Segre apuesta por Sorolla en su final de temporada
Los dos óleos del valenciano y una importante colección de obra española del siglo XX sobre papel serán las claves de la cita del martes 14 de julio
(Si quiere ver los resultados de la subasta, pulse aquí)
La obra de Joaquín Sorolla (1863-1923) es, sin duda, la más buscada del siglo XIX español hoy día. Su calidad terminó imponiéndose en los certámenes y concursos varios, primero nacionales y después internacionales; su fama traspasó pronto nuestras fronteras, llegando hasta La Argentina o los Estados Unidos, donde muchos coleccionistas eligieron sus pinceles para quedar inmortalizados; con el pasar de los años, el mercado ha ido reconociendo su valía hasta terminar rendido a sus pies, pagando cifras verdaderamente importantes. Pasado ya casi un siglo desde su muerte, el tiempo le ha dado la razón y lo ha colocado entre los grandes, situación que sólo puede ya mejorar. Y por eso sus precios siguen subiendo, lenta pero constantemente.
Seguro de venta a poco ajustados que estén sus precios, la casa del Viso ofrece para este final de temporada no uno sino dos óleos de su mano. El más importante, el Retrato de don Ricardo de Lezica y Thompson, c. 1906/7 (O/L, 145,4 x 105 cm; lote 126), un importante ‘hacendado terrateniente argentino, propietario junto a su esposa Teodelina de Alvear, de la estancia La Tobiana de Alvear en San Pedro del Atuel, un extenso territorio de 211.400 hectáreas’… Este potentado matrimonio pidió al valenciano ser retratado y las conversaciones mantenidas en el tiempo se conservan actualmente en el Museo Sorolla de Madrid en forma de siete cartas que se cruzaron entre ambos. Del fruto de las mismas, sale a hora a pujas por 60.000 euros este sobrio pero elegante retrato (imaginamos que pareja de su mujer), donde el terrateniente posa con confianza, cercano, sentado en lo que parece una jamuga castellana, quizá mantenida por su familia desde su llegada en el siglo XVIII.
Siendo obra importante, por el retratado, su familia y lo que representó en La Argentina de comienzos del siglo XIX, es pieza especial, de no fácil acceso, y no sólo por el importe de salida, claro está. Más atractivo para el gran público será, sin ninguna duda, su cartoncito con Amas de cría en San Sebastián, c. 1917 (11 x 16 cm; lote 23). Procedente de la testamentaría de Sorolla, adquirido por su hija María con el número 48 de la serie A y con el título ‘Apunte de San Sebastián’, se ofrece con el consabido certificado de Blanca Pons-Sorolla por unos mucho más atractivos 12.000 euros que, en buena lógica, deberían subir algunas pujas. Y aunque no sea escena de mar ni esté firmado, es de esos cartones atractivos, que reflejan un modo de ser y de vivir.
En línea similar, me gustaría citar el muy buen Retrato del escultor Agustín Querol (O/L, 89 x 56 cm; 125), que hacia 1906 debió pintar un viejo conocido de Sorolla, el alicantino Emilio Sala. Amigos, Querol y Sala, desde sus tiempos en la Academia de España en Roma, la obra fue presentada a la Nacional de 1906, precisamente cuando Querol obtuvo la medalla de honor por su grupo escultórico de Sagunto. Dada la calidad, los 3.000 euros pedidos son una oportunidad, aunque me temo que pocos coleccionistas aprecien hoy día la calidad de Sala.
De pintura antigua, sólo dos pinceladas. La primera, y más interesante en mi opinión: un inédito lienzo de Antonio de Pereda, obra casi de juventud: Ecce Homo rodeado de ángeles, c. 1630 (O/L, 128,5 x 98,5 cm; 87), donde aunque podemos apreciar ya su gusto por el color veneciano echamos en falta su pincelada suelta y una composición más desenvuelta, que serán sus señas de identidad posteriores en su producción, y claves de su éxito. 18.000 euros.
La segunda, más dedicada al mercado y que probablemente haga las delicias del gran público mexicano subiendo algunas pujas: un lienzo de finales del siglo XVII con la Virgen de Guadalupe (O/L, 191 x 129 cm; 83), Anónimo Novohispano; el autor, de probable origen gaditano, y por tanto, obra realizada para el mercado de exportación al Nuevo Mundo, procura remarcar los acentos indígenas de este retrato de la Guadalupana. Partirá desde los 36.000 euros.
Vamos ya al siglo XX, uno de los fuertes de Segre. Llama la atención para muy bien la colección de casi cien obras españolas sobre papel del siglo XX (lotes 200 a 297). En esa amplia selección se ven el gusto del coleccionista, sus aciertos… y también sus altibajos, lógicamente. Probablemente, la obra más destacada sea Les Ménines et la vie, 1959, un dibujo de Pablo Picasso a base de ceras de colores sobre papel (32 x 24 cm; 247), firmado, fechado y dedicado el 25 de diciembre de 1959. Realizado sobre la carátula del libro del mismo nombre, con textos de Jaime Sabartés, es un pequeño dibujo, a modo de sencillo resumen del trabajo producido dos años antes en su investigación sobre Las meninas, con un autorretrato como el velazqueño pero al modo picassiano que domina sin ambages la composición. 32.000 euros, bastante más bajo que los 65.000 pedidos en septiembre del pasado año (ver).
De esa colección, me gustan especialmente entre otros El instante, 2012 (tinta sobre papel japonés, 100 x 100 cm; 284), de José María Sicilia, por 7.800 euros (en junio esta sala vendió otro Instante de 2011 por 11.000 euros, ver); Rumore, 1999 (tinta, 105 x 95 cm; 292), de Jaume Plensa, por 10.000 euros; Poisson, 1958 (óleo y collage sobre papel/T, 31 x 49 cm; 245), de Antoni Clavé, por 5.000 euros; o Bruce, 2011 (grabado, AP III/X, 59 x 45 cm; 291), de Roberto Longo, por 3.800 euros.
No acaban aquí las buenas noticias para los coleccionistas. Sorprende ver una escultura de Manolo Valdés, Sin título. Menina V, 1975 (polyester y acrílico, 122 x 46 x 81 cm; 329), muy cercana a los planteamientos de Equipo Crónica. Y digo que sorprende por la versión que firma sólo uno de los integrantes de Crónica, en 1975, cuando Rafael Solbes seguía vivo, en el Equipo, y porque siendo una pieza única se ofrece por 25.000 euros, procedente de la galería Maeght de Barcelona. Como siempre, se quedan en el tintero piezas como la de Bermúdez Cundo, El mulato del Vedado, 1990 (350, 12.000 euros), de Francis Bacon como Étude pour un portrait de John Edwards, 1986 (413, 7.000 euros) y otras; el catálogo no defrauda. Buen final de temporada. Daniel Díaz @Invertirenarte