La generosidad de Sáenz de Oíza: «El que enseña siempre está aprendiendo»

La generosidad de Sáenz de Oíza: «El que enseña siempre está aprendiendo»

La generosidad de Sáenz de Oíza: «El que enseña siempre está aprendiendo»

La impronta que ha dejado Francisco Javier Sáenz de Oíza (Caneda, Navarra, 1918-Madrid, 200o) en la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX ha sido decisiva. Curioso e influido por numerosas disciplinas artísticas su trayectoria se ha caracterizado hasta su fallecimiento por un estilo ecléctico, donde el rigor, la emoción y la eficacia definieron su quehacer. Con motivo de su reciente exposición en el Museo ICO «Sáenz de Oíza. Artes y Oficios», cerrada temporalmente por el Covid-19, hemos podido entrevistar a los comisarios de la muestra: Marisa, Javier y Vicente Sáenz Guerra, arquitectos e hijos del gran arquitecto navarro, que supo transformar el perfil urbano de una ciudad como Madrid, pero también importantes obras en la basílica de Aránzazu, el Pabellón de Festivales de Santander y otros proyectos residenciales y urbanos en torno al contexto para el que fueron concebidos.


*¿Qué influencia su abuelo arquitecto en la vocación de su padre?

*Siempre habló de su padre como arquitecto serio y muy trabajador, destacaba también su bondad humana. Al ser funcionario del catastro en Sevilla pasó su infancia y juventud allí, lo que le dejó mucha huella y un ligero acento al hablar. Aprendió allí su  carácter sociable, ese “todo el mundo es bueno” y la alegría de vivir. En sus paseos dibujaba la arquitectura, fijándose mucho en la geometría y trabajos de lacería de azulejos y arquitectura árabe, así como en la artesanía de escayolas y motivos decorativos. Su padre realizó el Pabellón de la empresa Gal en la Exposición Iberoamericana de 1929, y es probable que le acompañara en alguna de las visitas a la obra.

Admiró la gran belleza de esa ciudad y sus gentes; ah! el Barroco Sevillano. Su padre preparaba por las tardes a los hijos mayores en el bachillerato, explicando los conceptos básicos de matemáticas, geometría y física. Debió de influir mucho, ya que los tres competían entre sí para la resolución de problemas y juegos, siempre había allí una partida simultánea de ajedrez… Los otros dos hermanos fueron ingenieros de caminos y compartieron siempre temas comunes de sus trabajos y la competencia en resolución de problemas.

Al estudiar ahora el material para la exposición hemos descubierto muchos dibujos del ingreso de su padre a la academia para la preparación de la escuela de arquitectura que siempre conservó. Suponemos que ejercieron una influencia fuerte sobre él al ver el gran interés que él tenía en el dibujo académico, artístico y en la geometría. Alguna vez contaba que antes de realizar la matrícula en Arquitectura le dio a él el dinero, para que hiciera lo que quisiera y pensara cómo gastárselo o qué hacer. De manera, que, en cierto modo, no le quiso condicionar en modo alguno y le enseñó a que se enfrentara a sus inquietudes con libertad.

Vista de la sala con maqueta y fotografías de Torres Blancas de Sáenz de Oíza. Foto: César González
De izquierda a derecha: Vicente, Marisa y Javier Sáenz Guerra, hijos de Sáenz de Oíza y comisarios de la muestra "Saénz de Oíza. Artes y Oficios". Foto: César González

* Oíza terminó la carrera de Arquitectura en 1945 y un año después obtuvo su primer Premio Nacional de Arquitectura, algo que consiguió de nuevo en 1954. ¿Qué supuso la docencia en la Escuela para él? ¿Le gustaba compartir sus conocimientos con las jóvenes generaciones?

*Fue siempre un apasionado de la docencia, no sólo hasta su jubilación, que fue forzosa y le supuso una gran indignación. A ese respecto dijo que parece que la sociedad considerase más peligroso un arquitecto que enseña que uno que construye. La docencia la entendía también como generosidad de transmitir y estimular.

Decía que “el que enseña siempre está aprendiendo” y el contacto con los jóvenes le hacía estar en permanente análisis. Sus hijos fuimos tratados igual que un alumno más, así como los alumnos fueron tratados como sus hijos, en ese sentido recíproco de aprender y enseñar. En sus inicios, cuando conoció a Oteiza, 10 años mayor que él y ya muy consolidado en su escultura, le llamaba el padre de todos (otra vez el padre como maestro) y aprendió mucho de su experiencia y sabiduría. Defendía el contacto activo entre distintas generaciones, formas de pensar, distintos artistas y disciplinas, lo que mantiene la mente abierta y libre, con capacidad de abstracción.

Por un lado, le gustaba compartir sus conocimientos con gente joven, pero a la vez era muy generoso y compartía todo lo que sabía con otros compañeros suyos y profesores de su unidad docente. Se preparaba sus clases con gran dedicación, así como las conferencias, en que intentaba mantener el interés de la audiencia y en cierto modo provocar y hacer que se despertara un espíritu crítico.

*¿Cómo le marcó su viaje a Estados Unidos en 1947? ¿Qué se trajo de allí además de valiosas conversaciones con arquitectos y numerosos libros?

*El viaje a América le descubrió una nueva Arquitectura, muy basada en la tecnología que le hizo pensar en la importancia de las estructuras, las instalaciones y la industria. El funcionamiento del edificio como máquina de habitar, pero también se dio cuenta de que la tecnología es obsolescente y que lo que permanece es lo importante. Pasó a valorar y estudiar las otras artes, como la filosofía, la literatura y la poesía a las que se dedicó mucho en sus estudios a partir de entonces.

Se dio cuenta de la importancia del viaje, en ese año se dedicó más a recorrer que a estudiar, decía, a pesar de traer un sesudo estudio sobre el vidrio y la arquitectura norteamericana. A sus alumnos siempre les decía que enseñaba más un viaje que una escuela, por eso quería poner un autobús a las puertas de las universidades.

*En las obras de Sáenz de Oíza hay influencia de Le Corbusier y una admiración por Frank Lloyd-Wright. ¿Qué otros arquitectos le interesaron?

*Le interesaban tanto los autores de la arquitectura moderna de su época como la arquitectura clásica y la arquitectura “sin arquitecto”. Admirador de las grandes obras y catedrales, la arquitectura Griega y Romana, de grandes edificios y ciudades, la arquitectura árabe de La Alhambra, los colores de Pompeya…Aprendió mucho de La casa Romana y su patio, una arquitectura sencilla y en armonía con el medio ambiente, que procuró practicar en todas sus propuestas.

Le atraían mucho los artistas y arquitectos que encontraron un camino propio, modernos en su tiempo y que mantienen su libertad con la fuerza de abrir caminos nuevos. Desde la Antigüedad, valorando la arquitectura como invención, con Leonardo da Vinci, sin dejarse llevar por las corrientes de su época o generando nuevas corrientes, de Miguel Ángel y Brunelleschi a Schinkel. En su viaje a Norteamérica estudió a Sullivan, Mies Van der Rohe, Gropius, la Bauhaus…Gran admirador de Alvar Aalto, Utzon y la modernidad nórdica. En general todos los buenos ejemplos de la historia, sin importar las obras grandes o pequeñas, también el amor por el detalle constructivo, Scarpa como gran ejemplo.

Por otra parte, sería difícil limitarse a unos nombres concretos, dado que le gustaba abarcar una gran amplitud. En cierto modo el mismo diría las dos versiones. Que debemos fijarnos en unos pocos maestros, ir a las fuentes originales de primera mano. A la vez recomendaría no ir por caminos trillados y por ello, llevar esos maestros junto a una visión nueva a otras posibilidades.

*En su trayectoria llama la atención las múltiples huellas de escultores como Oteiza. ¿Qué otros creadores plásticos, poetas y músicos fueron importantes en esa creación integral que caracterizó a Sáenz de Oiza?

*En esta exposición hemos reunido algunos artistas con los que se relacionó y  entroncados con la figura que los unía de alguna manera: Juan Huarte, su gran mecenas, pero en sus lecturas y estudios le interesaban  mucho creadores como Leonardo, pintores como Goya, Picasso, Sorolla, Van Gogh…las vanguardias rusas y americana, poetas como Lorca o Baudelaire,  también filósofos y escritores como Italo Calvino o Borges, Joyce ..  pero sin duda el arquitecto que le atrajo más como creador integral fue Le Corbusier.

*Durante varias décadas frecuentó y fue amigo de Oteiza, Lucio Muñoz, Antonio López y Palazuelo, entre otros. ¿Les compartió la experiencia que tuvo con ellos? (sobre todo en la Basílica de Aránzazu).

*Los artistas que están reflejados en la exposición son muy cercanos a la época primera de Aránzazu y de sus inicios. En sus otras construcciones sobre todo está más presente la figura de Oteiza, del que fue amigo en los 50 años hasta la terminación de su Fundación. Su experiencia con ellos nos llegó como el resto de sus influencias literarias o filosóficas, ya que en la época de Aránzazu no habíamos nacido, mientras que la amistad con Oteiza le llevó a participar en algunos proyectos muy separados en el tiempo, y en algunos de ellos pudimos participar como arquitectos colaboradores.

Convivir con él cada día y escucharle enriquecía a todos porque siempre leía en voz alta sus lecturas favoritas o contaba sus intereses artísticos. De Aránzazu siempre valoró como fundamental el trabajo en equipo, y es en lo que más insistía del caso de esta Basílica en Oñate.

Retrato de Francisco Javier Sáenz de Oíza. Foto: Nicolás Casla

*¿Cómo fue su relación con un mecenas como Juan Huarte?

*La relación con Juan Huarte fue más allá del encargo de un cliente, fue una cercanía de amistad que se mantuvo a lo largo de toda su vida. Además de grandes encargos como la Ciudad Blanca de Alcudia o Torres Blancas, fue el impulsor de su última obra, el Museo para su amigo Oteiza.

Gracias a Juan nuestro padre descubrió la isla de Mallorca, en la que pasaríamos los veranos largos de tres meses durante toda nuestra vida y donde arregló una casa y nos enseñó a vivir en el campo rodeados de naturaleza e ingenio. Juan Huarte, que era navarro como Oíza, tuvo siempre una gran sintonía personal con él. Se tenían un aprecio mutuo tremendo.

*En la muestra del  ICO conviven sus proyectos más simbólicos: Aránzazu, Torres Blancas, Torre BBVA, Palacio de Festivales de Cantabria, junto a otros más sociales o residenciales como las Escuelas Batán, las viviendas de la M-30, Villa Fabriciano o la Fundación Museo Oteiza. ¿Qué les une y qué les diferencia?

Vista de la sala de la exposición "Sáenz de Oíza. Artes y Oficios", con esculturas de Oteiza y pinturas de Palazuelo, entre otras obras de arte. Foto: César González

*Siempre se ha dicho de él que fue muy ecléctico, pero con un punto de vista más abstracto se pueden encontrar ideas comunes en todos sus proyectos.  En cuanto a la forma es posible que sean o parezcan diferentes pero el modo de enfocar las soluciones, usar la curva, mantener la privacidad, intentar la casa-patio en la mayoría de las viviendas, distinguir lo público de lo privado… el uso de los materiales y la forma constructiva también se puede encontrar parecida en muchos proyectos diferentes. La forma curva como defensa de muralla, el aprovechamiento de las condiciones del terreno, la entrada sinuosa, la compresión y apertura de espacios, el entrar bajando y la subida hacia la luz natural, como el crecimiento de una planta… En cierto modo cuando se ve su Arquitectura puedes entender a qué arquitecto corresponde a pesar de esa aparente disparidad de lenguaje. Seguramente el personaje Oíza está siempre presente en la obra.

*¿Qué características le distinguen como arquitecto para las generaciones futuras?

*Su arquitectura siempre es muy razonada y en contacto con el medio que la rodea. No exige mucha tecnología sino la mínima, casi siempre con soluciones sencillas y fáciles de construir, pero siempre con la valentía de aportar una novedad. Los edificios tienen en cuenta donde están, para quien son y quien los construye. Dialogan con el entorno y procuran confort en el uso. El mantenimiento también es un aspecto importante a considerar, que se estudia para que sea mínimo y el envejecimiento favorable. Si hubiera que decir tres palabras pudieran ser: riesgo, emoción y eficacia, entendiendo esta última como encontrar la mejor solución que la persona necesita en cada caso.

*¿Cuáles fueron sus pequeñas o grandes virtudes en el ámbito familiar y profesional?

*Era una persona tremendamente activa tanto manualmente como en el aspecto intelectual. Procuraba formarse continuamente y utilizar esta formación siempre, aplicándola a cualquier actividad, con un entusiasmo contagioso que estimulaba a los de su alrededor a mantenerse curiosos y atentos. Siempre mezcló el ambiente familiar y el profesional sin distinguirlos, el trabajo y las ocupaciones de su tiempo libre se alimentaban uno de otro. Para él, el descanso era un cambio de actividad que utilizaba para leer o seguir con arreglos, transformaciones o inventos que podían resolver pequeños problemas domésticos.  La tenacidad en la manera de afrontar los problemas podría ser otra de sus cualidades.

*Ha sido una pena el cierre temporal de esta exposición en el Museo ICO por motivos de la crisis sanitaria. ¿Saben si se podrá mantener abierta cuando se reanuden las actividades culturales?

*El museo está intentando prorrogar la exposición gestionando los préstamos y las condiciones de agenda, pero no sabemos si se logrará o cómo será el uso cuando se reanude la actividad. La gran crisis que estamos viviendo seguramente provocará un “antes y un después” de los modos de vida. Los museos siempre han sido lugares de conocimiento e introspección que se pueden mantener muy bien como actividad en solitario, además se están generando nuevos usos gracias a las tecnologías que permiten otras experiencias de mayor amplitud social. Confiamos en que se pueda volver a reabrir dado que estaba teniendo un gran seguimiento y se había despertado mucho interés. Nos consta que por parte del Museo y Fundación ICO se están haciendo todas las gestiones para hacerlo posible. Julián H. Miranda

  • Nota: El Museo ICO ha comunicado hoy 24 de abril la decisión de ampliar la duración de la exposición ‘Sáenz de Oíza. Artes y Oficios’, prevista para el 26 de abril, una vez que se recupere la normalidad tras el confinamiento y siempre que las condiciones lo permitan.
Vista general de una de las salas en la primera planta de la muestra "Sáenz de Oíza. Artes y oficios". Foto: César González