La proliferación de catálogos razonados, exposiciones y ventas de obras singulares en el mercado, dentro y fuera de nuestras fronteras, ponen de manifiesto un renovado interés por el dibujo español. Este panorama, con sus luces –las que aquí intentaré mostrar en la medida de lo posible– y sus sombras –esto daría para un nuevo artículo– es el que se mostrará en el siguiente texto.