Bernardí Roig le pone los cuernos al MAN

Bernardí Roig le pone los cuernos al MAN

El Museo Arqueológico de Madrid vuelve a abrirse al arte contemporáneo con esta exposición titulada Cabezas [y] toros. El tercer cuerno que presenta seis piezas inéditas del artista mallorquín. Inspiradas en los Caps de Bous de la cultura talayótica y en varios bustos romanos, estas obras se confundirán con el resto de tesoros arqueológicos para provocar una nueva mirada en el espectador y “erosionar el ojo”, según el autor.

Bernardí Roig. El tercer cuerno. 2024. Poliestireno expandido, LED, Aluminio.

Bernardí Roig le pone los cuernos al MAN. Pero no una ni dos veces, sino hasta en cinco ocasiones. Y además de forma literal. Aparecen como elemento metafórico en las obras que ha creado expresamente para el museo, donde juega –siempre con humor– con la idea de la obra de arte como objeto museable y con un hilo temporal de nada menos que 23-25 siglos.

Al artista siempre le ha gustado provocar, inducir una nueva mirada en el espectador para “erosionar el ojo” y “mirar mejor”. Precisamente eso es lo que hace en su nueva exposición Caps [y] Bous. El tercer cuerno, que supone una revisión del hallazgo de los Toros de Costitx. “Ese tercer cuerno es la metáfora que amplía la verdad del objeto hallado y revela lo que le crece al objeto auratizado y musealizado, cuando acumula una infinidad de miradas que modifican su significado”, explica el autor.

De modo que el punto de partida han sido esos tres toros de bronce de la cultura talayótica (siglo V-III a.C.) encontrados de manera fortuita en el municipio mallorquín de Costitx. Era 1895 y un labriego se disponía a mover varias rocas de gran tamaño para ampliar el terreno de la siembra. Ya había empezado a trasladar las primeras piedras cuando, en el proceso, escuchó un sonido metálico, al que siguió la repentina aparición de unos imponentes cuernos. El conjunto se expone actualmente en el MAN como uno de los testimonios más destacados del culto al toro del hombre talayótico.

En homenaje a aquel hallazgo, encontramos una minúscula cabeza que se confunde en la vitrina con el resto de piezas que integran el santuario de Costitx. Pero brilla demasiado para tener más de 20 siglos. Ahí reside, una vez más, la ironía y el juego del artista mallorquín. A escasos metros de distancia sitúa una gran torre de luz contemporánea que oculta una cabeza de buey, cuya peculiaridad es ese cuerno dorado que destaca frente a los otros dos. Se titula El tercer cuerno y se ha instalado junto al monumento funerario de Pozo Moro, en un juego de contrarios que habla de la ligereza y tecnología de los materiales actuales –poliestireno y LED– frente al peso de la piedra arenisca y la memoria de la cultura íbera.

Toros de Costitx. Siglos V-III a.C. Bronce. Museo Arqueológico Nacional, Madrid.
Bernardí Roig. Cap de Dimoni Cucarell. 2024. Bronce con baño de oro.
Bernardí Roig. Cabeza de Anibal J. 2024. Bronce.

En el Patio Romano, el autor ha jugado con un elemento tan común como la nariz, esa que le falta a prácticamente todos los bustos de mármol de la época. Para remediarlo, Bernardí ha creado Anibal J. –desde luego, la coincidencia del nombre con el general romano no es ninguna coincidencia–, cuya prominente napia a lo Cyrano supone el contrapunto perfecto. La cabeza de ese personaje calvo pasaría inadvertida entre el resto de bustos blancos de no ser por ese llamativo y ostentoso cartílago dorado.

Puede que la inclusión de estas obras contemporáneas en medio de tanta arqueología resulte perturbadora, pero eso es lo que busca el artista. Llamar la atención del público, invitarle al juego, animarle a que vuelva a mirar. Incluso después de salir del museo, cuando descubra en el exterior la verja dorada de diez metros de largo que trascurre de manera paralela a la reja histórica que sirve para perimetrar el edificio. Tiene una abertura intencionada entre dos de los barrotes, “para escaparse hacia dentro”, sugiere el artista (por si al espectador le falta algún cuerno por descubrir).

Caps [y] Bous. El tercer cuerno es un proyecto organizado por el MAN en el que colaboran el Gobierno de Illes Ballers, el Institut d’Estudis Baleàrics, el Consell de Mallorca, el Ajuntament de Palma y Es Baluard Museu. Podrá verse hasta el 25 de mayo en Madrid. Sol G. Moreno