Kurt Schwitters- de quien se muestran algunas litografías- Hans Arp, Raul Hausmann y Tristán Tzara, representado en una de las salas en un lienzo de Robert Delaunay,
A su vez, El Monumento a la Tercera Internacional de Tatlin se convirtió en el paradigma del antiarte para los dadaístas y, gracias a los viajes europeos de Mayakovski y del crítico Ósip Brik, circularon en Rusia publicaciones dadá y reproducciones de obras fundamentales.
Mientras, en Estados Unidos, Katherine S. Dreier, legendaria coleccionista entregada a la promoción del dadá en Nueva York, consideraba a la vanguardia soviética sumamente relevante e influyente para sus planes. El iconoclasta David Burliuk, que llegó a Nueva York en 1921 tras escapar a la purga bolchevique de los anarquistas, se sumó a Dreier y sus artistas, y al poco tiempo sus cuadros se exponían en el piso de la coleccionista junto a los de Marcel Duchamp.
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