La versatilidad de Néstor Basterretxea en el Museo de Bilbao
El final de 2023 y 2024 se están conmemorando los centenarios de Eduardo Chillida, Antoni Tàpies y en breve el del escultor Néstor Basterretxea (Bermeo, Vizcaya, 1924-Hondarribia, Guipúzcoa, 2014), considerado uno de los principales renovadores del arte vasco de la segunda mitad del siglo XX. El Museo de Bellas Artes de Bilbao, que ya organizó una amplia retrospectiva de Basterretxea hace once años, le va a dedicar dos proyectos expositivos, el primero una muestra monográfica de los diseños industriales y la arquitectura (del 28 de febrero al 6 de mayo); y el segundo dedicado a las piezas de la serie Cosmogónica vasca -uno de los conjuntos más reconocidos de la escultura vasca de la segunda mitad del siglo XX, que Basterretxea donó al museo en 2008- en el Centro Cultural Montehermoso Kulturunea de Vitoria-Gasteiz (del 27 de junio al 29 de septiembre).
Aunque Néstor Basterretxea era sobre todo conocido como escultor y renovador de las artes plásticas no conviene olvidar su dimensión como diseñador y su conocimiento y aproximación a la arquitectura. Como escribió el profesor, arquitecto y crítico Daniel Fullaondo cuando se refirió a él como «caleidoscopio Basterretxea», expresión de su capacidad para integrar múltiples estéticas y prácticas artísticas conectadas con la vanguardia.
La muestra del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Néstor Basterretxea. Diseño y arquitectura, patrocinada por Petronor y comisariada por Peio Aguirre, Pedro Feduchi y Pedro Reula, resulta de gran interés para ahondar en una dimensión ampliada de su creatividad. La selección realizada por ellos reúne más de un centenar y medio de piezas, entre collages arquitectónicos, objetos de diseño industrial, mobiliario, la memoria documental de la casa-taller de Irún proyectada con Oteiza y Vallet. las volumetrías arquitectónicas de carácter utópico en papel, así como maquetas de arquitectura y urbanismo y numerosa documentación fotográfica. Muchas de las obras fueron pioneras pero no todas llegaron a realizarse.
Los tres comisarios de la muestra han dispuesto las obras en cinco grandes ámbitos, que ayudan a comprender mejor las principales contribuciones de Néstor Basterretxea a ambos campos: el diseño y la arquitectura como enlace e inspiración de sus inquietudes artísticas, técnicas y sociales.
En la primera sala, Huarte y H Muebles, se reúnen piezas de sus inicios en campo del diseño industrial gracias a Juan Huarte, empresario y mecenas de la vanguardia artística de ese momento. Antes de fundar su empresa H Muebles, Juan Huarte había encargado a Oteiza y Basterretxea la decoración de su piso en el edificio que había construido en 1956 para su familia y como sede madrileña de sus empresas.
Así nació el Diván H, una de las piezas que Basterretxea fue revisando durante toda su carrera como diseñador, y otras más cercanas a la experimentación plástica, como un aparador y un cabecero de cama, ambas deudoras de su interés por la geometría, que aplicó durante su breve participación en el Equipo 57. Toda su producción para H Muebles asumió el estilo internacional más racionalista y tecnológico, aunque se apreciaban sus propios rasgos formales, siempre dentro de la asunción de los parámetros utilitarios.
La casa de Irún y la tienda de muebles Espiral incluye el período creativo posterior a su estancia en Madrid. Una vez decidido el retorno al País Vasco, junto a Oteiza compraron un solar en Irún y contactaron con Luis Vallet. Entre los tres diseñaron y construyeron esta casa-taller, terminada en 1958. En 1961 Basterretxea, con dos socios más, fundó Espiral, una tienda de muebles modernos en San Sebastián donde prosiguió su labor como diseñador. En esta segunda sala se puede comprobar cómo se afianza la faceta más orgánica de Basterretxea, en detrimento de la línea industrial y constructiva de H Muebles, aunque se observan influencias japonesas y del diseño nórdico.
El ecuador de la exposición está dedicado a los comienzos de Biok y sus primeras colecciones. Esta fábrica produjo a partir de 1962 los muebles diseñados por Néstor Basterretxea. En 1964 Biok pudo lanzar una colección de seis nuevos diseños y en 1965 se diseñaron más de treinta muebles diferentes diseñados por él. Además supervisaba toda la producción, así como la imagen y publicidad de la misma como se dejó patente en muchos de los folletos y publicaciones de la empresa, que tanto éxito tuvo en ferias internacionales esa década y la siguiente.
En la cuarta sala se puede observar cómo se consolidó Biok y ahondar en su última etapa como diseñador de muebles del escultor vasco. Fueron esos años de finales de los 60 y más adelante en los que se apostó por la versatilidad, con módulos y con una oferta comercial más económica. Eso unido a su crecimiento como creador en múltiples campos como el cine, la escultura, la pintura, la fotografía o la decoración hicieron que Basterretxea tomara una nuevo rumbo estilístico como se ve en esa colección de maquetas que ya anticipaban el futuro.
Por último, la sala que nos sitúa con sus Volumetrías y arquitecturas, influidas por la modernidad y en especial por la inspiración de Le Corbusier. Además su hermano pequeño Ander se había licenciado en Arquitectura en 1958. Tras una estancia en América se instaló con su hermano Néstor en los bajos de la casa-taller de Irún, comenzando así una fructífera relación entre ambos. Uno como diseñador y el otro como arquitecto. Néstor tendió hacia el organicismo y el expresionismo más escultórico y utópico para conciliar con libertad la arquitectura con su sentir como artista, confiriéndole un enfoque escultórico y plástico que debía atender al desarrollo del volumen y a la colaboración integrada y totalizadora de las artes.