Un recorrido en sepia inédito por la arqueología tunecina
El Museo Arqueológico Nacional organiza una exposición que ahonda en el Túnez del siglo XIX a partir de un centenar de instantáneas procedentes de su propio fondo fotográfico. A esta selección, que se muestra por primera vez en 130 años, se suman varios documentos y piezas de la colección permanente.
En 1892, con motivo del IV centenario del descubrimiento de América, se celebró en Madrid la Exposición Histórico-Europea en el edificio que ahora comparten el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional. Aquella muestra tenía como objetivo «dar a conocer la cultura artística de Europa y señaladamente de España y Portugal, en los tiempos del descubrimiento y la conquista de América».
Uno de los países participantes fue Francia, que envió diversas piezas de sus protectorados para conmemorar la efeméride. Entre esas obras se encontraba una colección de casi 500 fotografías que se habían realizado entre 1880 y 1892 por encargo del Servicio de Antigüedades y Artes de Túnez (aunque puede que algunos de los negativos fueran anteriores).
Mostraban monumentos, ruinas y resto arqueológicos, vistas panorámicas, escenas costumbristas e instantáneas tomadas en los dos centros culturales tunecinos de la época, los actuales Museo del Bardo y el Museo Nacional de Cartago.
Se trataba de instantáneas que reflejaban una imagen romántica del país, típica de finales del siglo XIX: ruinas de grandes imperios ya desaparecidos, personajes exóticos a ojos de los fotógrafos europeos, oasis en mitad del desierto y vitrinas en las que se amontonaban, casi con descuido, múltiples piezas de gran valor arqueológico. En ese momento Europa despertaba a la fiebre por el coleccionismo, las excavaciones y los yacimientos arqueológicos, por lo que las fotografías tunecinas causaron furor.
Dos años después de aquella muestra, el Bey de Túnez donó la colección de casi 500 instantáneas al gobierno español. Sin embargo, al ser la fotografía una de las disciplinas más ignoradas por los museos durante décadas, el conjunto se fue dispersando, hasta que en fechas recientes se decidió hacer el esfuerzo de volver a reunirlo de nuevo (las últimas en reincorporarse se acaban de descubrir en el Museo de América).
El Museo Arqueológico Nacional recupera parte de ese legado y lo vuelve a presentar al público un siglo después. Hasta el próximo 14 de enero, podrán contemplarse 107 del total de esas casi 500 imágenes con las que cuenta la colección, aunque no se trata de las originales sino de copias de gran calidad.
Las instantáneas fueron inicialmente realizadas en papel a la albúmina, una técnica que, si bien daba como resultado imágenes de gran calidad, se amarillearse y desvanecía, dejando como resultado ese característico tono sepia y esa nitidez desvaída. Por eso no solo se han reproducido las propias imágenes, sino también sus desperfectos, roturas y dobleces, mostrando así al público de la forma más fidedigna posible este conjunto fotográfico.
En el recorrido de la muestra vemos también piezas y documentos relacionados con Túnez. Una arqueta fatimí del siglo X, un fragmento de azulejo nazarí o una lucerna púnica, por ejemplo, se muestran junto al catálogo de la Exposición Histórico-Europea de 1892 o al telegrama en el que se anunciaba la donación de las fotografías al gobierno español. Sofía Guardiola