Zaragoza echa una mirada al realismo español del siglo XX
Medio centenar de obras componen Infinita realidad, una muestra organizada en el Museo Goya Colección Ibercaja que reúne a 10 grandes artistas como Antonio López, Isabel Quintanilla o Cristóbal Toral. Todos ellos se miden, hasta septiembre, con la producción del pintor aragonés que cuelga de las salas permanentes del centro.
Decir que Francisco de Goya es el protagonista indiscutible del museo que lleva su nombre en Zaragoza parece una obviedad: cerca de 500 obras entre pinturas suyas –como la reciente incorporación del Joven duque de Alba y XI marqués de Villafranca– y de sus coetáneos, además de ejemplares de todas sus series grabadas se reparten por los fondos permanentes de la antigua casa del infanzón Jerónimo Cósida.
Sin embargo, durante los últimos años la Fundación Ibercaja ha demostrado que este espacio puede abrirse también a otros maestros españoles, como por ejemplo Picasso o El Greco, e incluso internacionales como Giaquinto.
Esta vez el autor aragonés comparte protagonismo con artistas cuya producción siguió un desarrollo paralelo a sus vidas. Lazos personales e intereses comunes se entremezclan con carreras profesionales en el caso de los hermanos López, Esperanza Parada e Isabel Quintanilla –sus mujeres– o el matrimonio compuesto por Antonio López y María Moreno, que este verano participan en la muestra Infinita realidad.
Todos ellos quisieron mantenerse fieles a las formas figurativas, en un momento en que triunfaba la abstracción. Era la década de los sesenta del siglo XX y, mientras el Grupo El Paso o Tàpies investigaban con los materiales, estos autores pintaban bodegones, escenas familiares, jardines y panorámicas urbanas.
Ahora el Museo Goya ha reunido un total de 47 de sus pinturas, esculturas y dibujos para ilustrar la evolución y desarrollo de esta Escuela realista madrileña (aunque ellos rechacen ese término). Se trata de casi medio centenar de obras de María Moreno, Cristóbal Toral, Carmen Laffón, Julio López, Esperanza Parada, Francisco López, Isabel Quintanilla, José Hernández, Amalia Avia y, por supuesto, Antonio López, concebidas a lo largo de seis décadas, desde 1959 hasta 2021.
María Toral es la comisaria de esta exposición, cuyo recorrido ofrece gran número de obras desconocidas por el público, ya que pertenecen a colecciones particulares, entidades privadas como Sorigué, Orpheus o Azcona, o bien a las propias familias de los artistas. Del autor de los membrillos, por ejemplo, se presentan dos obras inéditas: Rosas rosas I y II (2021), llegadas directamente del taller de López.
Los tres temas en torno a los cuales se articula la muestra son el bodegón, con su belleza de lo cotidiano; los paisajes, ya sean al aire libre o interiores caseros; y la figura humana, aquí potenciada por las conexiones entre los autores y sus retratados.
Las salas del museo zaragozano proporcionan, por tanto, un paseo sosegado, íntimo y nostálgico por ese realismo cargado de tintes familiares, naturaleza efímera y vistas urbanas que hoy se han convertido en postales pintadas. Infinita realidad podrá visitarse en el Museo Goya hasta el 18 de septiembre.