175.000 euros en Ansorena por su Anglada Camarasa y su Úrculo
Fueron las dos ventas más llamativas en la cita de los días 17 y 18 de junio, junto a las dos compras del Estado
No deja de ser sorprendente que una obra que salió a pujas en abril pasado y por la que no hubo interesados, apenas dos meses más tarde se venda y además suba notablemente de precio. Me refiero al lienzo de Hermenegildo Anglada-Camarasa, Paisaje con marismas, 1905 (O/L, 80,5 x 140,5 cm; 734), que ofrecía Ansorena, estuvo expuesto en la muestra de Mapfre de 2002, y se ofrecía ahora por 35.000 euros como citamos en nuestro artículo de previos (ver).
Había salido a pujas en abril pasado por 50.000 euros, y su rebaja, hasta 32.000 euros ahora, hizo que dos coleccionistas se interesaran y fueran subiendo las pujas hasta adjudicarse por nada menos que 82.000 euros, que con el 23% de premium de la sala, impuestos ya incluidos, ascienda a un precio final de 100.860 euros. Esto ocurre con cierta frecuencia: se ofrece una pieza que gusta, pero por un precio excesivo así que un coleccionista interesado no lo puja, esperando a que vuelva a salir una segunda vez rebajado; pero entonces, cuando sale de nuevo, se interesa también un segundo o incluso un tercer coleccionista que pujan y terminan subiendo su precio. Son las segundas oportunidades…
La segunda mejor venta fue también un tanto sorpresa, al menos para mí, la verdad. Se ofrecía un lienzo de Eduardo Úrculo, con su habitual personaje de espaladas con sombrero y maleta, esperando. Titulado El australiano (O/L, 130 x 162 cm; 220), y fechado en 1991, los 26.000 euros de inicio resultaron muy escasos ante las pujas de otros dos coleccionistas, que fueron subiendo su precio hasta adjudicarse por nada menos que 60.000 euros, una cifra que le hace acreedor de su obra más cara vendida en subasta hasta ahora.
Si seguimos acercándonos en el tiempo, sobresalió la venta de la imponente pieza de Lucio Muñoz. Para Lenz, 1993 (Tm/T, 101 x 205 cm; 216), procedente de la galería Marlborough de Nueva York, pasó de 14.000 a 18.000 euros. Y la lectura que hago es que comienza a notarse en el mercado secundario una cierta recuperación de su figura y producción, sostenida ahora por la poderosa galería de Maisterra… Lo cual me alegra mucho, todo sea dicho, porque desde hace años vengo diciendo que la calidad de su obra vale bastante más que su actual cotización.
En línea similar, en ese interés por lo matérico tan característico de una parte de nuestra modernidad, de Francisco Farreras hubo dos ventas: Perseo (Tm/T, 120 x 100 cm; 214) y 523A, 2000 (Tm/T, 121 x 100 x 5 cm; 215), que subieron de 7.000 a 8.000 euros, y de 6.000 a 7.000 euros, respectivamente. Y para terminar, me alegré por la subida de 9.000 a 9.500 euros del lienzo del poco conocido aún en este mercado secundario, pero muy conocido ya en el primario, Jerónimo Elespe: Prophecy, 2020 (Tm/l/T, 100 x 65 cm; 229).
Retrocedamos ya a 1949, cuando Juana Francés -conocida sobre todo por ser integrante de El Paso-, pintaba unos años antes, sus primeras obras, Bodegón (O/L, 59,5 x 70 cm; 124); con etiqueta de la primera Bienal hispanoamericana de arte, celebrada en Madrid en octubre de 1951, fue comprado por el Estado por los 12.000 euros pedidos, ante la ausencia de otras pujas.
Ligeramente anterior, de Francisco Bores, Composición, 1944 (O/L, 38 x 46 cm; 105), procedente de la galería Louis Carré, de París, y Nature norte au gueridón, 1927 (O/L, 65 x 81 cm; 106), publicados en el razonado de Hélène Dechanet con los números 1944/32 (pág. 546) y 1927/42, pasó de 8.000 a 9.000 euros, y se adjudicó por los 12.000 euros pedidos, respectivamente.
Del catalán José Mompou, su Printemps de 1924 (O/L, 149 x 202 cm; 115), en una línea cercana al noucentisme, pasó de 15.000 a 24.000 euros, dadas también las dimensiones de la obra, y pasaría también a ser su obra más cara vendida en subasta.
Si seguimos retrocediendo, a la pintura del cambio de siglo, se adjudicaron dos ventas que luego se demostraron que era simple reserva. Me refiero primero a los 42.000 euros anunciados por el Puerto de Jávea, 1905 (O/L/cartón, 18 x 20,2 cm; 737), de Joaquín Sorolla, comprado por cierto en Christie’s Nueva York en octubre pasado por 37,800 USD (34.545 euros), y a los 26.000 euros por El hábito y la espada, 1882 (O/L, 220 x 168 cm; 739), de Antonio Casanova y Estorach, adjudicado en febrero de 2012 por 16.000 euros en J.P.Osenat Fontainebleau S.A.S., en Francia. Y como hemos dicho en otras ocasiones, por muchas razones es mejor decir al bajar el martillo No vendido, como hacen en Europa y Estados Unidos.
Ya que estamos, de Alejandro Ferrant, El entierro de san Sebastián, 1886 (O/L, 45 c 65 cm; 720), subió de 2.400 a 8500 euros, mientras Baño en Venecia (O/L, 34,5 x 74 cm; 724), de Antonio Reyna, se adjudicó por los 8.000 euros pedidos. En esta línea, el Estado se adjudicó por 8.500 euros, supongo que para el Museo del Prado o el Bellas Artes de Valencia, el interesante lienzo del alicantino Joaquín Agrasot, Mi estudio (O/L, 60,5 x 102,5 cm; 742), firmado y fechado durante su estancia en Roma en 1875. Buena compra, sin duda.
Por 7.000 euros se adjudicaron tanto el Retrato de don Teodoro Zía, director de la Real fábrica de Platería Martínez (O/L, 113 x 95 cm; 712), que en 1839 le pintó Antonio María Esquivel, como el Retrato de don Eduardo Gasset y Artime (O/L, 46,5 x 37,5 cm; 715), ministro y senador gallego, pintado por Víctor Manzano.
En pintura antigua, el San Pedro apóstol (O/L, 49 x 34,5 cm; 617), atribuido al veneciano Giovanni Battista Piazzetta y con calidad evidente, pasó de 9.000 a 14.000 euros, ofrecidos en puja previa por escrito. Lástima; pensé que iba a ser más atractivo para los coleccionistas. De Abraham Danielsz Hondius, su Paisaje con río y aves, 1690 (O/L, 101 x 126 cm; 616), pasó de 15.000 a 16.000 euros, adjudicados a un coleccionista al teléfono, mientras Magdalena penitente (O/T, 90 x 72 cm; 614), de Escuela flamenca del siglo XVI, subió también de 12.000 a 13.000 euros, adjudicados esta vez a una puja previa. Y no deja de sorprenderme que por el Bodegón con frutas, flores y pájaros (O/L, 100 x 150 cm; 578), reinterpretación de finales del siglo XX por el Estudio Miguel Canals de una composición del XVII, se ofrecieran nada menos que 8.000 euros. Nos leemos de nuevo en julio. Daniel Díaz @Invertirenarte
