El Museo de Bilbao presenta la donación y otras obras de Nicolás de Lekuona
Un conjunto de objetos personales, cuadernos de notas y apuntes de dibujo, cartas autógrafas y dos óleos sobre cartón de un artista polifacético Nicolas de Lekuona (Ordizia, Guipúzcoa, 1913- Fruiz, Viacaya, 1937) se exponen desde el pasado viernes 15 de diciembre en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Una parte procede del fondo documental que donó la familia del artista en 2019, que se complementa con una serie de fotografías y dibujos que adquirió el museo en 2019 y 2022, respectivamente. Además el Museo de Bilbao conserva dos lienzos representativos de Lekuona, una pintura de 1936 y el retrato de Beatriz de Lekuona.
Un creador como Lekuona, muerto prematuramente con 24 años y autodidacta, que se nutrió de variadas lecturas sobre arte y literatura, muy vinculado además con sus relaciones con otros artistas de vanguardia, a los que les interesaba la arquitectura y el diseño. Con 16 años se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián y ayudaba al arquitecto racionalista Domingo Unanue.
En 1932 se trasladó a Madrid para matricularse en la Escuela de Aparejadores y en ese período entró en contacto con Ramón Gómez de la Serna, Alberto Sánchez, Benjamín Palencia y otros de la Escuela de Vallecas, así como con Sarriegui y Oteiza. Su propuesta creativa dos años después al participar en una exposición en la sala del Kursaal de San Sebastián le hizo acreedor de ser muy rompedor según la historiadora Adelina Moya.
La breve muestra del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que permanecerá abierta hasta el 15 de marzo de 2024, revela tanto los intereses como el ideario artístico del guipuzcoano, una persona innovadora e inquieta que supo enmarcarse en la vanguardia española de su época.
En el fondo donado se incluye parte de la correspondencia privada con su familia, blocs de apuntes y dibujos, cuadernos con citas autógrafas, anotaciones literarias y artísticas, dos cámaras fotográficas Kodak, así como su paleta de pintor, sus pipas, tan representadas en dibujos y fotografías y, sobre todo, una serie de máscaras realizadas por Nicolás de Lekuona, que posteriormente utilizó en algunas instantáneas y cuadros.
Precisamente esas máscaras, que realizó en papel encolado y gouache durante los años de formación en Madrid, tal vez tuvieran un elemento surreal de ocultación de identidad. Hay también una en arcilla que posteriormente usó en una fotografía de 1935.
Los cuadernos ayudan a comprender sus inquietudes, los poetas que le interesaban junto a anotaciones sobre artistas y movimientos plásticos como el cubismo y Picasso, Ángel Ferrant, o poemas de Federico García Lorca o incluso refranes o proverbios, entre un universo amplio que le atrajeron tanto de la filosofía, la literatura y el arte.