Y el Guerrero de Segre voló a los 42.000 euros
En la licitación del 18 de septiembre destacaron también las ventas de las esculturas de Alberto y Oteiza
Era de esperar. En nuestro artículo de previos de la subasta en Segre (ver), habíamos señalado ya el lienzo de José Guerrero (1914-1992) firmado en 1982, Sin título, Serie Comienzos (O/L, 82 x 60 cm; lote 229) como, probablemente, la pieza más destacada de la cita. Publicado en el catálogo razonado de Inés Vallejo y Yolanda Romero (Madrid, 2007, nº 1077, repr. pág. 1048), expuesto en el Centro Cultural Manuel de Falla de Granada entre 1983 y 1984, y procedente de las galerías Juana Mordó y Buades, cumplía casi todos los requisitos para atraer las miradas de los coleccionistas: buen precio y tamaño, sin llegar sus grandes lienzos, y color y composición atractivos, que se unían al actual renovado interés por la obra del granadino, especialmente mostrado en esta sala.
De hecho, como comentamos, el contundente papel de 1979, Sin título ((O/papel, 48 x 63 cm; ver) se había vendido en febrero pasado por 22.000 euros, y en diciembre de 2016 –no hace tanto tiempo desde entonces-, Verde, 1979 (O/L, 52 x 35 cm; ver) subió de 15.000 a 20.000 euros. Así, no fue extraño en absoluto que en apenas unos segundos pasase de los 24.000 euros iniciales hasta unos 42.000 finales, una cifra que se acerca al doble de la salida y muestra, como digo, en interés por la producción de este pintor.
Las otras ventas importantes de la tarde se decantaron por las tres dimensiones. La más previsible fue la de la portada del catálogo: Toro, 1958-1962 (1972), un bronce patinado (3/7, 90 x 45 x 30 cm; lote 220), con el sello de la fundición Capa, del reconocido toledano Alberto (1895-1961); la edición final de cinco ejemplares de la serie completa de siete, y en 1972, no fue impedimento para una ligera subida, de 18.000 a 19.000 euros, un precio más que razonable. Y luego vinieron dos piezas de importantes escultores, desgraciadamente no tan valorados hoy día como se merecen por su calidad; me refiero a las de Jorge Oteiza y de Pablo Serrano. Del primero, Caja abierta, 1958-1978 (acero pintado en negro, firmado, 23 x 28 x 22 cm; lote 252), de aproximadamente 30 ejemplares (ver Txomin Badiola, Oteiza. Catálogo Razonado de Escultura, Vol. II, Obra abstracta, Ed. Fundación Museo Oteiza, Navarra, reprod. pág. 804, nº CRIO. 8.1.34.018), subió de 15.000 a 18.000 euros. Del segundo, su Bóveda para el hombre. Homenaje a Manuel Millares, 1961 (bronce patinado, 75 x 103 x 30 cm; 242), pieza única procedente de las galerías Juana Mordó y Propac, de Madrid, y expuesta en seis ocasiones, subió también de 9.000 a 11.000 euros. Muy buenas compras, sin duda.
Terminamos con dos papeles y una grata noticia. 7.500 euros, la salida, se ofrecieron por Moon, 1999 (collage de recorte, letras y plexiglás sobre papel en marco de artista, 74,5 x 56,5 x 6 cm; 286), de Jaume Plensa, procedente de las galerías Toni Tàpies y Gómez Turú de Barcelona, mientras Sin título, 1952 (¿?) (acrílico/papel, 32,5 x 22,5 cm; 226), de Antonio Saura, subió de 4.000 a 5.000 euros. Y la sorpresa: la venta, por los 6.000 euros pedidos, del óleo sobre tela adherida a tabla, Sin título, 1999 (101 x 101 cm; 260), de Santiago Ydáñez. Buen inicio de temporada en contemporáneo. Daniel Díaz @Invertirenarte
