El aniversario de Friedrich en la Hamburger Kunsthalle
El museo alemán es el primero en celebrar una muestra que conmemora los 250 años del nacimiento del pintor, cuya popularidad ha ido oscilando con el paso de los años del olvido a la fama, pasando por una época oscura debido al gusto de los nazis por su trabajo. Ahora se celebra en la pinacoteca una amplia exposición centrada en la relación del autor romántico con los paisajes, además de en la impronta que ha dejado en el arte posterior.
La popularidad de Caspar David Friedrich (1774-1840) ha sufrido numerosos altibajos a lo largo de los años. Durante su vida llegó a ser el artista favorito del príncipe heredero alemán Federico Guillermo IV, conocido como «el romántico en el trono». Este convenció a su padre, Guillermo III, para que adquiriera lo que hoy en día son algunas de las obras más conocidas del artista, como El monje frente al mar o La abadía en el robledal.
De igual modo, su hermana Charlotte –que acabó convirtiéndose en zarina consorte al contraer matrimonio con Nicolás I– convenció a su esposo para que se hiciera también con varios lienzos de Friedrich, pues ella también le admiraba profundamente.
A pesar de estos días de esplendor en los que fue el favorito de la corte, el artista terminó muriendo en la pobreza, y su nombre cayó poco a poco en el olvido.
Para cuando la Nationalgalerie berlinesa organizó en 1906 una muestra de pintura alemana donde se incluyeron 93 de sus obras, parecía que ya nadie lo recordaba. Sin embargo, gracias a aquella exposición –que reunió el mayor número de telas del autor– comenzó poco a poco a reactivarse el interés por su trabajo. Aunque su reputación aún tendría que sufrir un nuevo golpe.
Durante el periodo nazi se ensalzó mucho el arte romántico alemán, además Hitler sintió especial predilección por Friedrich. Todo ello hizo que, tras terminar la Segunda Guerra Mundial, los museos se mostrasen reticentes a exhibir su obra.
No fue hasta 1972, año en el que la Tate Gallery organizó una retrospectiva suya, cuando comenzó a elevar su popularidad de nuevo. Dos años después, en 1974, la Hamburger Kunsthalle volvería a incidir en su figura, al organizar una exposición por el 200 aniversario natalicio del pintor.
Ahora la misma pinacoteca alemana presenta Arte para un nuevo tiempo, la muestra con la que vuelven a celebrar, medio siglo después, el nacimiento de Friedrich. A esta muestra le seguirán otras dos en Alemania, una en la Alte Nationalgalerie de Berlín que se inaugura en abril y una segunda en Dresde –donde vivió el artista durante 40 años– que se podrá visitar a partir de agosto. De forma paralela, se celebrarán otros actos y exposiciones en honor a Friedrich en museos y ciudades de menor tamaño como Weimar.
En esta nueva exposición de Hamburgo se ahonda en la relación entre el pintor y el paisaje, que utilizó –igual que todos los románticos– como una herramienta para hablar de su propia subjetividad, sus emociones y sus deseos.
En su empeño por mostrar una perspectiva más amplia del corpus de Friedrich, el recorrido concede también gran importancia a su ingente cantidad de dibujos, así como a obras de otros románticos, muchos de los cuales fueron sus amigos (como Johan Christian Dahl). De igual forma, se incluyen piezas de artistas posteriores que llegan hasta la contemporaneidad; creadores que se inspiraron en Caspar David y en su relación con el medio natural. Esta simbiosis entre el autor y la naturaleza se suma además a la preocupación por el cambio climático, que puede verse en trabajos como el del islandés Olafor Eliasson.
La muestra podrá visitarse hasta el 1 de abril. Posteriormente, varias de las obras viajarán a Berlín y Dresde, pues entre los tres museos ostentan una de las mayores colecciones del artista. De modo que los préstamos entre ellas durante el Año Friedrich serán frecuentes.
Como guinda del pastel, el alemán viajará a Estados Unidos en 2025, año en que se realizará una gran muestra en el MET de Nueva York, la primera gran exposición monográfica de Friedrich en este país. Sofía Guardiola