Giovanni Anselmo, el artista que materializa lo invisible y lo universal
El Museo Guggenheim Bilbao presenta una retrospectiva del artista italiano, que falleció el pasado mes de diciembre, bajo el subtítulo de Más allá del horizonte. Comisariada por Gloria Moure, está compuesta por más de 40 obras, entre ellas dibujos, esculturas, fotografías, proyecciones y obras site-specific.
Anselmo es uno de los referentes del Arte Povera, conocido por su empleo de materiales básicos, como piedras, metal, arena, ladrillo o algodón. Los seguidores de este arte no fueron innovadores en la utilización de materiales humildes, pero sí los primeros en usarlos intencionadamente después de la crisis que sufrió Italia tras el boom que siguió a la II Guerra Mundial.
En este movimiento es habitual que se construya un relato entre los elementos industriales y los naturales. Ejemplo de ello es la obra Sin título (Escultura que come), de 1968, en la que dos bloques de granito se mantienen unidos por una lechuga. Aquí el creador reflexiona sobre la transformación de la energía natural y el paso del tiempo en algo tan simple como la descomposición.
La investigación escultórica del autor ha dado como resultado obras que reflexionan sobre energías invisibles y universales. Los campos magnéticos, la gravedad, el tiempo, el espacio o la orientación son constantes en su imaginario. Piedras que parecen despojadas de toda su pesadez o que burlan las fuerzas gravitacionales, y otras tantas orientadas hacia el norte, se distribuyen a lo largo de las cuatro salas que configuran la exposición.
El recorrido por el museo bilbaíno evoca un componente poético que invita a la meditación de la propia existencia. Lo hace a través de la proyección de palabras como «visible», «detalle», «infinito» o «todo» sobre distintos lugares: el suelo de la galería, esculturas, paredes o la propia figura de los visitantes. El haz de luz está, pero solo se ve cuando se encuentra con un cuerpo material, señalando que lo aparentemente invisible quizá no lo sea tanto. Únicamente somos ajenos a su existencia hasta que se materializa.
Otra obra que destaca por su sentido alegórico es Respiración (Respiro), de 1969. Para la realización de esta pieza, Anselmo se inspiró en los recuerdos de su infancia, cuando jugaba junto a las vías de un tren. En verano observaba cómo el hierro se dilataba como consecuencia de la exposición al calor, mientras que en invierno las barras se comprimían. De la observación de estos fenómenos nació este curioso trabajo.
En palabras del propio autor: «Al colocar una esponja de mar entre dos barras de hierro, hice visible la respiración de la esponja, ya que, por sus características físicas, la esponja puede henchirse de aire y expandirse o comprimirse cuando se elimina el aire de su interior. No especulé sobre la respiración, sino que la transformé en un objeto».
Otra cuestión que merece la pena destacar son sus fotografías. El conjunto Interferencia en la gravitación universal (1969-2016) es uno de sus trabajos más interesantes. Se trata de una serie de 20 imágenes de un paisaje, pero lo verdaderamente atrayente es la manera en que fueron tomadas. El artista fue sacando una fotografía cada 20 pasos de la posición del sol, que iba descendiendo paulatinamente. Al caminar en la dirección opuesta a la rotación de la Tierra, da la sensación de estar prolongando el día de manera infinitesimal. El tiempo avanza, pero él consigue detenerlo en sus fotografías.
Ocurre lo mismo con Entrar en la obra (1971), un retrato lejano y en miniatura del propio Anselmo. Mientras deja la cámara estática, él sale corriendo por un prado y detiene el movimiento, capturándose así en el mundo, como parte de un todo mucho más inmenso.
La obra del artista italiano sugiere más que muestra, y es necesario algo más que unas cartelas en las blancas paredes del Guggenheim para comprenderla. Busca que los visitantes sean conscientes de las pequeñas cosas que lo mueven todo, en ocasiones mecanizadas o invisibles para el ser humano, pero imprescindibles para mantenerlo con vida. Ahí es donde radica la estética de lo sobrio de Giovanni Anselmo.
Mas allá del horizonte podrá verse en el museo hasta el 19 de mayo.