Arroyo llega a los 65.000 euros en Abalarte

Arroyo llega a los 65.000 euros en Abalarte

La sala madrileña da un paso al frente, gracias a los resultados de este mes, en su apenas año de existencia.

 

Poco a poco, muy lentamente, como en La lluvia amarilla de Llamazares, los lotes se fueron vendiendo, sin grandes estruendos, casi en silencio. Y sólo al final, al trazar la línea y ver los resultados es cuando uno se da cuenta de que esta subasta ha sido, quizá, un punto de inflexión, una especie de mayoría de edad.

 

Por el esperado Mar de Jávea, c. 1905 (O/cartón fotográfico, 13,5 x 21,5 cm; 1183) de Joaquín Sorolla hubo una cierta disputa entre los coleccionistas de la sala y un teléfono; el colorido en azules con los toques blancos de espuma eran, a pesar del tamaño, muy atractivos, y así no fue extraño que pasase de 25.000 a 32.500 euros en apenas unos segundos. Con el 21% de comisiones e impuestos, queda en 39.325 euros, un precio bueno para el comprador. La obra de Ignacio Zuloaga, Cinco manzanas (O/L, 39 x 55 cm; 34) ni podía ni debía competir pues era un sencillo estudio de formas y color, de calidad, pero estudio sobrio al fin y al cabo; y se adjudicó por los 15.000 euros de la salida.

 

La sorpresa llegó con El hada electrificada, 1988 (O/L, 186 x 156 cm; 113), de Eduardo Arroyo, que partía de unos ciertamente altos 65.000 euros; un comprador estuvo dándole vueltas a la compra varios días y finalmente dejó la salida cubierta, puja que, a la postre, sería efectiva. Donde sí hubo una batalla terrible fue con el lienzo de un joven aún José Guerrero; La alberca, 1946 (O/L, 65 x 81 cm; 1001) partía de unos verdaderamente increíbles 180 euros, y claro, esas piezas no pasan desapercibidas por mucho que queramos los compradores y se adjudicó, finalmente, por 4.750 euros.

 

Hubo también mucho interés en la colección de bronces de Jacques Lipchitz del poeta y ensayista Juan Larrea, que acabó obteniendo muy buenos resultados. Lo más destacado fue la venta por 14.000 euros, lejos de los 6.000 de la salida, de Toro y cóndor. Maqueta nº 1, 1932 (bronce, 3/7, 19,5 x 13 x 28 cm; 1234). Y las dos piezas anteriores: Primer estudio para Paz en la tierra, 1967 (bronce, 11/15, 26 cm; 1232) subió de 2.000 a 3.750 euros, lejos de los 5.500 euros a los que llegó el Estudio para un monumento. Maqueta nº 3, 1934 (bronce, 3/7, 32 cm; 1233). En cambio, el Busto de César Vallejo (bronce, pieza única, 27 cm) se quedó en la salida, 4.000 euros.

 

Como suele ser habitual, las obras de los pintores regionalistas son buscadas por los coleccionistas. En lo catalán, sobresalió la venta del impresionante Barcas en la playa (O/L, 100 x 181 cm; 103) de Modest Urgell, que subió dos pujas hasta adjudicarse por 16.000 euros, lejos de los 9.000 euros de la salida en que se adjudicó a un teléfono Playa de Badalona (O/L, 93 x 73 cm; 143) de Francisco Miralles. Mucho más destacadas fueron las subidas de dos valencianos: la sorollesca tablita de Julia Vila Prades, Niños jugando en la playa (30 x 41 cm; 1039) pasó de 1.600 a los 4.250 euros, mientras Madre e hijo en un huerto (O/L, 50,5 x 43 cm; 1179) de Cecilio Plá pasó en un abrir y cerrar de ojos de 4.500 a 11.000 euros. El mundo vasco no fue menos: El Puerto de San Juan de Luz (O/L, 61 x 50 cm; 1038) de Ricardo Arrúe subió de 4.500 a 5.500 euros; Vista de Olorón (Francia) o Balneario francés (O/L/cartón, 27,5 x 41,4 cm), de Benito Barrueta, se remató por los 4.800 euros de la salida; la acuarela de Escena de campo (67 x 100 cm; 1102), firmada en 1914, por Fernando de Amárica, subió a 2.750 euros, y el Estudio para Eva Arratiana (sanguina, 44 x 61 cm; 1168) de Aurelio Arteta a 4.250 euros.

 

El siglo XIX nos había reservado muy gratas sorpresas; aunque fuesen ventas por la salida, ventas son. Por precio, la más interesante fue la de un teléfono que ofreció los 40.000 euros de la salida por La niña Cumberland (O/L, 41 x 41 cm; 127) del retratista británico George Romney, o los 12.000 euros por La corte de Madrid, 1869 (O/L, 84 x 123 cm; 170) del madrileño Antonio Pérez Rubio. Mucho interés había suscitado la Entrada al templo (O/L, 42 x 29 cm) de Jenaro Pérez Villaamil; en sala y en los teléfonos hubo pujadores para hacerse con el pequeño lienzo y así, subió de 7.000 a 19.000 euros. En línea similar, Los novios (O/L, 100 x 65 cm; 1165) de Eugenio Lucas Villaamil se remató finalmente por 6.500 euros; y el Retrato de María Francisca de Beaufort, duquesa de Osuna (O/L, 220 x 143 cm; 1156) de Valentín Carderera por los 10.000 euros de la salida.

 

En pintura antigua, tres piezas. De Escuela mexicana, S. XVII/XVIII, el Altar con la Virgen de Guadalupe y Nuestra Señora de la Luz (O/L, 80 x 60 cm; 1994) con su magnífico marco realizado en plata, seda y vidrio, se ofrecía por 12.000 euros; ya conocemos la avidez del mercado mexicano por estas piezas singulares y en precio, y así se remató finalmente por 16.000 euros. De Escuela flamenca S. XVII, el oscuro El festín de Baltasar (O/T, 78 x 110 cm; 107) subió de 6.000 a 7.500 euros; y la Anunciación (O/T, 168 x 110 cm; 1173) del círculo de Blas de Prado se adjudicó también por la salida, 20.000 euros, que no son pocos.

 

Sólo queda dar la enhorabuena a la sala por todas estas ventas fruto, sin duda, del trabajo serio, la claridad en la defensa de las pujas y en los remates, y la amplia difusión también en las redes sociales; esperemos que siga creciendo. Daniel Díaz @Invertirenarte