Ni Romero de Torres ni Warhol, en Durán
Fiasco en la cita del jueves 29 de octubre con una venta importante de una tabla italiana que cuadriplicó su precio de salida hasta los 16.000 euros
En nuestro artículo de previos (ver) planteábamos una supuesta batalla en la subasta de Durán entre las obras de Julio Romero de Torres (1874-1930) y de Andy Warhol (1928-1987), que se ofrecían por 130.000 y 150.000 euros, respectivamente. Del cordobés, La bailarina Marina Sansano (óleo y temple/L, 91,5 x 82 cm; lote 146); expuesta en la sala Mundi-Art de Barcelona y comprada en la subasta de Saskia-Sotheby’s en Madrid el 11 de noviembre de 1975 (lote 37). Del americano, rey Midas del pop mundial, Portrait Oliver, 1980 (acrílico y tinta serigráfica sobre lienzo, 40 x 40 in, 101,5 x 101,5 cm; lote 271), expuesta en la muestra de Andy Warhol, Schweizer Portraits, de la Kunstsammlung der Stadt Thun, (Thun, Suiza), en 1982, formando parte de la serie de retratos Schweizer [suizos], y publicada en el catálogo de la exposición a cargo de J. Dolezal (repr. color, cát. ref. 22).
Y, lamentablemente, esa batalla no es que durase poco es que ni existió porque ningún coleccionista quiso aventurarse en la compra de ninguno de ellos. Parecía que un interesado ofrecía desde un teléfono los 130.000 euros pedidos por la obra del cordobés, pero al día siguiente, ayer mismo, me confirmaron desde la sala que finalmente no quería realizar la compra. La del americano, cuyo precio de inicio de 150.000 euros entraba dentro de lo razonable en el mundo internacional, quedó también vacante, sin compradores interesados.
Lo cual transmite un dato y una idea de fondo. El dato, evidente, que Durán no ha tenido compradores interesados en esas dos piezas de cierta importancia, ni en por su vía tradicional ni por la de los medios digitales por las que actualmente las obras tienen una visibilidad bastante mayor. La idea de fondo, más grave: que quizá estemos viendo ya las orejas al lobo, en el sentido de que la seguridad anterior se ha perdido con este horizonte cercano de crisis.
En apenas diez días hemos comprobado varias veces esta idea de fondo. Fernando Durán no consiguió el miércoles los coleccionistas necesarios para vender sus mejores piezas, compradas años atrás en el mercado internacional antes de la crisis (ver). El martes, ni siquiera el Estado fue capaz de comprar en Segre el lienzo de Quirós (ver) porque su presupuesto fue escaso. Y la semana anterior, el Estado comunicó al día siguiente de la subasta de Abalarte (ver), que los óleos de Maella eran inexportables, cuando habían sido comprados ya, en precios bastante razonables y nada pretenciosos, por coleccionistas privados sin ese ‘pequeño detalle’ que cambia radicalmente su condición.
Avanzamos con el siglo XX mencionando dos ventas. La del dibujo de George Condo, Desnudo femenino, 1985 (lote 269), que apenas subió de 7.000 a 7.500 euros, quedando su Sin título (270) del mismo año, más surrealista, sin interesados en ofrecer los 7.000 euros pedidos. En cambio, el pequeño lienzo de Godofredo Ortega Muñoz, El camino, c. 1961 (O/T, 30 x 35 cm; catálogo razonado, pág. 324, núm. 204; lote 162) subió ligeramente, de 7.000 a 9.000 euros, tras sucesivas pujas de dos coleccionistas en la misma sala. Precio impensable hace no demasiados años, junto a los expuestos anteriormente, quizá sean éstas algunas de las señales de la crisis que se avecina…
Interesante fue la venta por los 12.000 euros pedidos de los cuatro dibujos a lápiz y pastel del pintor simbolista belga Émile Fabry: Las cuatro estaciones (cuatro dibujos de 33 x 42 cm c/u; lote 264), fechados en 1911.
Y para terminar, la pintura antigua donde contemplamos la lógica subida del Salvator mundi (O/T, 39 x 29,5 cm; lote 96), de Escuela italiana del siglo XV-XVI; la calidad terminó imponiéndose más allá de los repintes posteriores y, como era previsible, pasó de unos atractivos 4.000 euros de inicio a unos 16.000 euros más acertados finales. Algo similar sucedió, en nivel inferior, con la India serrana del Perú (O/L, 54 x 43 cm; lote 106), de Escuela colonial, siglo XVIII: ya sabemos del interés por este tipo de obras más allá del Atlántico por lo que no fue tampoco extraño que pasara de los apenas 800 euros de inicio a los 4.000 finales. Cuando veas las barbas de tu vecino… Daniel Díaz @Invertirenarte