Un oratorio de Juan de Juanes donado por Amigos del Museo del Prado
El Museo del Prado dota de un espacio propio a uno de los mejores pintores renacentistas españoles, Juan de Juanes ( h.1510-1579), conocido como el Rafael español, que de este modo se equipara a maestros como el Bosco, El Greco, Velázquez o Goya. El Oratorio de San Jerónimo, que pintó el maestro valenciano hacia 1560 para proteger un magnífico alabastro de Damián Forment en 1520, culmina este espacio en la sala 51, la rotonda de Goya, gracias a la generosidad de la Fundación de Amigos del Museo del Prado. La obra fue adquirida en Subastas Segre en mayo de 2018 por 26.000 euros.
Este oratorio desconocido tiene como tema principal a san Jerónimo, y fue realizado por uno de los escultores valencianos más relevantes de finales del siglo XV y principios del XVI, Damián Forment, que trabajó para la Corona de Aragón. Para construirlo en 1520 usó alabastro del Valle del Ebro, que estuvo en origen dorado y policromado, y posteriormente Juan de Juanes, con su gran habilidad, diseñó una excepcional estructura «a la romana» para proteger y realzar la placa, que sirvió para ampliar la parte superior y pintarla parcialmente. En el exterior de las puertas Juan de Juanes representó a san José con el Niño y a san Lucas, y en el interior, bajo dos arcos, a san Vicente Ferrer y a san Pedro Mártir.
En la sala 51 dedicada a Juan de Flandes se exhiben un total de 18 obras, 14 del gran maestro español del Renacimiento, entre las que destacan varias pinturas del Retablo de San Esteban, el Ecce Homo, La Última Cena o el Retrato de un caballero santiaguista; cuatro tablas de Vicente Masip, una de ellas pintada con su hijo Juan de Juanes, Cristo Camino del Calvario, y otro óleo de Onofre Falcó, San Esteban ordenado como diácono. No hay que olvidar que la familia Masip, primero con Juan Vicente Masip (h. 1475-1550) y luego con su hijo Vicente Juan Masip, más conocido como Juan de Juanes (h. 1510-1579) dominaron la pintura valenciana durante gran parte del siglo XVI, en ese tránsito entre el gótico final y las novedades renacentistas que llegaban de Italia, y sobre todo la influencia de Sebastiano del Piombo y Rafael en la obra de Juan de Juanes. Julián H. Miranda