ARTE POVERA EN EL RETIRO

ARTE POVERA EN EL RETIRO

ARTE POVERA EN EL RETIRO

Una antológica de 60 obras del artista italiano Luciano Fabro en las que arqueología, mitología y modernidad se mezclan sabiamente

Son 60 obras del artista italiano Luciano Fabro (Turín 1936- Milán 2007) –uno de los principales creadores del arte povera- las que se exponen ahora en el Palacio de Velázquez del Retiro, de la mano del Museo Reina Sofía. Esculturas e instalaciones hechas de materiales tan diversos como el mármol, la seda, los espejos, el cristal de Murano, el bronce, el latón, el acetato e incluso pelo de reno o la pasta italiana.

Tras la primera impresión que su contemplación produce en el visitante poco ducho en esta corriente artística -en el recorrido se puden escuchar cosas como “¿Entiendes algo?”, “¡Mira esto!” o “¡Jesús qué cosas!”-, observa despacio. Su primera mirada es para Prometeo, una instalación colocada en el centro que el artista creó en 1968, profundamente impresionado por el desastre de la planta nuclear de Chernóbil. Según se cuenta, Luciano Fabro declaró que este episodio ”era consecuencia de la lucha prometeica del hombre por dominar el universo y de su destrucción de las fuerzas de la naturaleza”. En Prometeo arqueología y mitología se juntan, una mezcla que gusta a Fabro y que se percibe en sus trabajos. En cada una de las cuatro columnas que rodean la obra, y atados por unas cinchas, hay unos trozos de mármol pulimentado que representan a cuatro Esclavos Encadenados.

No lejos de Prometeo se encuentra Sísifo, el condenado para siempre, según la mitología griega, a subir una enorme piedra a una cima que, llegada arriba, volvía a caer. El artista representa su imagen grabada en un gran rodillo de piedra negra, cuya impronta queda recogida en un lecho de harina.

No sé si con o sin intención, aunque me inclino por la primera opción, el comisario João Fernandes ha colocado en una esquina, con la que es fácil tropezar, Lo Spirato, una bella escultura yacente y sin cabeza de mármol de Puonazo. En su cartela informativa se lee: ”Yo represento el estorbo del objeto en la vanidad de la ideología, solo lleno de vacío sin solución de continuidad.”

Luciano Fabro creó en 1968 su grupo de obras Italias con las que, a través de distintos materiales y metáforas, “explora el contorno cartográfico” de su país. Tienen nombre: Italia fascista, Italia de pelo, Italia del dolor e Italia de oro. En la sala conjunta, una de las Tautologías: Tres formas de poner sábanas, que cuelgan de la pared y para la que ha empleado sábanas y fundas de almohada bordadas. Una forma de trabajar que ilustra cómo el artista “daba prioridad a los trabajos salidos de la experiencia doméstica o común”.

Tal vez su obsesión por las computadoras queda presente en las 10 esculturas Computer repartidas por el Palacio de Velázquez. Son de los años 80 y de distintos tamaños y materiales. El nombre se debe al sistema binario entre el peso y el equilibrio en los que se basan. Antes de abandonar la visita, unos momentos para admirar Piedi, unos pies de más de 3 metros de altura, creados con materiales nobles y rematados por unos pantalones de tela de gran calidad y de colores. Y otros minutos más para Los Colgadores de telas plegadas y también de colores intensos que representan los de una puesta de sol y la progresión gradual de la luz hasta el anochecer.

Abierta hasta el 12 de abril de 2015. María Pura Ramos

Luciano Fabro. Pies. Materiales nobles y telas de gran calidad y de colores. Fotografía: Joaquín Cortés/ Roman Lores.
Luciano Fabro. Tres formas de poner sábanas. Sábanas y fundas de almohada bordadas.
Luciano Fabro. Percheros ( colgadores). Telas plegadas pintadas de colores intensos que cuelgan de soportes de metal.