Zóbel terminó reinando en Fernando Durán
Adjudicado por los 70.000 euros de la salida, es la mejor venta de la cita del día 27 de diciembre junto al Pantoja de la Cruz
Fernando Zóbel se impone de nuevo, también en Fernando Durán. Obviamente, no es ninguna novedad, como bien sabemos los que venimos siguiendo las subastas desde hace años; es un volver sobre terreno conocido, esperado. Es comprobar de nuevo el interés que su producción despierta en el mercado nacional e internacional y los precios en los que se mueve.
En este caso, su lienzo Vuelo-68 (O/L, 60,5 x 60 cm; lote 80), del que hablamos en nuestro artículo de previos (ver), procedente de la galería Juana Mordó de Madrid, citado en su cuaderno de apuntes nº 66 y catalogado en el razonado de De la Torre y Pérez Madero, se adjudicó por la salida, 70.000 euros. Creo que algunos esperábamos alguna puja más, que quizá por las, creo que objetivamente más complicadas, fechas no llegó. O porque un 60 x 60 cm de 1968, por el que se pagan finalmente 85.400 euros, con el 22% del premium de la sala ya incluido, es una cifra considerable. O porque quizá percibo un ligero estancamiento, vistos los resultados de las ventas de contemporáneo en Durán, Ansorena, Alcalá, Segre y, ahora, Fernando Durán. Tímido aviso para navegantes.
Quizá algo de eso mismo se puede ver en los 29.500 euros ofrecidos por el único coleccionista interesado en el lienzo de Secundino Hernández: su Sin título, 2010 (O y A/L, 150 x 130 cm; 140), procedente de la galería Heinrich Ehrhardt de Madrid.
Con Juan Uslé, en cambio, ha habido un ligero repunte: Monitos ambulantes, 1994 (acrílico vinílico sobre lienzo, 46 x 61 x 5 cm; 97), que ha aparecido en diversas ocasiones en el mercado a lo largo de los últimos años, subió de 18.000 a 20.000 euros, mientras La punta II (óleo y pigmentos/L, 55 x 221 cm; 129), del año 1986, sin estar definido su estilo, pasó de 10.000 a 17.000 euros, dado el tamaño.
Me alegraron, sinceramente, tres ventas que también comentamos con cierta extensión. De Chema Cobo, Isadora Duncan en el Parque Singer (A/L, 160 x 120 cm; 104), presente en seis exposiciones, pasó de 12.000 a 14.000 euros; de Sigfrido Martín Begué, El rapto de Europa, 1981 (O/L, 130 x 195 cm; 106), expuesta en la galería Rayuela de 1983, subió de 10.000 a 14.000 euros; y, por último, El violinista, 1986 (O/L, 160 x 95 cm, medidas erróneas; 120) de Juan Antonio Aguirre, que se terminó adjudicando por los 8.000 euros pedidos. Por último, en obra gráfica, hay que mencionar el aguafuerte con aguatinta y carborundum de 1969 de Joan Miró, Oiseaux destructeur (46/75, 72,5 x 94 cm; 262), rematado en los 13.000 de la salida.
Si en esta sala, que durante años lleva obteniendo buenos resultados en contemporáneo, nos quedáramos aquí, sería mala señal. La realidad es singular porque, por debajo del precio inicial, se vendieron tres obras importantes, rebajadas, por decirlo de alguna manera. De Antonio Saura, su claustrofóbico Foule, 1962 (62,2 x 90,2 cm; 69), un óleo y tinta sobre papel con sus habituales personajes apiñados, se adjudicó por 42.500 euros, por debajo de los 50.000 pretendidos. De Antoni Tàpies, su pintura acrílica sobre papel japón, Caligrafía, 1969 (60,5 x 99 cm; 77), bajó de 35.000 a 32.500 euros. Y, por último, el papel de Soledad Sevilla de 2003, Maleza Maleza (carboncillo sobre papel, 192 x 127 cm; 94), expuesto en Soledad Lorenzo en 2005, de 19.000 a 18.000 euros. Curioso, pero efectivo. Y en estos tiempos ser prácticos y encontrar compradores beneficia a los vendedores…
Si retrocedemos en el tiempo, hay que mencionar la subida del dibujo de Ramón Casas, La modelo (carboncillo con toques de clarión, 60 x 45 cm; 807), de 4.000 a 13.000 euros; no está nada mal. Del siglo anterior ya, la pareja de acuarelas según David Roberts”, no debía ser “según” sino “de”, porque Alhambra (27 x 38 cm) y Florencia (33 x 45 cm; 505) de 250 a 7.500 euros. Y de Francisco Bayeu, su Inmaculada Concepción (O/L, 172 x 123 cm; 630), siguiendo el modelo de la del oratorio del Palacio arzobispal de Zaragoza, firmada en Madrid en 1758, pasó de 16.000 a 25.000 euros.
En maestros antiguos, creo que lo más esperado era el Retrato del duque de Lerma (Francisco de Sandoval y Rojas) con bohemio de pieles, 1607-1608 (O/L, 102 x 85 cm; 942) por Juan Pantoja de la Cruz; terminó imponiéndose su calidad recientemente limpiada y pasó de 35.000 a 55.000 euros.
El lienzo de Francisco Herrera, el mozo, Éxtasis de María Magdalena (O/L, 122 x 98 cm; 927), que no estaba en las mejores condiciones, todo sea dicho, pasó de 25.000 a 27.500 euros, quedándose por debajo de los 35.000 euros pedidos en julio pasado. La esperada miniatura de Antonio Ricci, Retrato de la reina Isabel de Borbón (10,5 cm de diámetro; 946), inserto en medallón de plata original y con escudos de la familia Coutinho (condes de Vidigueira) por detrás, y la retratada con las joyas emblemáticas de la corona: el estanque y la peregrina, subió de 12.000 a 25.000 euros. Quizá se le escapó al Estado… Por último, las dos tablas de Juan de la Abadía, San Juan Bautista predicando y San Juan Bautista conducido a prisión (O/T, 111 x 69 cm cada una; lotes 918 y 919), procedentes de un mismo retablo, subieron ligeramente, de 12.000 a 13.000 euros cada una.
En lo internacional, debemos mencionar el lienzo de Marcantonio Bassetti, una imponente Visión de san Agustín, 1616-1619 (O/L, 147 x 100 cm; 941), de su período romano, que subió ligeramente, de 40.000 a 42.500 euros. Por la salida, 15.000 euros, se adjudicó el óleo sobre ágata de Jacopo Ligozzi, Oración en el huerto (20 x 17 cm; 930). Y del veneciano Francesco Leonardoni, su mínimo Retrato de Mariana de Neoburgo, óleo sobre naipe, subió de 1.200 a 2.000 (no los 20.000 euros de los que hablé, pequeño error ‘de un simple cero’ de la sala al enviarme los resultados; ver). Recordemos que al regresar Mariana del exilio no puede ir a la Corte y se queda en el Palacio del Infantado de Guadalajara, donde fallece; de ahí que lo haya comprado la Asociación de amigos del Museo de Guadalajara como regalo para el propio Museo.
Por último, los dibujos y las estampas. El de Carlo Maratti, sorprendió que subiera a apenas 1.200 euros. Aquí mismo, en los previos, comentamos que el Aquiles (sanguina sobre papel verjurado, 26 x 18 cm; 954), no era de Escuela napolitana del finales del siglo XVII sino que se trata de un estudio preparatorio para el mosaico de Josué y el milagro del sol del vestíbulo de la Capilla de la Presentación de la Basílica de San Pedro del Vaticano (ver)… Lo malo es que la catalogación no estaba actualizada en la web de la sala y los que lo comentamos en redes no tenemos el eco suficiente para llegar a determinados coleccionistas. Enhorabuena al comprador, sin duda.
El de Blas de Prado, un San Jerónimo penitente (pluma y aguada de tinta parda sobre papel verjurado, 23,5 x 20 cm; 944), que se acerca a los de su mano en los Uffizi, se adjudicó por 3.000 euros, al salida. Y el de Doménico Piola, buen dibujo a lápiz negro, pluma y aguada de tinta parda, Descanso en la huida a Egipto (35 x 25 cm; 948), se adjudicó también por la salida, 2.500 euros esta vez. Por último, la compra del Estado: un sencillo grabado a buril de Pedro Perrete, San Jerónimo, 1624 (23,9 x 17,4 cm plancha; 949), por 600 euros. Lo contabilizado hasta aquí suma 525.000 euros. Las Navidades en Fernando Durán. Muy feliz 2025. Daniel Díaz @Invertirenarte