El ‘Guernica’ y Bilbao desierto bajo la mirada de José Manuel Ballester en el Guggenheim
El Museo Guggenheim Bilbao acoge durante los próximos tres meses el proyecto [2020/03/15] José Manuel Ballester, artista nacido en Madrid en 1960. La muestra incluye una versión vaciada del Guernica así como una veintena de fotografías que tomó en Bilbao durante la etapa del confinamiento. Comisariada por Petra Joos, curator del museo bilbaíno, este conjunto de imágenes del Premio Nacional de Fotografía 2010, una realizada entre 2009 y 2020 y el resto en la capital vizcaína desierta durante la pasada primavera, es nuevamente una mirada innovadora y reflexiva de dos eventos históricos como son la guerra o una pandemia como la actual, hechos que transforman nuestro modo de vida.
En los últimos 12 o 13 años José Manuel Ballester ha venido desarrollando una serie de obras que denomina Espacios ocultos, proyecto con el que empezó a reinterpretar algunas obras maestras de la pintura como El Jardín de las Delicias, Estudio del pintor de Vermeer, La última cena, El nacimiento de Venus de Botticelli, entre otras. En todas ellas vacía a sus personajes y dota a sus fotografías de un nuevo sentido artístico. La Colección del Museo Guggenheim Bilbao posee tres obras pertenecientes a esta serie: 3 de mayo (2008), Palacio Real (2009) y La balsa de la Medusa (2010), que son reinterpretaciones de obras de Goya, Las Meninas de Velázquez y la conocida de Théodore Géricault.
Y lo mismo hizo cuando comenzó en 2009 En torno al Guernica, una reproducción fotográfica impresa sobre lino del mismo tamaño que el lienzo original de la conocida obra de Picasso, hoy en el Museo Reina Sofía, tratada digitalmente para vaciar de personajes el espacio que integra la acción. En ella, el interior arquitectónico, con sus juegos de luces y sombras, queda como testigo mudo del bombardeo de Gernika en 1937. Ballester traslada la secuencia temporal elegida por Picasso a un momento posterior, en el que han desaparecido todos sus protagonistas pero, en palabras del artista, “permanecen presentes las señales de lo deshumano y las llamas del incendio que sigue activo, como la flor que brota de la espada”.
Esta magna obra del Guernica vaciado por José Manuel Ballester dialoga con la veintena de fotografías en gran formato de una ciudad como Bilbao que parece deshabitada y algo fantasmagórica que, a pesar de tener elementos que hacen de ella algo singular, podría ser una metáfora de lo que hemos visto en los últimos meses en muchas urbes del mundo.
En este trabajo José Manuel Ballester fija calles y espacios desiertos de Bilbao como las calles de Bailén y Elcano, el puente de la Salve, el Metro de Bilbao que acaba de cumplir 25 años, hasta proyectar una imagen algo irreal pero que define muy bien lo vivido. Según el propio artista: “la ausencia humana en la calle creaba imágenes insólitas de carreteras, avenidas y plazas totalmente vacías, pero lo más inquietante era saber que todos los habitantes estaban allí, que se encontraban a pocos metros de mí, protegidos entre los muros de sus casas. A pesar de estar tan cerca se imponía el silencio”.
La experiencia presencial se ve complementada por un proyecto digital que desarrolla el concepto del vacío tan presente en la obra de Ballester, accesible desde la web del Museo. Además, se ha publicado un libro que recoge la serie de veinte fotografías realizadas por el artista en las calles de Bilbao y su reinterpretación de la obra de Picasso, comentadas por el periodista y experto en Arte Carlos del Amor.
En estos tiempos difíciles y de restricciones el esfuerzo del Museo Guggenheim y de José Manuel Ballester ha contado para poder montar este proyecto con la colaboración de tres empresas que han apoyado la excelencia del mismo. Por un lado, Estudios Durero, que se ha encargado de la producción de las reproducciones fotográficas a gran escala con soluciones de impresión especiales y de alta calidad, así como de la concepción y publicación del libro homónimo; por otro, Giroa-Veolia, que ha realizado la instalación e iluminación de las obras en el contexto especial que vivimos; y por último LIN3S al desarrollar esta experiencia digital, que por primera vez en el Museo, muestra de una forma innovadora no solo las obras expuestas en la sala, sino también otros trabajos del artista que completan su proyecto para el Museo Guggenheim Bilbao. Julián H. Miranda