Reflejos del poder en Viena
El Kunsthistorisches Museum de la capital austriaca acoge, hasta el 6 de junio de 2022, la exposición Iron Men. Fashion in Steel, que cuenta con una selección de algunas de las piezas más relevantes del género creadas en Europa entre los siglos XV y XVII. Comisariada por Stefan Krause, director de la Armería Imperial de Viena, la muestra pone el foco en la evolución de este tipo de piezas que, desde una función puramente bélica, pasaron a convertirse en objeto de lujo y coleccionismo. Para la ocasión se han seleccionado algunos ejemplares importantes de la armería austriaca, que comparten protagonismo con otros procedentes de la Real Armería de Patrimonio Nacional, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Staatliche Kunstsammlungen de Dresde o la Wallace Collection de Londres.
Iron Men. Fashion in Steel [Hombres de hierro. Moda en acero] se presenta como una de las exposiciones más atractivas de esta primavera en el museo de Viena. Las armaduras, ideadas en origen para proteger a su portador en el campo de batalla, perdieron su función inicial con el paulatino avance del Renacimiento y, sobre todo, con los cambios en la manera de hacer la guerra.
En ese sentido, la política europea desde finales del XV –especialmente en lo que tiene que ver con el auge de los Habsburgo– tuvo mucho que ver en su evolución. Creadas en los talleres más importantes de la época, gracias a ellas se transformaba y diferenciaba a quienes las vestían del resto de hombres –también mujeres, como en el caso de la cremonesa María Visconti, futura duquesa de Milán, que combatió con una de ellas en 1448–, a quienes, de paso, enviaban complejos mensajes visuales.
La unión entre el emperador Maximiliano I con María de Borgoña en 1477 consolidó el poder de la dinastía por toda Europa. Su brillante política matrimonial unió a su familia con la de la corona española, tras casar a Felipe el Hermoso con la princesa Juana, de quien nacería el futuro emperador Carlos V. Si en lo dinástico ambas quedaron unidas, en lo político hubo constantes campañas militares tanto en el norte de África como en el Mediterráneo y en la propia Centroeuropa.
Las armas, más allá de su función intrínseca para la guerra, se convirtieron en objetos artísticos de gran valía, prestigio y belleza. Recordemos por ejemplo que Carlos V fue el último monarca que tuvo una presencia física directa en el campo de batalla, si bien esto no fue óbice para que siguiese engrosando su colección de armas y armaduras.
Reconvertidas por tanto en objeto de lujo, sirvieron como regalos diplomáticos, para desfiles de parada –no solo las portaron adultos, sino también niños e incluso animales en casos excepcionales– o para su empleo en justas y actividades venatorias.
Así las cosas, pronto encontraron acomodo en los palacios reales en espacios destinados exclusivamente a su exhibición: las armerías reales. Luis XII de Francia instaló la suya en el castillo de Amboise en 1502 y Augusto I de Sajonia hizo lo propio en 1553 en su residencia de Dresde. Felipe II situó su armería en el Alcázar de Madrid en 1565 y el emperador Fernando II construyó en torno a 1570 el castillo de Ambras para albergar su colección.
Precisamente los fondos de esta última, integrados posteriormente en la Armería Imperial de Viena, son los que conforman el grueso de la exposición, que ha sido comisariada por su director, Stefan Krause. Un artículo suyo publicado en julio de 2017 en Codart (link aquí) y titulado Armor. Fashion in Steel and Silk pone las bases de la muestra que ahora puede visitarse en la capital austriaca.
En aquellas armerías no solo tuvieron cabida ejemplares únicos encargados por emperadores, reyes o príncipes, creados ex profeso en algunos de los centros de producción más importantes de la Europa del momento, como los armeros Lorenz Helmschmid en Augsburgo, Jörg Seusenhofer en Innsbruck o Filippo Negroli en Milán. También se coleccionaron armaduras que habían pertenecido a personajes importantes o a contrincantes políticos.
El recorrido de la exposición ofrece tanto el aspecto «a la moda» de las armaduras, como su uso «festivo. A menudo se celebraban torneos durante Carnaval y muchos participantes lucieron trajes simbólicos que permitieron a sus portadores asumir un rol más teatral mientras mostraban sus habilidades y valentía frente a una gran audiencia. Para estas justas, los armeros fabricaban viseras con forma de cabeza de hombre o de animal, o bien con formas grotescas rostros mitológicos.
A partir del siglo XVI, el Renacimiento revivió el interés por la antigua Grecia y Roma. Esto se tradujo en la producción de conjuntos all’antica que transformaban a quienes las vestían en héroes clasicos. Además, los armeron también realizaron piezas que imitaban a los modelos turcos de la época, que en muchos casos sirvieron, como ya apuntábamos, para realizar regalos.
Todo ello puede verse ahora en Iron Men. Fashion in Steel junto a pinturas de artistas como Lucas Cranach o Rembrandt van Rijn donde aparecen representadas las armaduras. Para la ocasión se han reunido, gracias a una serie de préstamos excepcionales, ejemplares procedentes de la Real Armería de Patrimonio Nacional, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Staatliche Kunstsammlungen de Dresde o la Wallace Collection de Londres. Una ocasión única que podrá verse hasta el próximo 6 de junio de 2022.