Segre vende más de un millón en marzo
Los grandes vencedores de la cita del 25 de marzo fueron Sorolla, Lásló y Eduardo Rosales, cuya Venta de Novillos compró el Estado por 50.000 euros
Subasta de nivel, como se preveía dada la oferta, que ya comentamos por extenso en nuestro artículo de previos (ver), con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, como quien dice. Y un balance muy bueno, con casi 750.000 euros de suma de las adjudicaciones sólo en los lotes que cito…
De Joaquín Sorolla se esperaban buenas ventas, vista la tendencia y el interés por su obra no sólo en nuestro ámbito nacional. El valenciano no falla, a poco ajustados que estén sus precios. Su buen y atractivo Retrato de niño, c. 1889 (O/L, 82 x 63,5 cm; lote 111), firmado y dedicado “Al amigo Saint-Aubin”, procedente colección Valls-Taberner, Barcelona, h. 1970, y con el certificado de Blanca Pons-Sorolla (nº BPS 3924), cumplió las expectativas y subió de 70.000 a 85.000 euros, ofrecidos por un coleccionista al teléfono.
Además, y es importante citarlo, su dibujo con Estudio de barca valenciana y estudios varios en el reverso (carboncillo y lápiz, 230 x 300 mm; 29), se disparó de 4.000 a 20.000 euros. Un ejemplo más, por si hiciera falta, de que lo marino de Sorolla interesa mucho más al mercado. Y ya que estamos con un papel, no puedo dejar de mencionar los 24.000 euros ofrecidos por Gitanos, 1897 (Tm/papel, 443 x 290 mm; 106), de Isidro Nonell, uno de sus célebres fritos (fregit), de la serie de gitanas y gitanos que realizó en 1897 y expuso en el Salón de Beaux Arts de París en 1898.
Del húngaro Philip de László, la sala ofrecía un atractivo y decorativo Retrato de Mrs John Franklin Reed, de nacimiento Janine Bendir (O/L, 137 x 95,5 cm; 118), realizado en 1930. Ofrecido por 17.000 euros, no fue extraño que subiera a nada menos que los 65.000 finales, tras pasar muchos años en una colección particular y que el propio catálogo razonado lo diera por extraviado.
De nuevo en nuestro país, continuemos con las ventas de lienzos. De 6.000 a 26.000 euros subió el de Joaquín Mir, Carrer de Poble (O/L, 72 x 92 cm; 109), con etiqueta al dorso antigua de la sala Parés de Barcelona; no era un simple apunte, como nos tiene acostumbrados su mercado, y eso se nota, por supuesto también en el precio. De Enrique Martínez Cubells, su más típico Venecia (O/L, 71,5 x 101,8 cm; 33), se adjudicó por los 15.000 euros pedidos. Dentro de la pintura social, aunque bastante retardataria, mencionemos también la obra del asturiano Ventura Álvarez Sala, Pobres en Campo Valdés con la iglesia de san Pedro al fondo, Gijón, 1918 (O/L, 96,5 x 111 cm; 104), que se disparó de 15.000 a 32.000 euros.
Junto a Sorolla, como hemos comentado, sobresalió la compra del Estado. Se trataba de una singular obra de Eduardo Rosales, el gran pintor malogrado, de su etapa murciano, poco antes de fallecer. Se ofrecía primero un interesante Estudio de cabeza de ¿san Juan Evangelista? (O/L, 35 x 28 cm; 34), pintado como estudio para su último encargo, la decoración de las pechinas de la iglesia de Santo Tomás en Madrid, que terminó subiendo apenas de 6.000 a 6.500 euros. El segundo, un soberbio Venta de novillos, 1872 (O/L, 38,3 x 69,2 cm; 35), expuesto también en la muestra del primer centenario de su muerte en el Museo del Prado (nº 42, etiqueta al dorso), se adjudicó al único coleccionista que ofreció al teléfono los 50.000 euros pedidos, así que el Estado ejerció en esa cifra su derecho de tanteo.
Por cierto, los buenos retratos de Federico de Madrazo, de Francisco Santa Cruz y de doña Manuela Garcés de Marcilla (O/L, 55,5 x 46,5 cm; 48 y 47), su hijastra y marido, se adjudicaron en los 7.000 y 12.000 euros pedidos.
Si retrocedemos a los maestros antiguos, debemos mencionar el lienzo de Francisco Solimena, Descanso en la huida a Egipto (O/L, 51 x 67 cm; 81), que no fue extraño que pasara de 15.000 a 22.000 euros. Fue la misma cifra que alcanzó el Paisaje nevado con patinadores y trampa para pájaros (O/T, 54 x 93,5 cm; 64), de un seguidor de Pieter Brueghel, con la diferencia de que éste partía desde unos mucho más atractivos 4.000 euros.
De nuestro territorio, el Florero con tulipanes, peonías y narcisos en un florero de cristal sobre plinto de piedra y una mariposa (O/L, 53 x 43 cm; 52), con restos de firma de Juan de Arellano, se adjudicó por los 20.000 euros pedidos. Del taller de Velázquez salía a pujas un interesante Retrato de Felipe IV con toisón de oro, c. 1656 (O/L, 77 x 63 cm; 84), con bastante calidad y procedente de la colección Max Bine, París, 1955; pasó de 15.000 a 16.000 euros. En esa misma cantidad, se adjudicó también un Retrato de caballero (O/L, 62 x 52 cm; 66), procedente de la colección de los marqueses de Heredia, Madrid, y que Guillaume Kientz adscribió en 2009, en Ars Magazine, al pintor madrileño Antonio de Pereda. Por último, el Tríptico con la escena central de la Virgen con el Niño, José de Arimatea y santa Catalina (O/T, 50 x 80 cm; 63), de Escuela flamenca del siglo XVI, se adjudicó también por los 12.000 euros pedidos en este caso.
En el paso a la segunda mitad del siglo XX, mencionemos los 15.000 euros ofrecidos, los pedidos, por la tabla de la vasca Menchu Gal, Remelluri (O/T, 53 x 79 cm; 336). De 1972 ya, y de Lucio Muñoz, su Tum X, 1972 (óleo sobre madera, 81 x 100 cm; 393), procedente de Juana Mordó, pasó de 11.000 a 12.000 euros. Del año siguiente, 1973, un lienzo especialmente atractivo de Luis Gordillo, en época de plenitud, pleno de color y de fuerza: Demoiselle (A/L, en marco de artista, 140 x 74 cm; 407), con certificado del artista y procedente de las galerías Edurne y Vandrés, de Madrid, subió de 18.000 a 24.000 euros.
De Fernando Zóbel, su luminoso y vaporoso Fragmento III. La playa, 1974 (O/L, 74-1, 80 x 80 cm; 390), fechado en Cuenca el 1 de enero de 1974 y publicado en el razonado de de la Torre y Pérez Madero, con el nº 74-1 (pág. 495), subió de 75.000 a 95.000 euros; buena cifra, pero se esperaban algunas pujas más, de los dos coleccionistas que no terminaron de pujar al teléfono… Por 31.000 euros, se ofrecía una tela metálica del granadino Manuel Rivera: Alberca poniéndose de pie, 1985 (Tm/T, 144 x 110 cm; 396), en azules metálicos, sobrios; catalogada en su razonado de de la Torre (Madrid, 2009, nº 756, pág. 437) y procedente de la galería Theo, donde se expuso por vez primera, pasó de 31.000 a 48.000 euros, lo cual es una alegría.
Para ir terminando ya, cito de corrido ya los papeles. El de Antoni Tápies, Als mestres de Catalunya, 1974 (pintura, barniz, lápiz graso y lápiz sobre papel, 78 x 60,5 cm; 382), original para una de las litografías que forman parte de la carpeta homónima, se adjudicó por los 22.000 euros pedidos. De 12.000 a 17.000 pasó el de Miquel Barceló, Bulbe Chinois, 2001 (A/papel, fechado en VI-01, 54,5 x 39 cm; 420), procedente de la galería Bruno Bischofberger, de Zúrich. Y una grata alegría con el papel de Soledad Sevilla: su Meninas #7, 1982 (ceras sobre papel Kraft, 89 x 76 cm; 416), pintado en Boston y comprado a ella por el propietario actual, pasó de 8.000 a 13.000 euros, muy posiblemente influido por su buena retrospectiva en el Reina y porque pertenece quizá a su mejor serie.
Por último, una mención a la gráfica, con la locura disparada de nuevo por la obra de Manolo Valdés: su decorativa Reina Mariana I, 2000 (aguafuerte y collage sobre papel hecho a mano, H.C. 4/10, 170 x 97 cm; 611), subió de 12.000 a 24.000 euros; sigo sin entenderlo. Y de Eduardo Chillida, su Médecins du Monde, 1992 (aguafuerte y aguatinta sobre papel Arches, 46/50, 107 x 102 cm huella; 115 x 160 cm papel; 624) subió también, pero de 12.000 a 14.000 euros. Lo dicho, casi 750.000 euros de suma de las adjudicaciones citadas. Daniel Díaz @Invertirenarte