Segre, entre Luis de Morales y el siglo XX
En la cita del martes 29 de marzo sobresalen también las obras de los abstractos de los años 60 como Chillida o Lucio Muñoz
El simple hecho de la aparición de una nueva obra del pacense Luis de Morales (c. 1510-1586) es ya un motivo de satisfacción. Segre presenta un Ecce Homo (O/T, 58,5 x 45 cm, lote 101) de su mano, con reciente y extenso estudio de la especialista Isabel Mateo donde queda situado entre el ejemplar de la catedral de Sevilla, réplica casi exacta, y las versiones de colecciones madrileñas tanto del conde de Albox como de la de Vicente Castañeda. Para la investigadora, se trata –según el catálogo de la sala- “ante una obra autógrafa, de excelente calidad, sin intervención de taller”. Y afirma que “la cuidada precisión del dibujo, unido a las portentosa minuciosidad con la que el pintor ha descrito detalles tan sumarios como las heridas sangrantes de la frente o los cabellos, así lo corroboran”.
Me sorprenden en este sentido los 30.000 euros pedidos, dadas estas señaladas características, pero entiendo que se trata más de la temática de la tabla que de la calidad. Y es que, al final, los coleccionistas deben convivir con los cuadros y terminan prefiriendo temas más amables de su mano como una Virgen con Niño, una escena bíblica o incluso a veces una Piedad. Y eso se refleja también, como no podía ser de otra manera, en los precios de salida primero y en los remates posteriormente. Veremos…
Ligeramente posterior, es interesante para el mercado internacional el lienzo de Joos de Momper II, Paisaje con escena evangélica de Cristo y la mujer adúltera [sic] (O/L, 116,5 x 171 cm; 89), que con gran desarrollo paisajístico se ofrece por 15.000 euros, así como la Inmaculada Concepción en orla de flores (O/L, 110 x 110 cm; 122), de Mario Nuzzi, por 12.000 euros.
Del siglo XIX, debemos destacar el gran lienzo de Antonio María Esquivel, Retrato de Manuela de Sandoval con sus hijos (O/L, 181 x 126 cm; 153); es evidente que la retratada ayuda poco, por decirlo suavemente, pero la calidad se impone y termina siendo un buen ejemplo de la capacidad retratística del sevillano. Por eso las pujas deberán partir desde los 10.000 euros.
Ya entrado el siglo XX, destaca un retrato con esos toques entre modernistas y retardatarios. Se trata del que pinta en 1925 Federico Beltrán Massés, retrato de Miss May Fleishhacker (O/L, 111 x 107 cm; 350), hija del financiero de San Francisco Sigmund Greenbaum y esposa desde 1905 del magnate Herbert Fleishhacker, aquel que ayudó en sus negocios de la prensa al conocido William Randolph Hearst, el personaje de Ciudadano Kane… Muy probablemente, por esa historia de vinculación con personajes tan conocidos en aquel mundo previo a la caída del 29 y la Gran depresión, retratada en su momento álgido, se pidan 28.000 euros. En esa línea figurativa posterior se mueven también la acuarela El personaje y su sombra (Figura de Carnaval), 1954/6 (26 x 19,5 cm; 391), pieza tardía pero del siempre interesante Alberto, por 6.500 euros, y el más alegre Balcón sobre el mar, 1987 (O/T, 33 x 47 cm; 345), de la vasca Menchu Gal, por 10.000 euros.
Estos lotes, al final, no dejan de ser el aperitivo para el plato fuerte de la cita, los años 60 grosso modo. Porque comienza con una sencilla composición a tinta sobre papel de Eduardo Chillida, fechada en 1959: Sin título (24 x 31 cm; 394), una especie de temprano rumor de límites, donde titilan las formas y aún nada sabemos del Chillida rotundo que vendrá finalmente. Su salida, más que justificada: 18.000 euros; oportunidad para hacerse con una pieza fina, de pequeño formato pero amplia visión.
De Lucio Muñoz, una soberbia tabla pintada a su modo, con esas sutilezas de color que más terminando entusiasmando cuanto más se miran. Se trata de una oportunidad, háganme caso si es que algún predicamento tengo, porque Suellocabras, 1961 (97 x 130 cm; 410) merece bastante más euros que los apenas 13.000 euros pedidos…
Poco después, de 1968, otro delicado trabajo, esta vez de la mano del granadino Manolo Rivera. Hace apenas unos meses, en diciembre para ser exactos, su soberbio Espejo de luz hechizada, 1966 (óleo y tela metálica sobre madera pintada, 162 x 114 x 12 cm), subió desde los sorprendentes 19.000 euros de inicio hasta unos ya mucho más lógicos 72.342 euros finales (ver). Ahora es el turno de una pieza cercana, pero mucho más personal, en formato casero: Espejo de sacristía, 1968 (óleo y tela metálica sobre madera pintada, 82 x 62 cm; 413), con un marco que hay que evitar mirar pero un precio que convendría superar con creces: 13.000 euros.
Por último, en esa línea de sus sesenta, de Manuel Hernández Mompó se ofrece un espectacular Risa igual a luz, 1967 (O y A/L, 260 x 195 cm; 420), una suerte de díptico horizontal muy contenido, procedente de las galerías Juana Mordó y Rafael Pérez Hernando, de Madrid, y por el que se piden 45.000 euros.
Por último, vean con detenimiento dos grabados. El de Francis Bacon, Étude pour un portrait de John Edwards, 1986 (litografía, 15/150, 80,5 x 59,5 cm; 626), editado por la galería Lelong de París, por 9.600 euros, y un hipnótico Mao, 1972 (serigrafía, AP 12/50, 90,7 x 88,7 cm; 637), de nada menos que Andy Warhol; editada por Leo Castelli Graphics and Multiples Inc., y con sello “Copyright Andy Warhol 1972 & Printed at Styria Studio INC”, se ofrece por 20.000 euros, y subirá. @Daniel Díaz