Un guido reni restaurado, recuperado y reenmarcado

Un guido reni restaurado, recuperado y reenmarcado

El Museo del Prado presenta su Hipómenes y Atalanta recién salido del taller con las carnaciones originales, nuevas veladuras y una línea del horizonte más definida. La obra del pintor boloñés, que posee un marco nuevo adaptado a la composición primigenia sin las bandas añadidas con posterioridad, ocupará un lugar especial de la Galería Central hasta la primera semana de noviembre, antes de viajar a Alemania.

Por fin luce limpio, completo y con sus colores originales (salvo por el pigmento azul esmalte del cielo, que envejece con el tiempo y es imposible de recuperar). Hipómenes y Atalanta se alza orgulloso y de manera solitaria sobre una de las salas magnas del Museo del Prado. Estrena marco, recupera su luminosidad y vuelve a tener su fuerza expresiva. Es una de las obras más relevantes de la colección de pintura italiana de la pinacoteca, como señala su director Miguel Falomir, pero estaba necesitada de una intervención desde hacía tiempo. “Cuando llegué al Prado hice una lista de las obras que debían ser restauradas y este reni era una de ellas”, apunta Andrés Úbeda. Parece que 2022 ha sido el año idóneo para recuperar este lienzo, así como para la puesta en valor de su creador: un pintor de una extraordinaria personalidad, original y con un lenguaje específico.

Los nueve meses que ha pasado por el taller de restauración, gracias al patrocinio de Iberdrola, le han servido para recuperar parte de su esplendor original, que había ido perdiendo por culpa de barnices oxidados y numerosos repintes. A ello se sumaba un reentelado posterior que había añadido dos bandas de siete y 13 centímetros en la zona izquierda e inferior respectivamente, y una conservación deficiente durante el siglo XX.

“Es una pintura muy sucia que estuvo cerca de 70 años en el Rectorado de la Universidad de Granada”, explica David García Cueto, jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa del museo. Afortunadamente, la obra ha recuperado su profundidad y con ello el espacio donde se situaban los personajes.

Los tonos originales de Reni al fin emergen con fuerza, especialmente en la musculatura de los cuerpos y la tonalidad de las carnaciones, cuyas sombras están elaboradas a base de sutiles veladuras. También se perfilan mejor los rizos del cabello y los matices blanquecinos de las nubes.

Detalle de Hipómenes y Atalanta de Guido Reni. 1618-1619. Óleo sobre lienzo. 206 x 279 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Detalle del rostro y los rizos de Hipómenes antes de restaurar.

“Lo más importante ha sido poder recuperar la profundidad y confirmar que esa línea del horizonte se refería al mar. Antes no se entendía por qué el artista situó de esa forma las figuras, pero ahora se ha recuperado el espacio: se ve la playa, el mar y las figuras que observan la carrera”, explica Almudena Sánchez.

Ella ha sido la encargada de llevar a cabo las labores de limpieza y rehabilitación de la tela. Como siempre, se ha aprovechado para hacer un profundo estudio técnico de radiografías, reflectografías y análisis de pigmentos, que no han revelado ningún cambio sustancial sobre la composición, pero que ayudan a comprender mejor la técnica del maestro.

Detalle del rostro y los rizos de Hipómenes después de restaurar.

Esta pintura relata la escena mitológica de Hipómenes y Atalanta, hija de Esqueneo. El mito -incluido en las Metamorfosis de Ovidio- relata su participación en una carrera que se desarrolla en medio del mar y bajo la atenta mirada de varios espectadores que desean conocer el desenlace final: si el joven no gana, pierde la vida; si en cambio vence, recibe a su veloz contrincante como esposa (esa fue la condición de Atalanta para aceptar casarse). Muchos de los pretendientes perecieron en el intento, pero el astuto Hipómenes cuenta con la ayuda de Venus y de tres frutos dorados que va tirando por el camino para entretener a su amada.

Instalación especial de Hipómenes y Atalanta de Guido Reni.

Reni representa el instante en que ella se agacha para recoger el segundo fruto. Ya se ha apoderado del primer tesoro, pero el joven todavía esconde el último tras su espalda. El boloñés concibe una escena cargada de dinamismo y movimiento; las piernas de ambos son un juego de diagonales que se extiende hasta los brazos y continúa sinuoso por las vaporosas telas.

Hipómenes y Atalanta de Guido Reni se ha instalado con un montaje especial en la Galería Central, midiéndose con el Apostolado de Rubens y el retrato ecuestre de Tiziano. Permanecerá aquí hasta noviembre, cuando viajará a Frankfurt para participar en una monográfica sobre el pintor boloñés en el Städel Museum.

A su vuelta, seguirá acaparando todas las miradas, gracias a la exposición que prepara el Prado sobre el maestro italiano para 2023. Será comisariada por Cueto y, además de la decena de obras de Reni que integran la propia colección de la pinacoteca, se podrá contemplar también la versión de la escena mitológica ahora restaurada que se conserva en el Museo de Capodimonte. Sol G. Moreno

Guido Reni. Hipómenes y Atalanta. 1618-1619. Óleo sobre lienzo. 206 x 279 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Detalle del rostro de Atalanta.