inspiradas en ambas damas oferentes.

La sencillez, desproporción e hieratismo de aquellas formas creadas eminentemente en piedra por los pueblos que habitaron la Península Ibérica entre los siglos VI y I a.C. terminarían por llevar al artista al Cubismo, si bien marcarían una huella permanente en toda su producción posterior.

Precisamente, parte de ese trabajo se recoge ahora en el Centro Botín, en una exposición organizada en colaboración con el Musée national Picasso-Paris. Se trata de la primera muestra de cierta envergadura que indaga exclusivamente en dichas influencias –el Museo Picasso de Málaga ya trató las referencias andaluzas del pintor en 2018–; esas que curiosamente se manifestaron en Francia, siendo Pablo español, concretamente de Málaga (ciudad construida sobre un antiguo asentamiento fenicio hace 2.800 años en territorio de los Bastetanos).

Picasso íbero  muestra en un mismo espacio las piezas primitivas con las del autor malagueño, en un recorrido lleno de diálogos y referencias al pasado dividida en tres secciones. La comisaria Cécile Godefroy –junto a Roberto Ontañón Peredo como comisario asociado– ha llevado a cabo una ingente labor para conseguir reunir 200 piezas procedentes de una veintena de entidades, nacionales e internacionales.

Escultura ibérica: cabeza masculina. © RMN-Grand Palais (musée du Louvre) / Franck Raux.
Pablo Picasso. Autorretrato. 1906. Óleo sobre lienzo. © Sucesión Pablo Picasso. VEGAP, Madrid 2020. Fotografía: RMN-Grand Palais.

Entre las instituciones españolas cabe destacar al Museo Arqueológico Nacional, que ha cedido para la ocasión 39 piezas íberas. A ellas se suman otros importantes ejemplos llegados de Jaén, Albacete, Elche o Carmona, entre otras muchas ciudades. Y otro conjunto relevante –hasta 14 objetos– procede del Louvre.

Todas ellas ilustran el desarrollo de una antigua civilización derivada de los tartesos, cuya sociedad jerarquizada estaba presidida por una élite aristocrática dedicada sobre todo al comercio. Su arte se caracterizaba por su hieratismo, así como por cierta rigidez y esquematismo en la definición de los rasgos anatómicos.

Frente al clasicismo de los exvotos, relieves y figurillas íberas que ocupan la primera parte de la muestra, el contrapunto moderno del autor de Las señoritas de Avignon, siempre con tintes primitivos. Por eso, el segundo apartado ahonda en el “iberismo de Picasso” y se centra en los tres años de mayor impacto de esta cultura antigua sobre su trabajo: 1906 y 1908.

Finalmente, una tercera sección descubre los exvotos, figuras oferentes, cabezas y rostros del artista, obsesionado por la búsqueda de un arte nuevo, auténtico y original, ajeno al canon neoclásico. Un lenguaje que daría como resultado uno de los movimientos más importantes de las vanguardias del siglo XX: el Cubismo.

Exvoto ibérico antiguo. Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA).

Según la comisaria, “la muestra es una experiencia visual muy enriquecedora que permite divulgar la diversidad y el estilo artístico del pueblo íbero, todo ello a través del mayor conjunto de obras nunca antes expuestas, que además dialogan con el trabajo de Picasso”.

Por su parte Fátima Sánchez, directora ejecutiva del Centro Botín, destaca el esfuerzo realizado por la institución para mantener “nuestra apuesta decidida por investigar y profundizar en aspectos menos conocidos del proceso creativo de un gran maestro del arte moderno, como ya hicimos con Joan Miró o Alexander Calder”.

Picasso íbero podrá visitarse desde mañana y hasta el 13 de septiembre en el Centro Botín. Sol G. Moreno

Escena oferente. Relieve. 300-100 a.C. Museo Arqueológico Nacional, Madrid.