La deflagración ocurrida en el puerto de la capital libanesa el martes se ha cobrado al menos 145 vidas y ha dejado más de 5.000 heridos. La fuerza de la onda expansiva ha afectado a buena parte de la ciudad, con los edificios más cercanos a la zona del puerto arrasados. Este accidente y sus secuelas se suman a la delicada situación económica y social del Líbano, que atraviesa su peor crisis económica en décadas. En el ámbito cultural, el maltrecho colectivo ha sido testigo tanto de daños humanos como materiales.