Más de 40.000 euros por dos lienzos de Pinazo en Segre
Plensa y el Equipo Crónica confirman ayer sus buenos precios mientras sorprenden los remates de Lucio Muñoz y Gustavo Torner
Al final, aunque los dos buenos lienzos de Ignacio Pinazo (1849-1910) sólo consiguieran igualar el valor de un sencillo papel de Jaume Plensa (1955), la sensación que quedó en Segre fue la del triunfo del valenciano. Me explico.
Cualquier coleccionista algo avezado en estas lides sabe ya de sobra que la producción del catalán Jaume Plensa es especialmente buscada en el mundo supranacional del mercado del arte. Su lenguaje, un tanto críptico, barroco y a veces poco estético en los ochenta, ha ido evolucionando hacia cánones más sencillos, directos puros y hasta quizá más simplificados, con un alcance cada vez mayor entre las masas de los contemplan sus piezas públicas. Sin ir más lejos, tenemos un ejemplo especialmente claro y actual en Madrid, donde su instalación con tres piezas en el Palacio de Velázquez del Retiro y su escultura en la Plaza de Colón -vista recientemente por media España en los medios de comunicación- son contempladas y aceptadas por miles de personas a diario. Es un artista que ha sabido promocionarse como muy pocos en los últimos tiempos en el extranjero y sus precios lo único que hacen es subir y subir. Y así, es lógico incluso que su papel, a base de pintura, impresión y cera, La ruta de la seda XVI, 2006 (235 x 110 cm; lote 284), que pertenece como el número indica a toda una amplia serie, se vendiese por los 35.000 euros pedidos.
Mucho más complicado lo tenían los lienzos de Ignacio Pinazo. El siglo XIX, desde hace ya dos o tres décadas, entró en caída libre, y muy pocos artistas a día de hoy son los que se salvan de la quema purificadora que está separando el grano de la paja -quema que sucederá también con el siglo XX, no nos engañemos sabiendo que no lo veremos-: Fortuny, Madrazo, Rosales, Pinazo y pocos más, además del todopoderoso Sorolla. El tiempo, por encima de modas e influencias, termina poniendo a cada uno en su lugar.
Pues bien, como comentamos en nuestro artículo de previos (ver), de su mano se ofrecían dos buenos lienzos, con su particular modo de pintar, cercano a los macchiaioli, pero remozado con sus descubrimientos y secretos personales: Muchacho con serpiente y naranjas, 1884 (O/L, 105 x 79 cm; lote 158) y Niña valenciana en Domingo de Ramos, 1889 (O/L, 110 x 80 cm; lote 159). Los 12.000 euros pedidos por cada uno no dejaban de ser una especie de osadía, provocación al mercado, pues su mejor venta en estos últimos años después de la crisis, en octubre de 2015, había sido la de una pequeña tablita Laguna de Venecia (O/T, 10,5 x 18 cm; ver) que subió en Alcalá de 4.000 a 12.000 euros. Estábamos lejos de sus mejores remates, muy anteriores: en mayo de 2044, en Durán, El monaguillo, 1894 (O/L, 89 x 35 cm), por 37.500 euros; y en Sotheby’s: Domingo de Ramos en la Plaza de la Virgen, 1875 (O/T, 10,5 x 18,2 cm; ver), en noviembre de 2004 en Londres, por 19,200 GBP (27.396 euros), y en Madrid, en octubre de 2005, Alegoría de la vendimia, 1900 (O/L, 55 x 78 cm) por 36.000 euros. Así pues, los 13.000 y los 22.000 euros ofrecidos finalmente por cada uno de ellos, respectivamente, vuelven a situar a Ignacio Pinazo en un escalón más correcto, aunque aún a cierta distancia de donde debería estar y donde, pasada la criba, estará; no me cabe la menor duda.
Explicada por extenso la razón, volvamos a la subasta que nos deparó buenos remates y muy gratas sorpresas.
Del Equipo Crónica se ofrecía un acrílico sobre papel con el Conde Duque [de Olivares], c. 1970 (100 x 70 cm; 243) por 9.000 euros; portada del catálogo, era lógico que subiera algunas pujas, pero su remate final por 19.000 euros no dejó de sorprenderme muy gratamente. En este sentido, y dadas las trayectorias en el mercado en estos últimos años, fue una grata alegría comprobar que por el lienzo de 1958 de Lucio Muñoz, Pintura (óleo y polvo de mármol/L, 60 x 97 cm; 226) ofrecían 11.000 euros, y por el látex con feldespato sobre lienzo, Amarillos sobre grises con violeta, 1963 (90 x 73 cm; 227), de Gustavo Torner, hubo una cierta pelea y el precio se disparó de los 7.000 euros iniciales hasta unos muy gratos 16.000 euros. Enhorabuena a los compradores. En menor medida, Hombres sin rostro, 1990 (O/L, 130 x 162 cm; 218) de Bonifacio, subió también de 4.500 a 6.500 euros. Por último, debemos citar en esta sección la venta de la pieza de Peio Irazu, Custodio, 2008 (elementos fundidos en aluminio, soldados y parcialmente pintados, 63 x 49,5 x 44 cm; 282), que subió de 7.000 a 8.000 euros.
En grabados, destacó otra sorpresa pues parece que el entusiasmo por Jaume Plensa ha vuelto, y con él sus antiguos precios: su carpeta Anònim I, II, III, IV, V, VI, 2005 (seis litografías con gofrado, 19/30, 102,5 x 69 x 5 cm; 390), editada por la galería Estiarte, subió ante el asombro del público de 8.000 a 13.000 euros.
Por último, la pintura antigua. Dejando clara la importancia de las obras ofrecidas de Juan Carreño de Miranda y de Nicolaes Maes, y su venta por precios ligeramente por encima de los pedidos, lo cual a día de hoy ya es un logro, siento una cierta pena porque pensaba que subirían algo más ambos, especialmente el Ecce Homo (O/L, 84,5 x 61,5 cm; 127) del español. Se trataba “con toda probabilidad del cuadro documentado en el inventario de bienes de don Miguel Antonio de Zuaznábar y Larramendi (Hernani, 1685-1750), Jefe de Guardarropa del Príncipe de Asturias y consejero de su Majestad de Hacienda. Entre los cuadros tasados por el pintor de Cámara Andrés de la Calleja (1705-1785) se cita “ottra Pintura del mismo tamaño (de vara y cuarta de alto y vara de ancho) de Un eccehomo, Original de Carreño, también con su marco dorado, en quattrocientos reales 400”. Y a pesar de todo esto y de la calidad del rostro y de la anatomía del cuerpo, apenas subió de 9.000 a 10.000 euros; ni son tiempos fáciles para la pintura antigua ni el asunto era especialmente atractivo para estos tiempos en que vivimos. Del holandés Nicolaes Maes, su Retrato de niño con spaniel y pájaro (O/L, 90,5 x 72 cm; 119), fechado en 1671 y publicado en Krempel, L., Studien zu den datierten Gemälden des Nicolaes Maes 1634–1693 (Petersberg 2000, nº A115), subió de 15.000 a 17.000 euros. Daniel Díaz @Invertirenarte