El pasado lunes se presentó una exposición no exenta de polémica aunque ciertamente justificada, que supone la entrada del arte contemporáneo en la programación temporal de la institución. Más allá de las simpatías o fobias que pueda despertar entre quienes la consideran, o no, apropiada para un museo “de arte antiguo”, lo cierto es que la claridad del discurso expositivo y de su montaje evidencian que Fernando Zóbel fue más que un mero visitante del Prado. Dueño de un ojo cosmopolita, en su obra se funden las tradiciones del arte asiático y europeo tal y como puede verse ahora en una muestra que ha sido posible gracias a la participación de la Fundación Juan March y de la Ayala Foundation de Manila. Comisariada por Felipe Pereda y Manuel Fontán del Junco, podrá visitarse hasta el 5 de marzo de 2023.
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