Los tesoros del Westmorland ‘vuelven’ a Málaga
El Centro Cultural de la Fundación Unicaja de Málaga presenta en sus salas la exposición El Westmorland en Málaga, coorganizada por la institución andaluza y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que resume la historia de la travesía del navío inglés en el siglo XVIII y expone alrededor de 70 obras, casi dos siglos y medio más tarde, entre ellas algunos de los tesoros más sobresalientes que albergaba.
En el acto de presentación estuvieron presentes el responsable de Artes Plásticas de la Fundación Unicaja, Rafael Valentín López, y los comisarios José María Luzón, académico de San Fernando, y la profesora María del Carmen Alonso. Esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 12 de enero, forma parte de un acuerdo de colaboración suscrito entre ambas entidades con el fin de promover exposiciones conjuntas.
El Westmorland zarpó en diciembre de 1778, pero poco después fue capturado. El 8 de enero de 1779, escoltado por los navíos de línea franceses Caton y Destin, que lo habían capturado en aguas mediterráneas, el buque inglés hacía entrada en el puerto de Málaga.
Tras la captura, los tesoros artísticos que viajaban a bordo fueron comprados por Carlos III a instancias del conde de Floridablanca, secretario de Estado, y trasladados a dependencias de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid con el propósito de que pudiesen servir para la instrucción de las bellas artes y la arquitectura.
El recorrido por la muestra es una travesía visual de la historia de la captura del barco, que viajaba de Livorno a Inglaterra, donde podemos observar muchas de las obras originales que iban a bordo, no solo pinturas, esculturas, libros y documentos, sino también grabados y obras musicales inéditas, que reflejan el ambiente de la vida artística y cultural de las ciudades europeas del siglo XVIII, por las que fueron pasando los jóvenes británicos que realizaban su viaje instructivo por el continente, conocido como el Grand Tour.
Estructurada en siete salas todas las obras reunidas reflejan el testimonio de un gusto artístico, literario y musical en un momento histórico fundamental en los viajes que muchos jóvenes aristócratas realizaban por Europa y que no deja de ser una época precursora del turismo cultural más actual. E incluso nos puede dar algunas pistas de cómo era el mercado del arte en el siglo XVIII, sobre todo en Italia.
En los espacios de la Fundación Unicaja pueden admirarse acuarelas con vistas paisajísticas de John Robert Cozens, considerado el príncipe británico de esta disciplina; los retratos de Pompeo Batoni, que ha cedido el Museo del Prado, o el cuadro de la Venus Calipigia, copia anónima del realizado por Giuseppe Cesari, il Cavaliere d’Arpino. Y junto a esas obras esculturas como la Cabeza de la Venus de Medici, Baco y Ariadna y Eros y Psique, procedentes del taller de Bartolomeo Cavaceppi.
Además, aunque no forme parte de los tesoros que iban a bordo del barco, se exhibe el lienzo Vista de Málaga desde el midi (1785) de Mariano Ramón Sánchez, cedido por Patrimonio Nacional, que ilustra el puerto de Málaga en la época y es la imagen de la muestra, o el Mapa de Málaga [Puerta del Mar] (1785), procedente de los fondos del Museo Fundación Unicaja de Artes y Costumbres Populares de Málaga.
El desarrollo tecnológico ha permitido que se pueda acceder digitalmente a un libro de grabados de Piranesi que viajaba a bordo, y del que se exponen varios originales en la exposición, junto a otras publicaciones que se han digitalizado para presentarse en la misma. Asimismo documentos procedentes del Archivo Histórico Provincial de Málaga o de la Real Orden del Conde Floridablanca del 9 de julio de 1783 en la que, por orden de Carlos III, pide que se trasladen a Málaga dos personas para examinar el contenido artístico del barco con objeto de conocerlo y darle destino.
Además de la literatura, la música fue otra de las disciplinas preferida de los protagonistas del Grand Tour. Mientras hacían el viaje se vendían partituras a los jóvenes turistas especialmente escritas para ellos y para los instrumentos ligeros que solían llevar consigo. Por primera vez en España, estas partituras no solo estarán expuestas en una vitrina, sino que podrán oírlas gracias a las grabaciones del Westmorland Ensemble, creado expresamente para la recuperación de este fondo musical.